El presidente de los Estados Unidos es el ocupante de una oficina donde se le exige no solo ser una autoridad política, sino de alguna manera también ser una autoridad moral. Sin embargo, varios líderes se han visto envueltos en escándalos sexuales que irreversiblemente han afectado su legado político.

No obstante, ni Bill Clinton ni John Edwards se acercan a la magnitud de los deplorables actos de Grover Cleveland, que hasta hace poco habían sido enterrados en el olvido.

El escandaloso SECRETO de un presidente de EE.UU.

Stephen Grover Cleveland fue un político y abogado estadounidense, mayormente conocido por ser el único hombre de la historia de este país norteamericano que ha servido como presidente por dos periodos no consecutivos. Además, ganó el voto popular en tres elecciones -las de 1884, 1888, y 1892- y fue uno de los únicos dos demócratas en ascender a la oficina oval durante la llamada era republicana (el otro fue Woodrow Wilson).

Durante sus mandatos fue aclamado por su honestidad, autosuficiencia, integridad y compromiso con los principios del liberalismo clásico. Además, en su administración Grover combatió la corrupción política, el patronazgo y el bossismo.

Pero a pesar de todos sus logros políticos, el vigésimo segundo y vigésimo cuarto presidente de los Estados Unidos tenía un oscuro secreto que fue ocultado por sus ayudantes clave y jefes de campaña para resguardar su imagen durante su carrera a la Casa Blanca.

Charles Lachman investigó al presidente Cleveland durante tres años para escribir el libro «A Secret Life: The Lies and Scandals of President Grover Cleveland» (Una vida secreta: Las Mentiras y Escándalos del Presidente Grover Cleveland) y durante ese tiempo descubrió el escándalo sexual en el que estuvo involucrado el mandatario y que fue profundamente enterrado por tanto tiempo.

El 15 de diciembre de 1873, violó a Maria Halpin, una dependienta de una tienda. Seis semanas después, se percató de que había quedado embarazada tras este terrible ataque y como consecuencia, dio a luz a un niño el 14 de septiembre de 1874. Más tarde, Cleveland hizo un arreglo, como resultado de lo cual el hijo le fue arrebatado a su madre, que fue enviada a un asilo mental.

Halpin era una atractiva viuda de 38 años que trabajaba en Búfalo, Nueva York. Aquel día, Maria estaba de camino a la fiesta de cumpleaños de un amigo cuando se encontró con Cleveland paseando por Swan Street.

Maria Halpin, presidente de los EE.UU.

En ese entonces, lejos de la Casa Blanca, Cleveland era un soltero fornido de 37 años de edad cuya estatura de 1,98 m. proyectaba una figura de fuerza y vitalidad.  A lo largo de varios meses, Cleveland había estado cortejando a Halpin y ese día la invitó a cenar en el Ocean Dining Hall & Oyster House. Fue bastante «persistente» al respecto, según recordaría Halpin luego.

Después de la cena, Cleveland escoltó a Halpin de vuelta a su habitación en una pensión en el centro de la ciudad. Allí abusó sexualmente de la mujer.

Halpin señaló que cuando ella amenazó con notificar a las autoridades lo sucedido, Cleveland «me dijo que estaba decidido a arruinarme la vida, tanto si le costaba 10.000 dólares como si lo ahorcaban por ello. Yo le dije que no quería volver a verlo y le ordené que saliera de mi habitación, cosa que hizo».

Tras dar a luz al hijo ilegitimo del futuro presidente, Cleveland se las arregló para arrebatarle al niño e internarla en el Asilo de Lunáticos de Providence, aunque el director médico de la Institución la liberó rápidamente después de una evaluación, concluyendo (correctamente) que ella no sufría ningún trastorno y que su encarcelamiento era el resultado de un abuso de poder por parte de las élites políticas.

¿Conocías esta historia? La impunidad de los poderosos en casos como este resulta francamente escalofriante.

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