La naturaleza, como parte de su compleja arquitectura, estableció que bastaban nueve meses para desarrollar completamente a un humano. También, que al término de este periodo, el ser que se gestó durante ese tiempo estaba preparado para abandonar el vientre materno y dar los primeros soplidos de vida fuera de su refugio temporal.
Pero por su carácter impredecible, hay quienes llegan al mundo un poco antes que el resto y, en casos realmente insólitos, otros seres jamás llegan a abandonar el cuerpo de sus madres, convirtiéndose en bebés de piedra.
El triste e impactante fenómeno de los bebés de piedra. Nunca abandonan a sus madres
Una anciana chilena pasó gran parte de sus 93 años llevando dentro de sí a la criatura que la convertiría en una de las pocas mujeres con el embarazo más largo de la historia. Fue mediante una radiografía para revisar una lesión que había sufrido en el codo, cuando los médicos previnieron a Estela Meléndez que, durante más de medio siglo, acogió a lo que para los especialistas representa un hallazgo fuera de serie. De una rareza tan extraordinaria, que no es de extrañarse que sea la primera y quizás la última vez que estos galenos observen diagnósticos semejantes a un bebé de piedra.
Son muy pocos los casos que se conocen sobre el curioso fenómeno, se calcula que se han formado alrededor de 400 bebés de piedra en centenares de años. De acuerdo a Marco Vargas Lazo, director del Hospital Claudio Vicuña de San Antonio, en Chile, el feto momificado de Meléndez es “grande y desarrollado”. Pesa alrededor de 4.4 kilogramos, y según calculan los doctores, pudo haber muerto a los 7 meses de gestación.
Meléndez tuvo a lo largo de gran parte de su vida un pequeño bulto en su abdomen, además le aquejaban fuertes dolores en el estómago, por lo que llegaron a advertirle en el pasado que probablemente se trataba de un cáncer y que moriría al cabo de tres meses. Aunque la oriunda de Chile asegura que siempre sospechó que todos estos malestares debían guardar relación con su bebé muerto, pues, al momento de su muerte, no contaba con los fondos suficientes para que los médicos pudieran extraerlo apropiadamente mediante un legrado.
«Por ser pobre, nadie me quiso ayudar cuando se podía y por culpa de eso yo nunca pude tener hijos», dijo la mujer de 93.
A los 17 años engendró al pequeño que halló sepulcro momificándose en su interior, condición que se conoce como Litopedia, que en griego significa “bebé de piedra”. Este fenómeno se produce comúnmente cuando el feto muere durante un embarazo ectópico y, como parte de un mecanismo de defensa ante cuerpos extraños, el organismo reacciona produciendo niveles elevados de sal para calcificarlo fuera del útero, a fin de convertirlo en una masa sólida que actúe como barrera para evitar infecciones.
Pueden transcurrir décadas sin que la madre esté al tanto de su diagnóstico, que de hecho, ocurre así en la mayoría de los casos conocidos. Y, como sucedió con Estela Meléndez, que por su avanzada edad no pudo ser intervenida quirúrgicamente para extraer a su pequeño, cabe la posibilidad de que sus bebés de piedra las acompañen hasta el final de sus días, como memoria de una ilusión encarnada en sus vientres.
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Imágenes: Wikipedia.