El mundo de la literatura es un universo aparte, en el que las vivencias propias se combinan con las más elevadas fantasías. Situaciones, personajes complejos, historias reales o mundos distópicos… todo es posible al abrir las páginas de un libro. Pero, tal como ha pasado con prácticamente todas las áreas del desarrollo humano, en esta también las mujeres han sido relegadas a las sombras durante siglos. En el ideario social de los siglos pasados, la mujer cumplía un rol en el hogar, en el que su mayor aspiración debía ser el matrimonio y la maternidad. Pero esto no les impidió tejer sus propias alas para volar a través de los mundos propios de su narrativa. Muchas de estas mujeres brillantes tuvieron que ocultar su genio tras el falso nombre de un hombre, y hoy el mundo les hace justicia. Acompáñanos en Supercurioso a conocer las historias de las principales escritoras con seudónimos masculinos.
6 escritoras con seudónimos masculinos que debes conocer
1. Mary Shelley
Escritores con seudónimos ha habido muchos en la historia de la humanidad, pero, curiosamente, buena parte de ellos son mujeres. No es de extrañar, en un mundo en el que por siglos la inteligencia femenina fue considerada como inferior. Seguro has escuchado hablar de Frankenstein, ese épico y legendario monstruo que protagonizó una de las novelas más importantes del Romanticismo. Pues, su autora abre la lista de las escritoras con seudónimos masculinos. Se trata de Mary Shelley, quien en un principio, publicó su novela de forma anónima en el año 1818. Los críticos y lectores consideraron que la autoría le correspondía a su esposo, el también escritor Percey Shelley. Por suerte, el reconocimiento como autora de esta y otras obras literarias, le llegó en vida.
2. Charlotte Brontë
Otra de las escritoras con seudónimos masculinos más insignes es Charlotte Brontë, que vivió entre 1816 y 1855. Su carrera como escritora nació con la poesía. Cuando tuvo un compilado de textos, se animó a enviárselos a un profesor cuyo criterio respetaba. Lejos de una valoración sobre la obra, el hombre se limitó a decir que la literatura no era un asunto para mujeres. Pero esto no detuvo el genio de la pluma de Brontë. Tanto Charlotte como sus hermanas Emily y Anne Brontë se dedicaron desde jóvenes a escribir. Fue recién en 1847 cuando Charlotte publicó su gran obra maestra, Jane Eyre, bajo el seudónimo masculino de Currer Bell.
Como era de esperarse para la época, ante la gran calidad literaria de la novela, la crítica adjudicó su autoría al escritor William Makepeace Thackeray. No sería hasta unos años más tarde cuando se revelase que la autora era una mujer, la joven Charlotte Brontë, autora novel y ya con la maestría suficiente como para escribir una de las obras maestras de la literatura romántica inglesa. Su hermana Emily atravesó una historia parecida. Publicó sus primeros poemas en 1846, bajo el seudónimo de Ellis Bell. Un año más tarde, llegaría a la cúspide de su carrera, con la novela Cumbres Borrascosas, que pronto se convertiría en uno de los grandes clásicos de la literatura universal.
3. Aurore Dupin
Hay ocasiones en las que las escritoras con seudónimos masculinos tuvieron que sacrificar no solo su nombre, sino también su propia esencia, para ganarse el derecho de vivir tal como su propia filosofía indicaba. Aurore Dupin, quien vivió entre los años 1804 y 1876, asumió un seudónimo con el que pasaría a la historia. En primer lugar, Dupin comenzó a publicar junto con el novelista J. Sandeau, su amante, en el año 1831. En aquel entonces ambos recurrieron al seudónimo masculino Jules Sand para publicar en común la novela «Rose Blanche».
Un año más tarde, Aurore pasó a darse a conocer como George Sand y a vestirse con ropa masculina a fin de poder acudir a todos los eventos culturales y sociales de París, en los que estaba vetada la presencia de mujeres. Baronesa por su matrimonio con el Barón Dudevant a los 18 años, su actitud liberal y contestataria le supusieron perder parte de los privilegios que había conseguido por su título nobiliario. George Sand obtuvo un gran éxito con sus novelas, siendo además una mujer activista y muy inmersa en las convulsiones políticas de su época.
4. Cecilia Böhl de Faber y Larrea
Cecilia Böhl de Faber y Larrea es la siguiente entre las escritoras con seudónimos masculinos. Su historia es totalmente interesante. Vivió entre los años 1796 y 1877, en el seno de una familia española tradicionalista. Y, aunque en su obra se dejan ver los ideales tradicionales y conservadores con los que fue formada, se destaca por haberse enfrentado a su padre para defender su decisión de ser escritora, en un mundo en el que la literatura era una tarea intelectual fuera del alcance y el deber de las mujeres.
Cecilia eligió como seudónimo la localidad castellano-manchega de Fernán Caballero. Bajo este nombre publicó su obra más conocida, La Gaviota; de la que se cree que fue la antecesora directa del realismo. También publicó el resto de una brillante obra literaria con la que contribuyó a la renovación de la novela española.
5. Louisa May Alcott
La épica obra Mujercitas, no puede haber salido de ninguna fuente de inspiración que no fuera la pluma de una mujer. Entre las escritoras con seudónimos masculinos se suma su autora, Louisa May Alcott. Inició su carrera escribiendo lo que en la época victoriana se conocía como relatos melodramáticos. En ellos dejaba volar su maestría narrativa, para abordar temas polémicos. Historias protagonizadas por personas ambiciosas y hábiles en el uso de la venganza. Los publicó bajo el seudónimo de A. M. Barnard, pero dado su éxito, Louisa insistió hasta lograr que su gran obra maestra fuera publicada con su nombre real, quizás a sabiendas de la repercusión que tendría para su carrera literaria, y que terminó teniendo en la literatura universal.
6. Sidonie Gabrielle Colette
Sidonie Gabrielle Colette, quien vivió entre 1873 y 1954, es quizás la de más dura historia entre las escritoras con seudónimos masculinos. Autora de la conocida novela “Gigi”, vivió una experiencia aún más difícil que tener que publicar con un nombre de hombre. Ella, casada a los veinte años con el escritor Henry Gauthier Villars “Willy”, 15 años mayor que ella, se convirtió en su escritora fantasma. Bajo el nombre de su marido, se publicó su primera novela, “Claudine”, libro de gran éxito y en el que dejaba ya constancia de su talento literario.
Mujer rebelde y de talante liberal, se divorció pronto de su marido, quien solo deseaba mantenerla encerrada en casa escribiendo para él y adueñarse de manera egoísta de todas las glorias de su talentosa pluma. Escritora, periodista, guionista y artista de cabaret, Colette se vio envuelta en numerosos escándalos por sus numerosas aventuras tanto con hombres como con mujeres y llegó a ser una influyente y destacada personalidad dentro del mundo de las letras francesas.
En definitiva, las escritoras con seudónimos masculinos vienen a recordarnos a través de sus potentes historias, que la imaginación y la calidad narrativa no distingue de sexos, y que son las ideologías sociales las que enturbiaron sus carreras, obligándoles a sacrificar el orgullo de su identidad. Si te ha gustado este artículo sobre mujeres adelantadas a su tiempo, no te pierdas nuestro artículo sobre las mujeres más brillantes olvidadas por la historia.