Primatóloga, etóloga, antropóloga y mensajera de la paz de la ONU, la vida de Valerie Jane Goodall Morris, mejor conocida como Jane Goodall, es tan apasionante como el conocimiento de los animales que tanto ha contribuido a acercar a los seres humanos.
Aquí te invitamos a conocer un poco más a esta mujer extraordinaria y su revelador trabajo con los chimpancés.
Jane Goodall, la mujer que nos descubrió a los chimpancés
Jane Goodall nació en Londres en 1934, en el seno de una familia de clase media, y quizás en parte su futuro pudo haber sido determinado por un juguete, un muñeco muy realista de un chimpancé que dio inicio a su amor por los animales, y por esta especie en particular.
Goodall estudió en una escuela secretarial en Inglaterra y en 1957 se trasladó a África, consiguiendo trabajo como secretaria en una granja en Kenia. En este país conoció al famoso paleoantropólogo Louis Leakey, que la contrató primero como su asistente, y luego como observadora de un grupo de chimpancés a orillas del lago Tanganika, en Tanzania.
Aunque Jane Goodall no tenía formación científica, Leakey estaba convencido de que su amor por los animales, sumado a su inteligencia y tenacidad, la llevarían a buen puerto; y aunque el interés del científico británico era buscar un patrón de comparación para ayudarlo a entender cómo pudo ser el comportamiento de los primeros homínidos, la labor de Goodall fue mucho más allá y ha terminado por ofrecernos una visión sorprendente de los chimpancés, gracias a un estudio que se ha prolongado por 56 años.
Jane Goodall llegó a la Reserva de Caza del Arroyo Gombe (hoy en día Parque Nacional Arroyo Gombe) en julio de 1960, y prácticamente sin ningún conocimiento de biología ni de etología (estudio de las conductas de los animales), comenzó a observar y a tomar notas sobre el comportamiento de varios grupos de chimpancés que se movían en el valle del Gombe.
Entre sus primeros descubrimientos está el hecho de que los chimpancés, como otros mamíferos, son individuos con personalidades bien definidas, por lo que procedió a ponerles nombres a los sujetos estudiados, en vez de usar números, como otros zoólogos. Esta práctica llevó a que otros primatólogos la acusaran de haber cometido el “peor de los pecados etológicos”: antropomorfizar el objeto de estudio. Pero hoy en día es una práctica común entre etólogos que trabajan con mamíferos superiores.
Esto fue sólo el principio. En los primeros cinco años, esta notable observadora haría los siguientes descubrimientos: los chimpancés cazan mamíferos, es decir, no son sólo herbívoros, como se creía hasta entonces; usan y fabrican herramientas (quizás su mayor descubrimiento, que acabó con lo que se creía una exclusividad del ser humano); también llevan adelante una vida social compleja y se apoyan en los lazos familiares toda su vida (que puede sobrepasar los 50 años).
El arte de deshojar ramas para usarlas en la extracción de termitas, por parte de los chimpancés, ha sido sin duda uno de sus mayores descubrimientos, tan es así que hizo escribir a Louis Leakey: “Ahora, debemos redefinir al hombre, redefinir las herramientas o aceptar a los chimpancés como humanos”.
Otras manifestaciones “humanas” constatadas por Jane Goodall entre los chimpancés es el uso de palmaditas en la espalda, los abrazos y besos, y hasta las cosquillas. Pero también encontró en ellos facetas oscuras de la “humanidad”, como el canibalismo, el comportamiento agresivo y la violencia dentro y fuera de las distintas tribus de chimpancés. Son celosamente territoriales y capaces de atacar a otros grupos de chimpancés para ocupar sus territorios; lo que la llevó a escribir:
“Cuando empecé en Gombe pensé que los chimpancés eran más amables que nosotros. Pero el tiempo ha revelado que no es así. Pueden ser igual de detestables”.
Estos aportes extraordinarios le permitieron optar al programa de doctorado en etología de la universidad de Cambridge, sin tener una licenciatura previa en biología. La labor de Jane Goodall ha sido respaldada desde entonces por instituciones como National Geographic, el sistema de parques nacionales del gobierno de Tanzania y otras instituciones internacionales.
En 1977 creó el Instituto Jane Goodall, para respaldar la investigación en Gombe y promover la defensa y preservación de los chimpancés, con oficinas en 19 países (España entre ellos); y en 1991 creó en Tanzania el Programa Raíces y Brotes, destinado a los jóvenes preocupados por los problemas sociales y ambientales, que actualmente cuenta con más de 10.000 grupos en un centenar de naciones.
Con más de 80 años, Goodall continúa viajando por todo el mundo, luchando por los derechos de los “no humanos” y por el medio ambiente, y haciendo énfasis en la estrecha relación de los seres humanos con el mundo natural, del que no estamos tan separados como quisiéramos creer.
Si te ha interesado este tema, entonces no puedes dejar de leer Los chimpancés también prefieren el trabajo en equipo y 7 datos que reafirman la inteligencia de los animales.