Seguro que alguna vez te ha ocurrido, vuelves tras una noche de fiesta o pasas un buen rato con un amigo o trabajando en algo muy concentrado y, de pronto, han pasado varias horas que para ti han sido poco más que una exhalación. Es posible que te hayas preguntado: «¿a dónde ha ido el tiempo? ¿Se ha esfumado?».

No hay duda de que el tiempo es algo fascinante, que dependiendo de las circunstancias, ¡incluso de la edad!, experimentamos de formas distintas, pero lo cierto es que no se detiene, va corriendo hasta perderse en la nada. De hecho, hay unos años de nuestra historia que podrían haber llevado esta idea a la realidad y, atención, haberse perdido literalmente: no existieron. Esta es la idea que defienden historiadores Herbert Illig y Hans-Ulrich Niemitz, alemanes. Y los años afectados son los comprendidos entre el 614 d.C. al 917 d.C. Según estos expertos, desaparecieron. A este periodo lo denominan «tiempo fantasma» y la pregunta que nos formulamos es: «¿a dónde ha ido el tiempo?».

La hipótesis del tiempo fantasma, ¿qué pasó con esos 297 años?

Vayamos al inicio de todo, ¡al principio del tiempo registrado! El calendario más antiguo de la historia se considera que data del año 8.000 a.C., según la Comisión Real de Monumentos Antiguos e Históricos de Escocia. Por supuesto, al ir evolucionando las distintas civilizaciones de nuestro planeta, cada una de ellas ha desarrollado calendarios en base a fases lunares y temporadas de cosecha.

A partir del 1 de enero, del año 45 a.C., el calendario Juliano fue el calendario predominante en gran parte del mundo durante los siguientes 1600 años, hasta que el Papa Gregorio XIII instituyó el calendario gregoriano en 1582. 

La hipotesis del tiempo fantasma ¿qué pasó con el "tiempo"?

Heribert Illig, un historiador alemán, publicó en 1991 una teoría que defiende que en la historia faltan 297 años de tiempo, y que no vivimos en el año 2016, sino en 1719. Estos años que faltan se deben, probablemente, a un «accidente, o a la mala interpretación de documentos.» Pero el tiempo perdido, sin duda podría explicarse debido a la conmutación de los calendarios a través de los siglos, que dieron lugar a errores de cálculo y errores humanos. Así que la pregunta sigue siendo: ¿a dónde fue todo ese tiempo?

Un colega historiador de Illig, Hans-Ulrich Niemitz, cree en la Hipótesis del tiempo fantasma y la cita en un artículo de investigación de 1995 (revisado en 2003), que trata de demostrar que los años desde el 614 d.C. al 917 d.C. nunca ocurrieron. Se basa en pruebas varias, como por ejemplo la capilla de Aquisgrán, que aunque supuestamente fue construida en el año 800 d.C., tenía similitudes arquitectónicas con capillas construidas al menos 200 años más tarde. Durante este período de tiempo también el Imperio bizantino se sometió a una reforma masiva del gobierno, sin embargo, «no existen fuentes históricas de la supuesta reforma en este periodo.»

Además, Neimitz se vale de la falta de documentación de la amplia expansión de la religión del Islam por toda Persia y Europa y de la inactividad del pueblo judío durante una época de gran agitación como evidencias. Mediante la conexión de todos los puntos, explica Niemitz, se hace palpable que estos 297 años no constan en la historia de muchas  civilizaciones distintas.

Según estas hipótesis y las pruebas que nos han presentado, parece que la respuesta a la duda inicial de «¿a dónde ha ido el tiempo?» es «a ninguna parte».

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