Puede que el título de este artículo te haya sorprendido: ¿El dedo de la muerte?... No vamos a hablarte de ningún fenómeno sobrenatural, al contrario, se trata de un bellísimo acontecimiento de la naturaleza realmente asombroso. Ahí donde lo inusual se entremezcla con la fortaleza del océano para traernos un espectáculo que, afortunadamente, ha podido ser recogido en directo para que podamos creerlo… y comprenderlo.

¿Estás preparado para conocer el «frío dedo de la muerte»?

«Brinicles», los fríos brazos de la muerte

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Se les conoce con los dos nombres «brinicles» o «carámbanos submarinos». Tienen aspecto de huesudos dedos o incluso de fornidos brazos helados. Pero, para nuestra tranquilidad, no dejan de ser, simplemente, algo muy parecido a las estalactitas que todos conocemos. Eso sí, en lugar de aparecer en cuevas, hacen su teatral aparición en los lechos marinos. Su inusual belleza es deslumbrante.

¿Qué es realmente? Bien, el fenómeno sucede sólo en las aguas más frías de nuestro planeta. En el océano Antártico y, por su puesto, en la estación invernal. Cuando las temperaturas llegan a bajar de los -20 grados. Estos «brinicles» o «dedos de hielo» se sumergen en las profundidades hasta llegar al lecho marino y, entonces, ocurre lo más asombroso y lo más aterrador: todo queda congelado. Causa la muerte de todo animal vivo que esté a su alrededor… De ahí el llamativo nombre de «dedo de la muerte».

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Este carámbabo de hielo es como una estalactita que se origina en la superficie del mar y que, poco a poco, va descendiendo capas y capas hacia las profundidades, como una estalactita gigante que no deja de crecer hasta que encuentra un tope. Un final e, irremediablemente, unas víctimas a las que congelar: erizos de mar, estrellas…

Este asombroso fenómeno se conoce desde 1947 y se da sólo en las superficies muy, muy, heladas, ahí donde las capas de sal, que se quedan siempre en la superficie, terminan hundiéndose poco a poco al ser más pesada que el resto del agua. En su descenso van adquiriendo esas formas alargadas tan tétricas que los científicos llaman dedos o brazos de la muerte. Poco a poco dichos «brinicles» van sumergiéndose por la fuerza de su peso y su continua formación. Un proceso que dura entre 5 y 6 horas y que siempre es letal, porque su destino va a ser el de llegar al suelo y atacar con su manto frío cualquier forma de vida submarina. 

Para que veas su avance imparable y casi sobrenatural, te dejamos con uno de los pocos testimonios visuales que la BBC consiguió hace poco.  Se trata de una filmación conseguida por Hugh Miller y Doug Anderson para la serie de la «BBC One «Frozen Planet». Toda una maravilla para los sentidos, no exenta de cierto «tenebrismo».

Imagen: Moyan Brenn, ansilta grizas