El período histórico entre los años 1603 y 1867 en Japón se conoce como la era Edo. Edo es el nombre que se le daba antiguamente a la capital: Tokio. Durante este tiempo, Japón fue aislado del resto del mundo, pero conoció una época de paz y prosperidad nunca conseguida hasta entonces. Sus costumbres sin embargo resultan en muchos casos sumamente curiosas. Acompáñanos a descubrir 8 datos desconocidos sobre la vida en el antiguo Japón.

Era Edo: La vida en el antiguo Japón

1. Estaba prohibido entrar y salir del país

A partir del año 1633 en que el Shogun Tokugawa implantó leyes aislacionistas, entrar y salir del país era ilegal. El castigo era la pena de muerte y no sólo si se llevaba a cabo la entrada o salida, sino que el simple hecho de planearlo podía acarrear la condena. Exceptuando chinos, coreanos y holandeses con restricciones, ningún extranjero podía visitar el país.

8 datos desconocidos sobre la vida en el antiguo Japón

2. Los habitantes eran de muy corta estatura

A pesar de ser una época de estabilidad, la alimentación de las clases más pobres era totalmente insuficiente y ello conllevaba desnutrición y escasa estatura. La media de los hombres japoneses de esa época era 155 cm y de las mujeres 145.

3. Los campesinos estaban sometidos a leyes inhumanas

Durante el periodo Edo haber nacido campesino era lo peor que podía pasarte. Entre otras cosas no podías abandonar tu pueblo sin un consentimiento expreso y por escrito llamado okurijo. Existían estrictas normas sobre como debías vestir y tu casa, aunque tuvieras dinero, no podía ser mayor que la de alguien de rango social superior. También se controlarían tus idas y venidas al templo, ya que el temor a que el cristianismo penetrase en la sociedad japonesa lo hacía considerar un peligro. Si en un pueblo se descubría un cristiano, toda la comunidad era castigada. Las normas para mantener al campesinado dentro de su estatus social eran numerosísimas y resultaban asfixiantes.

8 datos desconocidos sobre la vida en el antiguo Japón

4. Se practicaba el infanticidio

Debido a las duras condiciones en que vivían, en determinados lugares los campesinos solían acabar con la vida de los varones que nacía después del primer hijo de este sexo, ya que no podían mantenerlos. A las niñas se las dejaba con vida ya que podían venderlas como prostitutas o sirvientas.

5. Las heces humanas eran valiosas

Debido a que el país carecía de una industria ganadera, no tenían abono animal para sus cultivos. Ésto llevó a que se fertilizasen los campos con heces humanas que eran recogidas en los aseos públicos que se encontraba en las orillas de caminos y carreteras. El robo era frecuente y estaba penado. A causa de esta necesidad de recoger excrementos, las ciudades japonesas del periodo Edo estuvieron mucho más limpias que las europeas y no padecieron muchas de las epidemias relacionadas con la falta de higiene.

6. La pornografía estaba muy extendida

En el antiguo Japón, la pornografía estaba muy extendida. Aunque había leyes que la restringían, raramente se aplicaban y proliferaron mucho los libros pornográficos conocidos como  shunga en todas las clases sociales.

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7. El divorcio estaba totalmente aceptado

A diferencia de las sociedades occidentales, en Japón el divorcio no suponía un problema para los varones y en algunas zonas afectaba a cerca del 40% de los matrimonios. En principio sólo podía solicitarlo el marido, pero también podía hacerlo el padre de la esposa. Si el hombre devolvía la dote a la mujer se resolvía rápidamente y sin problemas con una simple carta de divorcio llamada mikudari-Han.

8. La mutilación era una expresión de amor

La vida de las prostitutas en japón era extremadamente dura, muy alejada de las imágenes de seda, maquillaje y ceremonia que vemos en muchas películas. La mayoría habían sido vendidas en su niñez y no tenían forma de escapar a su terrible destino. Si un cliente se enamoraba y ella le correspondía, como prueba extrema de su amor no era extraño que se automutilase cortándose un dedo y entregándoselo como testimonio de ese amor incondicional.

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