¿Has oído hablar alguna vez de la técnica de la escritura automática? Es posible que al leer esta palabra, te venga a la mente de inmediato la clásica médium en una mesa e inclinada sobre un papel, escribiendo en un estado de trance aquello que un supuesto espíritu le está dictando.

Bien, la verdad es que es mucho más que esto. Es ante todo, una técnica de liberación y expresión personal que, con un poco de entrenamiento, puede permitirnos sacar muchas ideas, muchas emociones y sentimientos que, de otro modo, no podríamos evidenciar al exterior.

La escritura automática va más allá del campo de lo sobrenatural, es un acto de creación realmente curioso que bien merece tener un hueco en nuestro espacio. ¿Te gustaría saber más?

La escritura automática, una chimenea a la liberación del inconsciente

A la hora de hablar del inconsciente, seguro no puedes evitar pensar en el clásico psicoterapeuta freudiano trabajando con su paciente el tema de los pensamientos reprimidos, de problemas de infancia no superados o de represiones sexuales. Si bien es cierto que esta técnica tiene como finalidad romper esa censura que pone su precinto de seguridad sobre todo aquello que reprime nuestra escala moral o nuestros miedos, podríamos decir también que la escritura automática, fue concebida también como una expresión artística.

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Fue André Breton, poeta, ensayista y exponente destacado del surrealismo quien propuso esta técnica como camino más que ideal para traer de las alcantarillas de nuestra mente esas ideas, esas frases más puras, más místicas e intensas del ser humano. Sería casi «como una fotografía» del pensamiento más íntimo, y por tanto, nada podía ser más hermoso que esos versos escritos en un proceso intenso de escritura automática. Era pues, un medio de liberación y también un instrumento de trabajo para «crear».

Podríamos decir pues que la escritura automática tuvo especial trascendencia en tres áreas: En la literatura, en la psicología y en el campo de lo sobrenatural. Para los psicólogos, la utilidad entraba dentro de las líneas del campo del análisis del subconsciente, ahí donde ahondar en esas ideas que las personas podían sacar a la luz tras haber enseñado a los pacientes, previamente, a desarrollar la técnica de la escritura automática. Es lo que se conocía como «psicografía».

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¿Y qué hay del área más sobrenatural? La corriente del New Age, por ejemplo, se interesó muchísimo a lo largo del siglo XX por esta estrategia, era un modo de que la mente inconsciente entrara en contacto, por así decirlo, con entidades superiores para captar lo que ellos llamaban «mensajes canalizados» de ángeles. ¿Curioso, verdad? No obstante, no se puede hablar de escritura automática sin relacionarla, claro está, con el Espiritismo y con su importancia a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Es interesante saber que para ellos, es en realdiad un tipo de escritura mediúmnica, donde una persona sirve de canal para entrar en contacto con esas entidades del más allá.

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¿Te gustaría saber qué tipos de escritura automática desarrollaron los espiritistas?

  • Escritura intuitiva: en este tipo de escritura,  se produce un encuentro entre auras, ahí donde de pronto aparecen sensaciones, ideas que el médium intenta representar en palabras. Hay pues solo una intuición, una serie de emociones que la persona intenta dar forma con palabras.
  • Escritura semi-automática: en este caso, ya no son solo sensaciones que traducir con mayor o menor dificultad con palabras, en este caso ya aparecen mensajes verbalmente expresados que el médium recibe y escribe de inmediato sobre el papel. Cabe señalar también que el médium es muy consciente de lo que escribe.
  • Escritura automática: aquí, como ya puedes imaginar, tenemos el ejemplo más claro y clásico de esta técnica. El espíritu «desencarnado» toma control absoluto sobre el médium, como el músico que mueve las cuerdas de un violín para afinar su melodía y dejar su música, su mensaje, a través del médium y de una hoja y un papel. La mano del médium, es un simple canalizador de una mente inconsciente que ha sido «tomada» por una entidad del más allá.

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Y ahora dinos ¿crees que esta técnica tiene alguna utilidad hoy en día? ¿La has utilizado alguna vez para liberar tu mente, desahogar el estrés o para crear alguna composición poética? No dudes en dejarnos tu opinión, mientras, te invitamos a conocer la curiosa experiencia de Víctor Hugo con el espiritismo.