El cantar de los pájaros, el soplido del viento, el crujir de las olas… ¡cuántos sonidos nos rodean! Si escuchamos con atención a todo ello y más, apreciaríamos que todos los días están llenos de música. La naturaleza, sin duda, es como una orquesta gigantesca que ejecuta ritmos para todos los gustos.
De hecho, varios músicos clásicos se han inspirado de sus sonidos para crear hermosas piezas musicales. No obstante, en el siglo XVI tomaron de ella a los gatos para crear un instrumento que posiblemente, a día de hoy, cause disgustos a los amantes de los animales. Se trata del Katzenclavier o el piano hecho con felinos, ¿imaginas cómo era? Lo conocerás a continuación.
El Katzenclavier: ¡¿un piano hecho de gatos?!
¿Ya te has hecho una idea de cómo funcionaba el Katzenclavier o el piano hecho de gatos? Este instrumento musical atípico, ideado en el siglo XVI, era básicamente un órgano como lo conocemos, con la extraña excepción que sobre el instrumento colocaban jaulas con gatos, dispuestos uno al lado del otro, de acuerdo el tono de sus maullidos.
Para hacerlos maullar, sus colas eran colocadas debajo de cada tecla del piano. Éstas tenían clavos afilados que, por supuesto, cuando los músicos presionaban las notas, se clavaban en las colas de los animalitos, a los cuales el dolor obligaba a a emitir sonidos para nada placenteros.
¿Lo habrán disfrutado los de la realeza? Se dice que el propósito del Katzenclavier era entretener a las grandes familias. Según escribía Althanasius Kircher en Musurgia Universalis, en 1650, presuntamente, un músico inventó este instrumento para subirle el ánimo a un príncipe italiano deprimido por los gajes del oficio Real.
El supuesto inventor del Katzenclavier creía que, con semejante instrumento, el soberano saldría del agobio, ya que presenciar un coro de gatos de colas pisadas no era algo que se esperaría… En realidad, ¿quién lo haría?
¿Realidad o ficción?
A todo esto, no hay evidencias de que el Katzenclavier haya sido construido realmente, debido a la escasa documentación que se tiene del piano gatuno, sin embargo, el diseño de este curioso instrumento musical circulaba a finales del siglo XVI. Además, el compositor Jean-Baptiste Weckerlin, en su libro Musiciana, de 1877, donde describe rarísimas invenciones musicales, relató sobre el uso del piano de gatos en un desfile en Bruselas al que asistió el rey de España, Felipe II, en 1549.
“Había un oso que tocaba el órgano; en lugar de tubos, se veían dieciséis cabezas de gatos cuyos cuerpos estaban encerrados; las colas sobresalían y estaban sujetas para tocarse como si fueran las cuerdas de un piano. Al presionar una tecla, esta tiraba de la cola correspondiente, generando un maullido lastimero. El historiador Juan Christoval Calvete observó que los gatos estaban ordenados para producir una sucesión de notas desde la octava… (cromáticamente, creo). Esta orquesta abominable se colocaba en un teatro donde había monos, lobos, ciervos y otros animales que bailaban al ritmo de los sonidos de esta música infernal,” escribió el músico.
En la psiquiatría también se habría usado el extravagante sintetizador, así lo reseñó Johann Christian Reil en un manual de 1803 para tratar trastornos mentales. En el libro indicaba que los pacientes “frecuentemente distraídos”, los llevaban a escuchar conciertos ejecutados con el Katzenclavier. ¿Para qué? El espectáculo era tan descabellado, que hasta a los mismos pacientes psiquiátricos les costaba creer lo que tenían ante sus ojos. El shock que les provocaba lo que miraban y escuchaban, aparentemente les hacía volver en sí.
De haber existido el piano gatuno, no nos pasa por alto la creatividad de su ideador, pero no podemos evitar fijarnos en su crueldad y lamentamos la posibilidad que unos pobres gatos sufrieran por tan delirante instrumento. ¿Qué opinas de este diseño fuera de serie? ¡Cuéntanoslo!
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