Todos conocemos las ansias que tuvo el Führer por todo lo relacionado con la figura de Cristo, y en especial por esos objetos que según los nazis harían invencibles al Tercer Reich. Pero puede decirse que entre todas esas piezas sagradas hubo una que tuvo especial atracción para Adolf Hitler: El Santo Grial. Tal vez por sus supuestos poderes como fuente de eterna juventud, o por simbolizar a los hijos biológicos de Jesús, quién sabe lo que movía la mente de estos macabros personajes que, aún hoy, llenan libros y libros de historia.
Fueron muchas las búsquedas y los viajes que realizaron los nazis con el fin de dar con el preciado Grial, y aunque no hay pruebas de que lo encontraran (o de sí existió realmente), si hay testimonios gráficos y personales de esas singulares indagaciones. En Supercurioso nos hemos dedicado a investigar, y hoy te contamos la verdadera historia de Hitler y el Santo Grial. ¡Acompáñanos!
1. La verdadera historia de Hitler y el Santo Grial
Puede que el argumento que marca la historia de Hitler y el Santo Grial, y la alucinante búsqueda de años, te recuerde de algún modo a las películas de «Indiana Jones» y es que muchos de los aspectos que allí se presentaban eran reales:
La Deutsches Ahnenerbe, o «Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana» creada por Heinrich Himmler, tuvo como principal objetivo buscar el origen del pueblo ario y sus consecuentes pruebas capaces de justificar su superioridad racial.
Este singular grupo estaba formado por antropólogos, arqueólogos, médicos y científicos, teniendo su «cuartel de operaciones» en el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, ahí donde debían llevar todas las «preciadas reliquias» que encontraran.
Lo curioso de todo esto es que asociaban el ascenso y liderazgo de Hitler a la magia, a artificios sobrenaturales capaces de erigir a ciertos hombres en la cúspide del poder, dejando así que la sombra de la «magia» estuviera siempre en las bases de los seguidores de Adolf Hitler, siendo Himmler su principal admirador, ambos obsesionados por el ocultismo y la astrología.
2. Los pasos de la cruzada Nazi en la búsqueda del Santo Grial
Para entender a profundidad la historia que vincula a Hitler y el Santo Grial, es necesario detenernos en un nombre: Heinrich Luitpold Himmler. Este oficial Nazi fue uno de los principales líderes del partido y hombre de confianza del Führer. Tan es así, que incluso fue nombrado, por un breve período, como comandante militar del Ejército de reemplazos y plenipotenciario general de la administración de todo el Tercer Reich. Era uno de los hombres más poderosos de la Alemania Nazi y, además de sus ideales de grandeza, también compartía con su líder una obsesión absoluta por el Santo Grial.
Fue esta obsesión la que le llevó a estudiar con dedicación la obra del alemán Otto Rahn, especializado en la cultura cátara, quien había indagado bastante sobre el tema asociando al santo Grial con el movimiento cátaro. Pero no bastaba con saber, con nutrirse de hipótesis. La historia de Himmler, Hitler y el Santo Grial debía ir más allá.
La inclusión de Otto Rahn en la SS
Para hacer las cosas más fáciles en la búsqueda del Santo Grial, el primer paso era sin duda hacer que Rahn entrara en las SS. De ese modo podía formar parte de la expedición que viajó a la región francesa de Languedoc, origen de la herejía cátara y posible emplazamiento de los descendientes de Cristo. Con su ayuda y conocimiento podría ser más sencillo dar con el gran hallazgo. Pero, ¿encontró Hitler el Grial en dicho emplazamiento? Evidentemente no, y peor aún, Rahn murió congelado en la cima del Wilden Kaiser, en Austria, siguiendo lo que para muchos fue una especie de suicidio ritual que él asociaba a la cultura cátara.
La búsqueda en España
El segundo paso para Himmler y Hitler fue España, en concreto Montserrat, en el valle occidental catalán, cumpliendo el mismo camino que Parsifal, en su búsqueda particular del Santo Grial, y que también se narraba en la ópera de Wagner, el compositor favorito de Hitler.
Llegaron al castillo de Montsalvat esperando encontrar la fuente de la eterna juventud. Pero, ¿dieron con el preciado objeto? No. El encuentro entre Hitler y el Santo Grial se resistía. De nuevo tuvieron que asimilar otra empresa fallida. La interpretación de Wagner podía deberse tanto a Montserrat como a otro castillo con nombre algo semejante: Montségur, situado en Francia. Lo realmente curioso de esta expedición es que, el abad de Montserrat, Antoni María Marcet, se negó a recibirlos sabiendo el desprecio que Hitler tenía a la Iglesia Católica. Dijo no saber alemán y con ello se evitó tener que estar presente en tan incómodo encuentro.
Sin embargo, algunas fuentes llegaron a decir que los nazis se fueron de allí no muy decepcionados, pues entre sus maletas lograron llevarse alguna información relevante sobre la reliquia… ¿De qué trataban esos documentos? Desgraciadamente, lo desconocemos, lo único que sabemos es que, más adelante, la búsqueda del Grial fue sustituida por otra empresa aún más desafiante: encontrar la Lanza de Longinos, también llamada lanza del Destino, y con la que Hitler sí alcanzaría el éxito.
3. Hitler y otros objetos sagrados
La historia de Hitler y el Santo Grial no fue un asunto aislado. El líder alemán tenía gran influencia por el valor simbólico de los objetos, lo que le llevó a perseguir unos cuantos artefactos a los que consideraba como sagrados. Uno de ellos fue la Piedra de Scone, pieza sobre la que se coronan los reyes de Inglaterra y que, según la creencia de los nazis, era la misma en la que Jacob se recostó antes de soñar con la escalera que llevaba a Dios. Aquella piedra estaba en la abadía de Westminster y se dice que los miembros de la sección esotérica de la SS intentaron robarla, sin lograr su objetivo.
Otro objeto que se suma a esta lista y que fue un blanco de búsqueda de la Ahnenerbe fue la Lanza del Destino, pieza con la que el centurión romano Cayo Casio Longinos hirió en el costado a Cristo. Existían cuatro lanzas con historia similar, pero los nazis estaban convencidos de que la auténtica era la que reposaba en el Museo Hofburg de Viena. Cuando el Tercer Reich se anexionó Austria, la lanza por fin cayó en las manos de Hitler. La leyenda era que su poseedor estaría bendecido con la eterna victoria, mientras que quien la perdiese estaría condenado a la derrota y la muerte.
En efecto, horas antes del no comprobado suicido de Hitler en su búnker berlinés, los soldados norteamericanos habían logrado obtener la Lanza del Destino. Posteriormente, se comprobó su autenticidad, y su origen que data del los siglos VII y VIII.
Como verás, la historia de Hitler y el Santo Grial refiere a la psicología de un hombre y de todo un colectivo, convencidos de una superioridad y un destino de grandeza que les llevó a cometer las peores atrocidades.
El cáliz en el que bebió Jesucristo en la última cena ha obsesionado a muchos, que se han aventurado a hacer diferentes hipótesis sobre dónde podría ocultarse el Grial.
La realidad es que no existen pruebas de que existe o existió, pero se asocia simbólicamente con tal grandeza, que representó una obsesión. La obsesión de un hombre que reconoció, en una de las más impactantes frases de Hitler: «Mañana muchos maldecirán mi nombre».