Un lugar lleno de historia, cultura y tranquilidad, así es Charterhouse, un maravilloso hogar londinense que acoge a hombres solitarios que desean una vida pacífica y de ensueño en los últimos años de sus vidas.

Un paraíso terrenal

Como un paraíso terrenal es descrito este imponente sitio, hogar de 40 hombres mayores de 60 años. Pese a encontrarse en el pleno centro de la ajetreada Londres, los jardines y antiguos muros le confieren un aire de completa tranquilidad.

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Charterhouse

La historia de Charterhouse se remonta a hace más de 400 años, cuando el multimillonario prestamista y traficante de armas Thomas Sutton, decidió comprar un antiguo monasterio londinense fundado en 1371.

Sutton hizo de este lugar una escuela y hospicio, la finalidad del mismo era atender y darles un hogar confortable a una cantidad determinada de hombres en los últimos años de sus vidas. Fue así como Thomas decretó que 80 hombres necesitados debían ser atendidos en Charterhouse y para que esa idea fuese viable dejó el equivalente a 300 millones de dólares de la actualidad.

Charterhouse
Charterhouse

Este antiguo monasterio cuenta con una capilla, un claustro, un patio medieval y espectaculares jardines. La escuela dejó de funcionar en 1872, actualmente sólo funciona como hospicio y las reglas para poder formar parte de esta hermandad son:

– Tener más de 60 años

– Tener buena salud

– Ser profesionales

– No estar casado

– Estar necesitado de ayuda económica

– Estar necesitado de compañía y ser amigable

La vida en Charterhouse

Un ambiente académico es lo que caracteriza a este monasterio, los hermanos que hacen vida en este recinto se caracterizan por vestir de una manera semi-formal. El desayuno se sirve a las 8:30 de la mañana y media hora antes se realiza una oración voluntaria, el almuerzo es la 1 y para poder asistir al mismo es necesario llevar chaqueta. Cerca de las 5 de la tarde se hace otra oración voluntaria y finalmente se sirve la cena.

Charterhouse
Charterhouse

El resto del día los hermanos acuden a la biblioteca, juegan cartas o pasean por los extensos jardines. Son felices y se encuentran profundamente agradecidos de haber encontrado un lugar así. Stewart, un profesor de piano de Chicago de 68 años, afirma:

«Encontré la felicidad aquí. Es el paraíso terrenal»

Este refugio para hombres solitarios planea abrir en los próximos años unos 10 cupos más, además de un museo en el que se podrá conocer a fondo la historia del lugar.

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