El mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”, dijo San Agustín para referirse a uno de los más grandes placeres de la vida: ¡viajar! Es natural que, por nuestra incesante búsqueda de la felicidad, no queramos conformarnos con sólo una página del best seller insuperable que es nuestro planeta con sus escenarios embriagadores.

La sensación que nos produce tomar nuestro equipaje  e irnos a otro lugar para desprendernos de la monotonía, aunque sea por un tiempo muy limitado, son realmente adictivas. ¿A quién no le gustaría que viajar fuese una actividad recurrente? ¡Por supuesto que sería una maravilla!, pero cuidado con lo que deseas, podrías volverte a la Dromomanía, síndrome que conocerás a continuación.

Dromomanía, ¿y si de pronto aparecieras caminando en un lugar desconocido?

¿Te imaginas que despiertes un día y te encuentres, de pronto, en un lugar que jamás hayas visitado? Más extraño aún, nadie te trasladó en contra de tu voluntad y empeora el panorama el hecho de que no tengas idea de cómo llegaste ahí. Resulta que caminaste muchos kilómetros para llegar a ese destino desconocido, como llevado por un trance. Sientes el cuerpo agotado y tu cabeza es un pantano de dudas, no podrías reaccionar de otra manera, pues así es la dromomanía: confusa.

Dromomanía, ¿y si de pronto aparecieras caminando en un lugar desconocido?La dromomanía es un impulso psicológico incontrolable de viajar. El termino deriva del griego dromos, que significa correr, y manía (locura). A quienes padecen esta condición, les es casi imposible frenar el alto estímulo de cambiar de ubicación. Es obsesivo y patológico, por lo que es común que abandonen repentinamente sus ocupaciones y hogares -sin importar qué- para embarcarse a una aventura que podría durar unos días, meses, años o quizá el resto de sus vidas. Esto, cuando la dromomanía se manifiesta de forma consciente.

La otra cara de la dromomanía es más compleja, ya que se trata de su versión inconsciente. Uno de los casos más famosos de este trastorno tuvo su origen en 1886, con Jean-Albert Dadas, quien se encontró en un hospital en Francia sufriendo de agotamiento extremo y sin recuerdos sobre su llegada, algo que, increíblemente, no era nuevo para él, sino parte de su cotidianidad.

Dadas solía despertarse de sus escapes inconscientes descubriendo que había recorrido cientos de millas sin saber el más mínimo detalle de estas fugas involuntarias. Una vez, simplemente se enteró de que viajó a pie de Francia a Rusia.

Médicos de la época como Philippe Tissie, se interesaron por su historia y estudiaron su condición hasta donde pudieron. Jean-Martin Charcot trató a un paciente con un perfil similar y lo denominó  como “automatismo ambulatorio”, que se traduce a “caminar sin estar en control de nuestras propias acciones”.

Dromomanía, ¿y si de pronto aparecieras caminando en un lugar desconocido?Pero en el siglo XIX se volvió raro escuchar sobre dromomaniacos. Como por arte de magia, esta rareza psicológica desapareció y a los especialistas no les quedó más remedio que poner en espera los planes de explorarla.

En tiempos modernos, los psiquiatras han tomado en cuenta la dromomanía , aunque generalmente más como el resultado o parte del cuadro de otros desórdenes psicológicos como la disforia (estado de insatisfacción profunda), trastorno límite de personalidad o el trastorno de identidad disociativo.

Sobre casos de la dromomanía en el presente, entre viajeros entusiastas ha circulado la historia del español Jorge Sánchez, un autodenominado «dromomaniaco» que desde los 13 años no ha parado de viajar. Ahora cuenta con 61 años, recorrió el mundo seis veces y va camino a su séptima vuelta, además ocupa el cuarto puesto, a nivel mundial, de las personas que más lugares ha visitado del planeta.

¿Su pasión desenfrenada por conocer cada rincón del mundo se deberá realmente a un trastorno? Sólo su perfil psicológico podría determinarlo, pero con esto nos fijamos que el término de «dromomaniáco» se adoptó para referirse a personas de pies inquietos, deseosos de aventuras que escogieron esta especial afición como un estilo de vida.

«Cuando tenía cinco años vi un mapamundi y me entusiasmé de ver el mundo tan grande. Decidí que iba a conocer todo el mundo, aunque a esa edad no sabía si lo iba lograr», compartió sánchez a bbc.

¿Te identificas un poco con los dromomaniacos y sus ganas intensas de abandonarlo todo y recorrer el mundo? Si es así, ¡cuéntanos a dónde viajarías si pudieras dejarte llevar por el impulso, en este momento!

Mientras tanto puedes viajar desde casa leyendo el artículo: 11 Curiosidades sobre la impresionante Dubái.