¿Te imaginas estar en una piscina, o en una bañera, y tomar baños de electricidad, sin que eso signifique electrocutarte? En Japón es corriente, y es una razón más para asombrarse con lo que ofrece este país.
Denki Buro, los baños de electricidad de Japón
En Japón decidieron unir las bondades de la electroterapia con el agua. Sí, suena peligroso, pero en realidad es más inofensivo de lo que pudiéramos imaginar. A estos sitios los llaman Denki Buro, y se trata de piletas especiales que contienen alineaciones de electrodos de metal, en los que, al sumergirse una persona, producirán una leve carga eléctrica.
El bañista se sentará en la pequeña piscina, entre dos placas de polaridad eléctrica opuesta, donde una corriente eléctrica de bajo nivel pasará a través de su cuerpo.
Como quizá sepas, la electroterapia ha sido ampliamente utilizada en la medicina física y en la fisioterapia para tratar lesiones musculares y diversas enfermedades. Si alguna vez te la han aplicado, sabrás que se siente un pequeño hormigueo en la zona, y principalmente se usa como antiinflamatorio y analgésico, para fortalecer la musculatura y potenciar la relación neuromuscular, para el control del dolor, disminuir edemas y mejorar la curación de heridas.
Cuando se utiliza con el agua, en los casos de los baños de electricidad, la corriente eléctrica produce un leve choque haciendo que todos los músculos se contraigan (no sólo aquellos en donde se aplique directamente); hay personas que encuentran esta sensación muy placentera, pero otras sienten dolor.
Se piensa que los baños de electricidad proporcionan un gran alivio al reumatismo y a la espondilitis, aunque entre las generaciones más jóvenes se corre el rumor de que los Denki Buro reducen el conteo de esperma.
La historia de la electroterapia tiene larga data, cuando en las antiguas Grecia y Roma se aplicaban descargas del pez torpedo para tratar algunas enfermedades. Pero fue en la Inglaterra del siglo XVIII cuando se utilizó formalmente en un hospital londinense, aunque se desconocía con qué fines.
En los 40, el Departamento de Guerra estadounidense aplicó electroterapia a sus soldados heridos para retrasar o prevenir la atrofia muscular, y también para restaurar tanto la fuerza como la masa muscular. Incluso se ha utilizado con resultados positivos para tratar el cáncer, tal y como sugiere un estudio publicado en la revista Cancer Research, donde experimentaron con tumores en animales y obtuvieron un 98% de contracciones en dichos tumores.
Sin embargo, su eficacia no se ha demostrado de forma concluyente; a pesar de ello, es una alternativa para los dolores de espalda, migrañas, artritis, trastornos del sistema nervioso, disfunción neuromuscular y un sinfín de dolencias. Una de las posibles explicaciones es que la electricidad estimula los nervios en un área afectada y envía señales al cerebro que bloquean las señales de dolor; otra teoría apunta a que el estímulo nervioso hace al cuerpo producir endorfinas (que podríamos llamar analgésicos naturales), que también bloquean la percepción del dolor.
Sea como sea, hay que ser precavidos. Y no se te ocurra tomar baños de electricidad por tu cuenta en un lugar no especializado ni si tienes un marcapasos, o sufres de alguna cardiopatía. Y si decides probarlos, ¡cuéntalo!
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