A lo largo de la historia se han prohibido muchas cosas. Se han intentado vetar libertades que el hombre ha considerado básicas y por las cuales, ha luchado con fuerza para que cayeran esos muros, esas cadenas a la integridad y libertad personal.

Ahora bien, podríamos decir sin equivocarnos que el movimiento «Kiss Not» iniciado en 1911 en la ciudad de Cincinati en Estados Unidos, es uno de los más absurdos y poco exitosos de la historia. El simple hecho de prohibir algo tan natural como un beso, es como quien desea poner barreras al viento o robar el olor de las flores. Es algo básico en el ser humano, en el día a día, con nuestras parejas, con los niños, con nuestros amigos e incluso con nuestras mascotas, que algo así nos parece increíble. No obstante, sucedió de verdad. Se intentó prohibir.

¿Qué pareja puede evitar el regalarse uno o cien besos a lo largo del día? ¿Qué madre no besa a su hijo? Pues bien, hasta esto último se intentó prohibir en el movimiento «Kiss Not». Estamos seguros de que esta historia te va arrancar alguna que otra sonrisa.

¡Queda prohibido besar! ¡Cuide de su salud!

De acuerdo, es muy posible que a principios del siglo XX el tema de los virus, las bacterias, infecciones y demás dimensiones no estuviera aún muy controlado. No disponían de las vacunas que tenemos a día de hoy, ni se usaban aún los antibióticos, ni se disponían de medidas lo bastante higiénicas como para poder evitar determinadas enfermedades.

No obstante, la solución de todo ello no estaba precisamente en prohibir los besos. Aunque para la respetada Imogene Rechtin (imagen inferior), así era. El contacto físico entre personas y en especial, los besos, suponía una fuente directa de enfermedades que debía evitarse a toda costa. Así pues, esta dama inicio un movimiento conocido como «Kiss Not» organizando además un grupo llamado «Organización mundial para la salud» que por supuesto, no tiene nada que ver con la actual OMS. Cabe añadir además que a esa finalidad sanitaria se la añadía además un componente moral, puesto que la simple imagen de ver a dos personas besándose, era para ella y este grupo que la seguía, algo indecente.

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Los besos eran algo devastador, fuente de gérmenes y un acto expreso con el cual, una persona trasmitía deliberadamente una enfermedad a otra. Así lo creían y así lo defendían. Y para ello, para escampar esta idea se hicieron chapas, y se visitaban centros donde se reunían los jóvenes para bailar o relacionarse. Llegaron incluso a convencer a muchas chicas a punto de casarse para que hicieran lo posible para no besar a sus futuros maridos en la boca, puesto que con ello, corrían el riesgo de caer enfermas. No obstante, estamos seguros de que en privado, las parejas harían lo que en verdad quisieran y desearan olvidando por completo a la señora Imogen Rechtin, al movimiento «Kiss not», y sus chapas.

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Cabe decir como curiosidad, que la señora Imogen estaba casada, y que predicaba como ejemplo defendiendo que en su casa, nadie besaba a nadie. Si te preguntas ahora cómo terminó este curioso movimiento iniciado en 1911, te diremos que, como cabe esperar, no prosperó. La idea era formar más grupos de influencia en otros estados, aprovechando que por aquella época se iniciaban ya varios movimientos femenistas donde la voz de la mujer empezaba a tener su presencia en varias instituciones. No obstante, ninguno de estos grupos femeninos tuvo interés alguno por defender tal principio. ¿Quien deseaba de verdad prohibir los besos? Solo la señora Imogen y sus fieles partidarias.

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Un momento curioso de nuestra historia que merecía sin duda ser recordado para un supercurioso como tú. Ahora bien, desde nuestro espacio incidimos en que los besos son buenos para tu salud, y para ello te invitamos a conocer 10 datos sobre ellos.