¿Quién no ha sentido alguna vez cuando está realizando ejercicio en una cinta de correr que parece que lo estén torturando? Pues la verdad es que esa era la verdadera intención de este aparato, puesto que la cinta de correr se creó como un mecanismo de tortura.
Es una de las máquinas cardiovasculares más frecuentes en los gimnasios de todo el mundo y cada día es utilizada por cientos de personas, pero pocas saben cuál fue su verdadero origen.
Un mecanismo de tortura para presos
Debido a las diversas protestas sociales que revindicaban un trato más humano a los presos en el Reino Unido, ya que los castigos más habituales eran la deportación, la pena de muerte y el aislamiento, se buscaron nuevos métodos entre los que destacaba la cinta de correr.
Fue un ingeniero civil inglés llamado Sir William Cubitt, quien en 1818 creó una máquina llamada «banda de rodadura de la rueda» para reformar convictos obstinados y ociosos.
Se trataba de una larga rueda de molino, de ahí su nombre en inglés “treadmill”. Los prisioneros estaban suspendidos sobre la rueda y si dejaban de caminar caían debajo de ella.
Además, el esfuerzo de los prisioneros servía para triturar granos o bombear agua.
Lesiones y terror
Los presos debían caminar sin parar durante turnos de seis u ocho horas, por lo que cada día llegaban a escalar más de 1500 metros.
Esta tortura, unida a la mala alimentación que les proporcionaban, les ocasionaba lesiones y enfermedades, pero seguía siendo uno de los mecanismos preferidos por los centros penitenciarios de Reino Unido y de Estados Unidos, que adquirían numerosas de estas máquinas.
De hecho, había hasta quienes alababan de todos sus beneficios como el guardia de la prisión James Hardie, quien afirmaba que era el mejor aparato para domesticar a los peores delincuentes de Nueva York, sosteniendo que la cinta de correr provocaba terror en sus presos.
Sin embargo, con el paso del tiempo la cinta de correr fue relegada por otro tipo de trabajos como cosechar algodón en el campo, romper rocas o trabajos de albañilería.
Aun así, en Inglaterra, la cinta se mantuvo hasta finales del siglo XIX, cuando fue abandonada debido a su elevada crueldad.
Y cuando parecía que la cinta de correr permanecería olvidada por la historia para siempre, el Dr. Kenneth Cooper exhibió sus beneficios como ejercicio aeróbico en la década de 1960 mostrando al mundo el diseño de la cinta de correr que conocemos ahora.
Así empezó la expansión de la cinta de correr como máquina de entrenamiento por todo el mundo, sin que muchos conocieran su cruel origen.
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