Siempre nos han contado que el imperio romano acabó desintegrándose por diversos factores políticos, sociales y económicos, pero ahora un nuevo estudio señala que las erupciones volcánicas ocurridas en América del Norte durante el siglo V, tuvieron un papel determinante en la caída del imperio.

El verdadero fin del imperio romano

El imperio romano fue una civilización poderosa, que controló gran parte de las regiones próximas al mar Mediterráneo, rica en cultura y con más de dos siglos de existencia que terminó disolviéndose en 1453 después de años de decadencia.

En aquel momento, el imperio ya había perdido gran parte de su poder e influencia. El imperio romano de occidente había caído al ser conquistado por los bárbaros en el año 476, mientras que en la parte oriental, Justiniano mantenía el poder a duras penas.

La oleada de hambrunas y enfermedades conocidas como la “plaga de Justiniano” fueron el detonante que marcó el comienzo del fin del imperio romano, pero ahora se sabe la verdadera causa de estos sucesos.

Las erupciones volcánicas, causantes del fin del imperio

Un estudio publicado por la revista Nature ha revelado que fueron las consecuencias de una serie de erupciones volcánicas que afectaron a la región en forma de hambrunas y enfermedades, lo que acabó con el ya desgastado imperio romano de oriente.

Entre los años 535 y 539 D.C. se produjeron diversas erupciones volcánicas en América del Norte y los trópicos, que exhalaron una elevada cantidad de sulfato y ceniza a la atmósfera. Estas nubes de polvo acabaron llegando a la región mediterránea provocando un cambio climático que dio lugar a las hambrunas y epidemias de peste.

Los volcanes desencadenaron el fin del imperio romano.

Michael Sigl, profesor e investigador en el Instituto Paul Scherrer en Suiza y en el Instituto de Investigación del Desierto ubicado en Nevada, llegó a esta resolución después de haber recreado las 300 erupciones volcánicas que se originaron durante un período de 2.500 años y establecer posibles conexiones entre estos fenómenos y la historia de las civilizaciones.

“El estudio nos ha permitido esclarecer los largos debates que hay sobre el origen y las consecuencias de las anomalías climáticas severas y mundiales del año 536 A.C. Hemos encontrado al menos dos grandes erupciones volcánicas en este período que, entre otras cosas, provocaron que las temperaturas bajaran debido a que las grandes cantidades de sulfato volcánico que expulsaron impidieron que los rayos del sol incidiesen sobre la Tierra. Esto proporciona un contexto ambiental para la hambruna generalizada y la gran plaga de Justiniano que afectó a las poblaciones de diezmado en el Mediterráneo” explica.

La plaga de Justiniano y los relatos de la época

Historiadores de la época como Prokopios, cuyas obras son la principal fuente de información sobre el reinado de Justiniano, narraron como en el año 536 D.C. el cielo se ensombreció y una nube de polvo envolvió todo el territorio.

En el mismo sentido, se pronuncia Casiodoro, un político italiano, que también quiso dejar su testimonio sobre aquel hecho inusual afirmando que generó “un invierno sin tormentas, una primavera sin suavidad y un verano sin calor”.

«Las temperaturas más frías fueron causadas por las grandes cantidades de partículas volcánicas de sulfato escupidas en las capas superiores de la atmósfera cubriendo durante 18 meses la superficie de la Tierra de la radiación solar», aclara Michael Sigl.

Lo que estaba ocurriendo fue bautizado como “la plaga de Justiniano”, una de las más grandes plagas de la historia que le costó la vida a tercio de los europeos y debilitó a la sociedad romana desencadenando el principio de su fin.