En pleno siglo XXI, estamos frente a la era de la soledad. Cada vez las relaciones son menos estrechas y solemos compartir menos cosas con las demás personas. Es evidente que la sociedad está cambiando y con ella nuestra manera de relacionarnos entre nosotros. Según una encuesta realizada recientemente en Estados Unidos, más de la mitad de los habitantes de este país se califican como solitarios. Y ya no hablamos de hablar con desconocidos en espacios públicos. Eso incluso puede tacharse de comportamiento extraño.
Pues en el artículo de hoy queremos animarte a dejar de lado este hábito antisocial. Estamos seguros de que tu bienestar emocional e incluso tu felicidad aumentarán si empiezas a hablar con desconocidos. ¿No te lo crees? Te damos algunos datos.
¿Por qué deberías hablar con desconocidos?
Recientemente se llevó a cabo un estudio sobre hablar con desconocidos con un grupo de personas que viajaban diariamente a Chicago en tren. Se les pidió tres acciones a llevar a cabo durante su viaje en tren; debían intentar entablar conversación con algún extraño, evitar activamente el contacto con otras de las personas o que se comportaran de manera natural, como normalmente lo hacían. Después enviaban a los investigadores un cuestionario para evaluar la experiencia.
Esas respuestas se cotejaron con las respuestas que dieron un segundo grupo de personas a las que se les pidió que solo imaginaran que entablaban una conversación con un extraño, evitaban otras personas o viajaban de manera normal.
Los resultados evidenciaron que aquellos viajeros que habían conversado con los extraños de manera real habían manifestado tener una viaje mucho más placentero. Sin embargo los que solo lo habían imaginado, habían calificado la experiencia como incómoda.
«Este patrón de resultados demuestra una grave falta de comprensión de las consecuencias psicológicas del compromiso social»
escriben Nicholas Epley y Juliana Schroeder. En realidad los datos son muy significativos teniendo en cuenta también el entorno, ya que está demostrado que los desplazamientos diarios son uno de los peores escenarios para las relaciones sociales.
¿Por qué solemos elegir estar solos?
Quizá podemos pensar que elegimos ser antisociales y no hablar con desconocidos por culpa del recuerdo de un mal encuentro con un extraño, no obstante ese no suele ser el motivo real.
Como parte del estudio, los investigadores les pidieron a los viajeros que participaban en él, que imaginaran una conversación positiva, una conversación negativa y simplemente «una conversación» con un extraño. Los viajeros no imaginaron el último como especialmente negativo.
Los investigadores tienen otra hipótesis para explicar por qué elegimos no hablar con desconocidos en nuestros desplazamientos. Ellos creen que es por miedo al rechazo. Se basan en las respuestas de los encuestados que informaron que tenían interés en hablar con extraños, pero que no llegaron a pensar que fuera recíproco. Si tenían que valorar las posibilidades de entablar una conversación, la estadística decía 50 a 50.
Todos aquellas personas que estaban preocupadas por hablar con extraños fueron las personas que menos hablaron. Los investigadores preguntaron a personas de la estación de taxis del aeropuerto de Midway. Aquellos que normalmente solían hablar con los taxistas, predijeron que sería divertido hacerlo. Por el contrario, aquellas personas que no solían hablar con los taxistas creían que la experiencia sería muy negativa, incluso peor que la soledad, pero al intentarlo, se llevaron una grata sorpresa. En resumidas cuentas, cuanto más practiques el ejercicio de hablar con desconocidos, menos temor tendrás a hacerlo y más divertido te resultará.
En estos momentos te estarás preguntando: ¿Y que pasa con lo que me ha dicho mi madre toda la vida de “no hables con extraños”? ¿Existen verdaderos peligros al hablar con desconocidos? En realidad, el único problema que reconocieron los investigadores que realizaron el estudio era el rechazo social, aunque reconocemos que pueden existir otros peligros. Lo que puede empezar con un acercamiento amistoso a una persona desconocida, puede acabar desviándose hacia el hostigamiento o, especialmente y por desgracia en el caso de las mujeres, a un territorio mucho más hostil. En estos casos debes de hacer caso a tu instinto y al sentido común.
Es importante también saber descifrar el lenguaje corporal. Si tienes la mínima sensación de que algo no anda bien o tu instinto te dice que la situación es incómoda aléjate. No tienes por qué forzar nada, y menos una conversación con alguien que no conoces. Si alguien no te hace sentir cómodo, piensa que el mundo está lleno de extraños con los que poder entablar conversaciones y, quién sabe, alguna puede convertirse en amistad.
¿Qué opinas acerca de hablar con desconocidos? ¿Lo has practicado alguna vez? Seguramente es algo mucho más sencillo para personas extrovertidas que para personas introvertidas ¿De qué grupo eres tu? ¿Te consideras una persona abierta? Cuéntanos como sueles reaccionar tu ante un extraño. ¡Estaremos encantados de leer tus comentarios!