La Catedral mayor de Ulm, un emblema de la ciudad que lleva su mismo nombre, ostenta el título de la iglesia más alta del mundo. Su estructura fue capaz de soportar las inclemencias de la Segunda Guerra Mundial, como pocas construcciones en las ciudades alemanas más afectadas por el conflicto bélico. Se mantuvo firme, resistente ante los ataques. No sufrió daños significativos, lo cual nos hace ver con ironía que esta perla de la arquitectura se esté desmoronando en la actualidad, a causa de un enemigo aparentemente mucho peor: la orina.
La iglesia más alta del mundo peligra por la orina
La catedral mayor de Ulm es una absoluta maravilla arquitectónica que roba el aliento de todo aquel que la visita, y en especial el de los amantes del estilo gótico en edificaciones antiguas, por su espectacular diseño de aguja alargada. ¡Y vaya qué es alargada! La aguja posee una longitud de 162 metros de altura, una característica que además de haberle hecho ganar el título de la iglesia más alta del mundo, la convierte en el lugar perfecto para gozar de la vista más privilegiada de la ciudad de Ulm, Alemania.
El precio que hay que pagar para poder admirar Alpes como el Säntis y el Zugspitze desde la iglesia del siglo XIV, finalizada en 1890, es ascender los 768 escalones que conducen hasta su cumbre. Un recorrido sin duda agotador, pero que vale la pena completar.
Desafortunadamente, hay quienes cuentan con un aprecio completamente distorsionado del que merece la iglesia más alta del mundo por su valor histórico y arquitectónico. Según reportes de los funcionarios dedicados a la conservación de la estructura, la base de la catedral de estilo gótico está siendo erosionada gravemente por los ácidos y sales de la orina. La han ido depositando personas que se han convertido en visitantes peligrosos para la atracción turística: los ‘wildpinkler’, un término popularizado en Alemania para la acción de orinar en lugares abiertos.
Michael Hilbert, director del mantenimiento del lugar, denuncia que ya se ha vuelto una costumbre que algunos locales se concentren en las inmediaciones de la Catedral mayor de Ulm para consumir bebidas alcohólicas. Estos sujetos alentados por el alcohol, logran burlar a las patrullas policiales para orinar y vomitar sobre las paredes de la iglesia.
Son considerables los esfuerzos que han concentrado las autoridades locales para detener a estos trasnochadores que amenazan con desmoronar a la iglesia más alta del mundo a efectos de la orina. Una de estas medidas comenzó a aplicarse desde el 2016, se trata de la imposición de multas de 109 dólares a todo aquel que sea capturado orinando en el patrimonio arquitectónico. Para ello tuvieron que doblar la vigilancia, sin embargo, nada parece detener a los atrevidos wildpinkler.
¿Podrá el reforzamiento de la seguridad acabar con este problema en un futuro? Hilbert, el director del mantenimiento de la iglesia, no se siente muy optimista al respecto, pues considera que el problema persistirá «mientras existan las personas».
No te pierdas: 4 Impresionantes construcciones históricas que siguen en pie