Todo amante del cine, tiene en su corazón un rincón destacado para el maestro del suspense: Alfred Hitchcock. Nuestra retina ha quedado eclipsada para siempre por los pasos tímidos de Joan Fontaine avanzando por los pasillos de Manderley, sobrecogida por «la presencia» de una mujer a la que nunca llegamos a verle el rostro: Rebecca.

Corrimos junto a Cary Grant al ver la amenaza de una avioneta en un solitario campo de maíz en «North by Northwest», sufrimos con Tippi Hedren al verse atacada violentamente por unos pájaros asesinos, y sentimos el peor de los escalofríos al ver esa sonrisa entre infantil y siniestra de Anthony Perkins como Norman Bates en «Psycho».

Todos tenemos nuestras escenas favoritas, esas que erizaron nuestra, piel y que a su vez, nos admiramos ante la gran maestría de ese cineasta pionero en el género del suspense y el thriller psicológico.

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Ahora bien… pero, ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo conseguía afilar tan magistralmente nuestras emociones? Hoy en Supercurioso te lo explicamos.

Nuestro cerebro, hábilmente manipulado en las películas de Alfred Hitchcock

¿Cómo negarlo? A nuestro cerebro emocional le encanta experimentar el placer del misterio, quedar sin aliento ante la sorpresa, asomarnos a esas relaciones tan básicas en el ser humano como son las relaciones madre-hijos, el amor en todas sus variantes, los traumas no resueltos o esos desafíos mentales que nos obliga razonar, imaginar y deducir.

Quizá por ello, por la magistral habilidad de Alfred Hitchcock para gestionar todo este tipo de constructos psicológicos, se han escrito infinidad de libros, ensayos y se han llevado a cabo numerosos estudios al respecto. Como el realizado por el Instituto Tecnológico de Georgia.

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Los datos que nos han traído en este trabajo publicado hace solo unos días, son realmente interesantes y pasamos ahora a explicártelos:

– En los fragmentos de mayor suspense o alarma de las películas de Alfred Hitchcock, el cerebro ya no se fija en la trama de general, se queda a a un lado por completo y focaliza su atención en «esa ducha», en ese baúl donde se sienta James Stewart en «La soga», en esos niños perseguidos por un grupo de pájaros…

– A medida que el suspense crece, la actividad en las áreas de procesamiento periférico visual y del procesamiento de la información decae. Esto lo vieron a través de resonancias magnéticas, y en varias pruebas que aplicaron a un grupo de personas a nivel de laboratorio.

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– Es decir, a mayor emoción, miedo, alarma o inquietud, el cerebro deja de procesar información contextual y ya no la relaciona con la trama general.

– Psicólogos del Instituto Tecnológico de Georgia, como Eric Schumacher, nos dicen que lo que experimentamos es un especie de «túnel neuronal de visión». Atendemos un foco en concreto, perdiendo «los bordes», y por lo tanto, podemos decir que Alfred Hitchcock nos «manipulaba» muy eficazmente.

Las claves en la eficacia de las películas de Alfred Hitchcock

Hemos visto alguno de esos secretos psicológicos que el maestro del suspense utilizaba de modo habitual en sus títulos. No obstante, además de ese «túnel neuronal de visión» que ejecutaba en las escenas de máxima tensión, también contaba con una serie de principios que le aportaron tanto éxito como eficacia.

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Te invitamos a conocerlos:

  • El cine era para Hitchcock un espectáculo, y solía verlo como algo «comercial» algo con lo que entretener. No parecía ser consciente de que su forma de hacer dicho «artificio», dicho «espectáculo» era en realidad toda una obra de arte.
  • Los argumentos, debían ser simples.
  • Los diálogos eran generalmente inútiles para él, a Hitchcok le interesaban más el impacto de las imágenes.
  • ¡El sonido es muy importante! Atención al chirriar de las puertas, al graznido de los pájaros, al sonido de los cuchillos…
  • El peligro puede aparecer en lugares insospechados.
  • El villano puede aparentar ser muy bueno.
  • Los encuadres deben tener un significado emocional.
  • El espectador debe tener más respuestas que preguntas.
  • La mujer ha de responder a un patrón determinado. Como ya sabes, las mujeres en el mundo del maestro del suspense eran todas muy-muy parecidas… ¿Recuerdas a Kim Novack? ¿A Tippi Hedren? ¿A Grace Kelly?

Y ahora dinos ¿cuál es tu película favorita de Hitchcock? Si te inquietó su magistral película «Los pájaros», quizás te asuste aún más saber que en 1961 ocurrió algo muy parecido