Los científicos se encuentran en la búsqueda de una manera más efectiva y menos invasiva de diagnosticar trastornos mentales y han acudido a los datos proporcionados por los smartphones sobre nuestros hábitos digitales para desarrollarla. Descubre cómo.

Con información sobre nuestros hábitos digitales podrían detectar trastornos mentales

Tom Insel, un psiquiatra investigador que dirigió el Instituto Nacional de Salud Mental y trabajó en una nueva unidad de atención de salud mental de Google llamado Verily, se encuentra desarrollando una forma de diagnosticar trastornos mentales usando la abundante información acumulada de los hábitos digitales de las personas.

El trabajo de Insel en Verily era descubrir cómo usar la tecnología para crear formas más rápidas, más baratas y mejores de ayudar a las personas con enfermedades mentales.

En Verily, Insel investigaba cómo utilizar los datos sobre el comportamiento del usuario que el teléfono inteligente puede recolectar, para crear sistemas que pudieran detectar y responder a la angustia mental antes y con más delicadeza.

Al menos una docena de otras empresas de tecnología y salud y muchos investigadores académicos también están explorando cómo podrían utilizar la tecnología digital basada en datos para mejorar la atención de salud mental.

Sin embargo, Insel quería una plataforma más ágil, así que dejó a Google para unirse a una empresa mucho más pequeña, una startup llamada Mindstrong, para desarrollar modelos de evaluación de la salud mental basados ​​en cómo la gente usa sus teclados de teléfonos inteligentes.

¿Podrían tus hábitos digitales indicar un trastorno mental?

Ese enfoque es bastante típico de las empresas que crean el nuevo sector de atención de salud mental conectada. Tienden a concentrarse no en las listas de verificación, en los diagnósticas convencionales y en las visitas de terapia cara a cara, sino en la construcción de modelos de evaluación e intervención más flexibles e integrales, basados ​​en datos de teléfonos inteligentes y conexiones sociales que hoy en día son digitalizadas.

El primer paso en estos modelos es recolectar (con el consentimiento de los usuarios) la riqueza de datos generados por smartphones que pueden reflejar la salud mental: cómo se mueve, habla, escribe o duerme; si responde llamadas y mensajes de texto, en chats…; si está saliendo y cuán frecuentemente tanto lo hace.. Dichos datos pueden mostrar rápidamente cambios en el comportamiento, que pueden indicar modificaciones en el estado de ánimo.

La idea es usar esos datos para detectar y resolver problemas en un estadio más temprano, por lo que abordarlos puede resultar más fácil, evitando consecuencias para quien los sufre. Por ejemplo, cuando la psicosis no se diagnostica a tiempo, la persona puede aislarse, terminar sin trabajo y sin hogar.

Si se pueden detectar los primeros signos en cambios como el aislamiento de la persona (como se  evidencia en los chats, llamadas o correo electrónico), las respuestas terapéuticas pueden ser más rápidas, menos formalizadas y disruptivas, y más orientadas al paciente.

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Imágenes: JESHOOTS