Anton van Leeuwenhoek, comerciante neerlandés, es realmente merecedor de un espacio entre nosotros. Continúa leyendo y entérate de la curiosidad inagotable que caracterizó a este vendedor de telas de Ámsterdam.

Primeros pasos

Este interesantísimo hombre nació en Delft, Países Bajos, en 1632, pero antes de cumplir los 6 años, ya su padre y dos de sus hermanas menores habían muerto; su madre volvió a casarse y por ello lo enviaron primero a un internado cerca de Leiden, y luego con un tío en un pueblo cercano a su ciudad natal.

Cuando cumplió 16 años su padrastro murió, por lo que su madre lo envió a Ámsterdam como aprendiz de telas. Precisamente esto alimentó su curiosidad, pues a los 21 años ya habría obtenido su primer microscopio simple para poder estudiar mejor los hilos de las telas que vendía.

A los 22 se estableció definitivamente en Delft, donde nació, y montó su propio comercio de telas y mercería; fue chambelán del lord regente en 1660, en 1669 fue agrimensor y a partir de 1679 ocupó el cargo de inspector y controlador de vinos, lo que le dejaba bastante tiempo para su insaciable curiosidad.

La microscopía, el mundo invisible de van Leeuwenhoek

Se convirtió en un verdadero fanático de los microscopios, a pesar de no contar con una formación académica que lo respaldase convencionalmente. Es decir, fue un autodidacta apasionado por todo lo que le rodeaba, cosa que le valió algunas críticas agrias por parte de sus contemporáneos, que no veían con buenos ojos el titánico trabajo que iba desarrollando.

Aunque precisamente esta falta de preparación le permitió abordar sin prejuicios y desde un punto de vista totalmente novedoso todas sus observaciones, que redactó únicamente en cartas dirigidas por lo general a la Real Sociedad de Londres, a la cual se afilió en 1680, y a la Academia de las Ciencias de París, que lo admite como miembro correspondiente en 1699.

Construyó numerosos microscopios y lupas, y para ello aprendió por su cuenta el soplado y pulido del vidrio. Sus aportes a la ciencia de la microscopía fueron incontables e importantísimos: desarrolló, por ejemplo, fijaciones para lentes pequeñas biconvexas que se montaban sobre platinas de latón, sostenidas muy cerca del ojo (como los anteojos actuales), y también estructuras en donde se podían fijar la lente y el objeto a observar.

Réplica de un microscopio de van Leeuwenhoek
Réplica de un microscopio de van Leeuwenhoek

Sus lupas podían aumentar hasta 200 veces y más, y esta potencia era muchísimo mayor a la obtenida por la de los primeros microscopios de lentes múltiples.

Para que te des una idea: van Leeuwenhoek describe por primera vez la estructura del moho y del aguijón de la abeja, y a partir de allí empieza a observar literalmente todo cuanto cae en sus manos o es objeto de su curiosidad.

Las bacterias, los protozoarios, los microorganismos

Tal vez este señor fue la primera persona que observó bajo un microscopio bacterias y otros microorganismos. En una de sus cartas describe las minúsculas formas de vida que vio en las aguas de un cercano lago, y en otra lo que actualmente llamamos protozoarios, aunque, como comentamos antes, muchas de sus observaciones fueron recibidas con escepticismo por los científicos de entonces.

Vorticella campanula, uno de los microorganismos observados por él y fácilmente reconocibles por sus descripciones
Vorticella campanula, uno de los microorganismos observados por él y fácilmente reconocible por sus descripciones

Pero para ser justos, van Leeuwenhoek se ganó el apoyo de otros científicos afamados de la época, quienes lo admiraban y además publicaban sus observaciones, brindándole así la legitimidad científica, como ocurrió con Robert Hooke (el descubridor de la célula), quien en su Micrographia publicó la primera descripción de un microorganismo. El traductor al inglés llamó a estos organismos animálculos.

¿Y los espermatozoides?

Pues también fueron objeto de su inmensa curiosidad. Cuenta la leyenda que luego de masturbarse quiso ver lo que había en el fondo del esperma… y se encontró con numerosísimos animálculos nadando. Esto ocurrió en 1677.

Fue consciente de que sus observaciones podrían contradecir frontalmente las tesis desarrolladas por otros grandes sabios de la época, pues ya él mostraba que en el esperma de los testículos se encontraba el principio de la reproducción de los mamíferos.

espermatozoide

Esto, sin duda, fue uno de sus grandes descubrimientos, así como echar por tierra la teoría de la generación espontánea, que presuponía que los insectos se reproducían “espontáneamente”: demostró que pulgas, piojos, gorgojos y demás se reproducían por huevos diminutos.

Curiosidad insaciable

A él también le debemos el descubrimiento de los glóbulos rojos y de los vasos capilares (y la observación de la circulación sanguínea), y su obsesión por observar el mundo microscópico lo llevó a estudiar no sólo a seres vivos, sino también plumas de aves, pelos, pieles o escamas, así como la estructura de las hojas o de la madera de algunas especies. Estudió la pólvora antes y después de su combustión, y la conformación interna de cristales, rocas, sales y diversos metales.

Todas sus observaciones las hizo con microscopios construidos por él mismo. Al morir, legó 26 microscopios a la Real Sociedad londinense, pero nunca fueron utilizados y luego se perdieron. A pesar de que escribió meticulosamente todo lo que observó, no dejó ninguna indicación para fabricar las lentes, y durante siglos nadie fue capaz de reconstruir sus técnicas de diseño. Sólo C.L. Stong, en los años 50 del siglo XX, utilizó un delgado hilo de cristal fundido (en lugar del pulimento) y logró con éxito algunas muestras funcionales del diseño de van Leeuwenhoek.

microscopios

Murió en 1723, a los 90 años, con su mente todavía lúcida. Desde 1877, y cada 10 años, la Real Academia Neerlandesa de las Artes y las Ciencias otorga la medalla Leeuwenhoek al científico que haya hecho la contribución más significativa a la microbiología. Una manera hermosa y coherente de rendirle homenaje a un ser excepcional.

¿Qué te ha parecido este aficionado supercurioso? Coméntanoslo y recuerda que puedes leer sobre el nuevo cristal que permitirá respirar bajo el agua, ¡increíble y seguro que te interesará!