Pocas ocasiones nos encontramos con contenido en internet que despierta nuestra acidez indirectamente, es decir, el objetivo de ese contenido es no hacerlo, pero la situación irremediable nos condena a sentir esa misteriosa sensación. Quizá sea ese el caso de la presunta carta que el famoso físico Albert Einstein dedica a su hija Lieserl Eintein, la cual está llena de relatos y misterios que orbitan a su alrededor. Hoy en Supercurioso expondremos las circunstancias de esta carta de Einstein a su hija e intentaremos solucionar algunas de sus incógnitas.
La misteriosa Carta de Einstein a su Hija
1. La carta: sobre lo que trata y lo que se dice de ella
Antes que nada, empezaremos hablando sobre esta carta de Einstein a su hija, aunque al final de este apartado encontrarás el ejemplar que circula para que puedas leerla por ti mismo. Para nadie es un misterio que la vida de Albert Einstein está llena de misterios e incógnitas que parecen hacer más atractivo el transcurrir de este célebre personaje, pero de esa misma carencia de información han surgido múltiples leyendas e invenciones a través de las cuales se le atribuyen al padre de la relatividad frases, pensamientos y todo tipo de cosas.
Presuntamente esta carta habría sido donada a la Universidad Hebrea de Jerusalén por su hija Lieserl Einstein junto a otras doce mil cartas, bajo un pacto de que no serían publicadas hasta veinte años después de la muerte del científico, pero se supone que la institución no respetó este pacto, por lo que se publicó la correspondencia y el mundo conoció la carta de Einstein a su hija Lieserl: Una hermosa misiva que el cariñoso padre dedica a su hija exponiendo en ella al Amor como la fuerza universal.
Aquí va la carta:
«Mi querida hija:
Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.
Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.
Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta.
Tu padre»
2. La verdad duele
La aclamada carta de Einstein a su hija está rodeada de múltiples incongruencias que ponen en tela juicio su originalidad. Comencemos mencionando brevemente las circunstancias que rodean a Lieserl: la chiquilla habría nacido en 1902 fruto de la relación entre Einstein y Mileva Maric, una compañera de universidad del científico y todo un personaje que sí merece ser recordado en la historia. Para esta época, Einstein no se hallaba junto a Maric, por lo que no pudo presenciar el nacimiento, sin embargo, presuntamente, sería el padre de la mujer quien comunicaría a Einstein por medio epistolar que había nacido su hija Lieserl.
Sobre esta chica se sabe muy poco: las hipótesis que giran sobre ella son muchas, y la que consideramos más probable es que haya muerto por contraer escarlatina (recordemos que los tratamientos médicos de la época no eran tan eficaces como lo son ahora), afección que sí se encuentra registrada en una de las cartas reales del científico. La mención posterior que se hace sobre Lieserl es escasa, su nombre aparece en dos cartas y presuntamente su padre nunca la conoció, por lo que este primer punto que reza que Lieserl fue la donadora de las cartas se cae por la borda.
Aunque sí hay una colección de cartas de Einstein en la Universidad Hebrea. Diana Kormos-Buchwald, profesora de física e historia de la ciencia del Instituto de Tecnología de California (Caltech) y directora del Einstein Papers Project afirma que esta donación fue hecha por su hijastra Margot Einstein, además de señalar que esta carta de Eintein a su hija es absolutamente falaz e invita a consultar los volúmenes publicados por el proyecto.
Nunca siempre es bueno fiarse de lo que internet dice, y por eso mencionábamos la acidez al inicioPor desgracia el gran Albert Einstein es un personaje muy «citable», por lo que la falacia Ad verecundiam (o falacia de autoridad) alcanza un nuevo nivel, otorgando una sarta de mentiras para que la sombra del genio les dé validez.
3. Otras particularidades
En este apartado señalaremos qué otras cosas hacen falsa a esta carta de Einstein a su hija. Primero, en múltiples sitios de internet se pone la imagen que vemos inmediatamente arriba, indicando que se trata de Lieserl o dando a entender que es así, pero como ya hemos visto, esto no es posible, porque Lieserl o murió o fue dada en adopción o cualquier otra cosa.
Puede que la carta de Einstein fuera dedicada a otra de sus hijas y que la historia confundiera el destinatario. Por otro lado, Michele Zackheim en su texto «Einstein’s Daughter: Te search of Lieserl» plantea una hipótesis particular, expone que presuntamente la chiquilla habría nacido con una afección congénita que le causaría la muerte, cosa que afecto mucho al científico y le apartaría de su rol paterno permanentemente. Es conocido que en su relación con Mileva no era un buen esposo y mucho menos un buen padre; para poner un ejemplo, el menor de sus hijos con Mileva fue diagnosticado con esquizofrenia y el padre sólo fue a visitarlo en una ocasión, de esto se conserva la correspondencia tosca y austera entre el padre y el hijo.
Tal vez no se la dedicó a ningún hijo, sólo fue un ejercicio de escritura. Einstein, a pesar de pasar horas eternas entre ecuaciones, le dio gran importancia a la lectura, no es de extrañar que junto a su buen amigo Kurt Gödel discutieran largas horas sobre la Crítica de la Razón Pura de Emmauel Kant, obra que por demás, les daría pie a los físicos de edificar los pilares de la Teoría de la Relatividad. Pero al leer sus cartas, tantas ellas tan famosas y aclamadas, vemos que su estilo al escribir no se halla tan ornado de… Dejémonos de palabras bonitas… Cursilerías. Uno de los ejemplos más actuales es la llamada Teoría de la Felicidad, ese sí que es un buen exponente de la prosa del físico.
Por la incongruencia temática, por la atribución de cualidades innecesarias, el mal empleo de los teoremas y elementos propios de la física y tantas otras cosas más es posible afirmar que la carta es absolutamente falsa. Lo lamentamos, chicos, pero vamos, hay miles de cartas fantásticas de este autor para reproducir innecesariamente un escrito de baja estirpe.
Esperamos haber solucionado todas las dudas respecto a esta carta de Einstein a su hija, esperamos no haber causado muchos estragos, pero también debemos saber que la verdad siempre reluce y era preciso ponerlo de manifiesto. ¿Te ha gustado el artículo? ¿Tienes alguna otra hipótesis sobre el tema? ¡Charlemos! ¡Déjanos tu comentario!