Dr. House (interpretado por el actor Hugh Laurie) fue una de las series más vista alrededor del mundo. En cada capítulo House, un médico demasiado sincero, sarcástico y con gran capacidad de análisis, salva la vida de sus pacientes usando hipótesis y prácticas médicas pocas ortodoxas.

En el capítulo 11 de la séptima temporada de la serie House atiende a una paciente que llega con el corazón acelerado poniendo en riesgo su vida. House cree que se trata de una intoxicación por plomo y aplica el tratamiento habitual para neutralizar metales pesados. No funciona, y justo cuando la paciente está a punto de morir descubre la verdadera causa: una prótesis de cadera defectuosa está intoxicando a la paciente con pequeños trozos de cobalto. Se cambia la prótesis y el Dr. House nuevamente salva una vida, regalándonos en el transcurso del capítulo una buena dosis de dramatismo, humor y hasta filosofía.

En mayo de 2012 en el Centro de Enfermedades no Diagnosticadas de la Clínica Universitaria Marburg, Alemania, se presenta un hombre de 55 años con una insuficiencia cardiaca severa que pone en peligro su vida. El paciente además ha perdido la vista y el oído y sufre una fiebre que se desconoce su causa. Su historia clínica no revela problemas de salud, a  excepción de una operación de cadera realizada dos años antes.

El médico en jefe del centro hospitalario, Juergen Schaefer, había visto recientemente el capítulo descrito de la serie Dr. House y decide, como en la serie,  analizar los niveles de cobalto que presenta su paciente. El resultado es increíble: Efectivamente, la prótesis de cadera del paciente es defectuosa y está intoxicando al paciente con pequeños trozos de cobalto. El Dr. Schaefer envía a su paciente a una clínica ortopédica donde se le sustituye la prótesis y se recupera de sus problemas cardiacos.

dr. house vida real

Este caso excepcional ha sido descrito en un estudio que ha realizado el Dr. Juergen Schaefer y que ha sido publicado en la revista médica The Lancet.

El doctor Schaefer usa los episodios desde hace cinco años de Dr. House como “material” para despertar el interés de sus alumnos y familiarizarles con dolencias “raras o inusuales”. Incluso el doctor se ha ganado el sobrenombre de “Dr. House alemán”. “Para asegurarnos de que nuestros estudiantes no se conviertan en pequeños Dr. House hacemos evaluaciones externas regularmente” añade Schaefer.

Parecería increíble pero Schaefer explica por qué funionó: “En la serie los guionistas usan casos clínicos reales como material para crear sus casos poco usuales. Por esto era solo cuestión de tiempo que acabásemos viendo uno de estos casos en la vida real. Y eso fue lo que ocurrió con nuestro paciente que sufría intoxicación por cobalto. Todo esto demuestra que los programas de entretenimiento bien hechos no solo entretienen y educan sino que también pueden salvar vidas”.

Otra profesional de la salud que está de acuerdo con el Dr. Schaefer es la Dra. José María Domínguez, jefa de sección en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Ella comenta: “Al contrario de lo que ocurre en otras muchas series y películas en las que se presentan casos clínicos, en Dr. House no solamente están descritos muy bien los casos, sino que el proceso metodológico de aproximación diagnóstica se parece bastante al que en una sala de medicina interna se realiza”.

De cualquier forma Schaefer dice que hubiera podido diagnosticar esa intoxicación de cobalto aunque no hubiera visto la serie, y no por su destreza como médico, sino porque con solo buscar en Google “ciego”, “sordo” y “prótesis de cadera” se obtiene el diagnóstico correcto.

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Esto abre muchas posibilidades y retos. Si los profesionales de la salud saben que toda la información médica está en “línea” podrían sentirse tentados a dejar de memorizar datos y síntomas, y confiar absolutamente en la información publicada sin realizar una correcta investigación. Además se puede llegar a creer de ahora en adelante que todos los procedimientos empleados en estas series con temática médica son los “correctos” para diagnosticar enfermedades y atender a los pacientes, lo que ocasionaría que alumnos y médicos realicen prácticas riesgosas.

No hay duda que muchos estudiantes de medicina querrían lograr las habilidades del Dr. House en la vida real. Es posible lograrlo con estudio, práctica y dedicación.  Es probable que en el futuro casos como estos cambien un poco la manera de aprender medicina. Quizás se incluya una serie médica especialmente diseñada para el aprendizaje. Entonces sí se podrá aprender de manera más entretenida.

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