Cómo se hace el papel es una pregunta que por desgracia casi nunca nos hacemos. Primero, por la interesantísima historia que está detrás, y luego por el proceso de fabricación actual, sumamente contaminante y terrible para el medioambiente.
El papel es un objeto tan presente en nuestras vidas que pocas veces lo tomamos en cuenta. Aquí te ofrecemos algunos datos sobre su historia y su elaboración.
El papel ¿realmente sabes cómo se hace?
Desde que en el antiguo Egipto comenzaron a grabar símbolos sobre diversas superficies, entre ellas el papiro, la humanidad no ha dejado de escribir y de utilizar pergaminos y papeles para hacerlo.
Como sin duda sabes, el papiro fue usado ampliamente para fabricar distintos objetos, pero el más importante fue el soporte para la escritura, cuya elaboración era monopolio real. De la palabra papiro viene la moderna papel.
En la Edad Media europea lo que se usó fue el pergamino, pieles de cordero o de cabra curtidas y tratadas para escribir con tinta sobre ellas, pero era un proceso muy costoso.
Increíblemente, ya en China hacían papel en el siglo II a.C., y para ello utilizaban residuos de seda, de la paja del arroz, del cáñamo y del algodón. El inventor de esta tecnología tan importante para la humanidad fue el eunuco Cai Lun, que fue consejero del emperador He de la dinastía Han Oriental, y a él se le atribuye la producción de papel a gran escala (ten en cuenta que ya para este período, China era una sociedad lo bastante burocrática como para generar una gran cantidad de documentos).
Hasta el año 610, esta tecnología fue exclusiva de China, en el resto del mundo no se sabía hacer papel; este año llega a Japón y ya para mediados del 700 Asia Central dominaba el arte de hacer papel, arte que pasó luego a los árabes, y de éstos, en sus siglos de dominación de España, a Occidente, en el siglo X. En Francia, por ejemplo, usaban el lino para fabricar papel desde el siglo XII.
Hubo una conjunción de cosas que permitió el surgimiento del libro: la primera, claro, la invención de la imprenta, pero ella sola no bastaba. En el siglo XIV se comenzó a usar de forma masiva la camisa, que era la ropa interior generalmente blanca que se ponían antes que los trajes. Gracias a esto, hubo suficiente tela vieja, o trapos, para hacer papel de manera mucho más económica, y así salió el libro, producto asequible para un mayor sector de la población. ¿Qué tiene que ver la camisa con el papel? Pues que la tela era de lino, yute o algodón, todos elementos con fibras vegetales.
¿Y sabes cuál es el proceso para hacer el papel que todos conocemos? Pues primero debes saber que puede provenir de tres fuentes: de los árboles –los de madera dura como el roble o el arce se usan sobre todo para elaborar el papel de escribir, y los de madera blanda para papel de empaquetar y cartones–; de las sobras, que serían los desechos como el aserrín –usualmente para hacer cartón, productos desechables o papel de embalaje–, y de papel reciclado, que se recolecta después de usarlo.
A ver, te explicamos el procedimiento: cuando se talan los árboles, se muelen en las madereras hasta que quedan pedacitos. Se mete todo en grandes tanques con agua y químicos y se calienta hasta obtener la pulpa, hasta que la celulosa se separa del resto de los materiales. La celulosa es la base del papel, una pasta de fibras vegetales.
A continuación se adhieren otros materiales que le dan fuerza y brillo, como almidón o arcilla, pero se hace antes de que la pulpa se caliente de nuevo y se seque. Para darle el color blanco que todos conocemos, se blanquea la pulpa con lejía o con cloro, y últimamente con peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) en concentraciones muy altas, que resultan absolutamente contaminantes para el medio ambiente.
La cuestión es que toda esta agua se vierte en ríos, produciendo un circuito de contaminación interminable. Y además, aproximadamente sólo el 15% de los árboles utilizados para la fabricación del papel son sembrados en lo que se llama “granjas de árboles” (se talan y se plantan de nuevo), el resto proviene de bosques en donde no siembran de nuevo; por lo tanto, la deforestación causada por la elaboración del papel es altísima.
Una de las cosas que podemos hacer es reciclar el papel y contribuir con las empresas que lo fabrican, o comprar libros, agendas y cuadernos hechos con este tipo de papel.
Otra cosa es imprimir documentos de forma consciente, es decir, si verdaderamente necesitas la página impresa, o escanearlos y tenerlos en la nube. Así, cada uno podrá contribuir con su granito de arena a cuidar el único hogar que tenemos los humanos: nuestra querida Tierra.
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