La costumbre de exhibir en circos y espectáculos a personas que tuvieran algún tipo de particularidad física estuvo muy extendida entre mediados del siglo XIX y principios del XX. Las comunicaciones entre ciudades, e incluso entre continentes, habían mejorado tanto que formar una compañía estable que llevar de gira era un negocio rentable. La historia de Lionel, un niño con rostro de león, no es única, muchas personas en este periodo fueron víctimas de este nefasto negocio.
La historia de Lionel, un niño con rostro de león
Stephan Bibrowski, nació en Polonia en el año 1890. Cuando vino al mundo su cuerpo estaba cubierto de un vello que media cerca de 2’5 cm. Sus padres estaban horrorizados al ver que tenían un niño con rostro de león y cuando contaba 4 años de edad se lo cedieron a un representante alemán llamado Sedlmayer que empezó a exhibirlo por toda Europa. En ese momento el pelo que cubría su cuerpo medía ya 10 cm. y el de su rostro 20 cm. El señor Sedlmayer le dio su nombre artístico «Lionel» e inventó una historia que hiciera más interesante su aspecto físico. Explicaba que la madre de Lionel, estando embarazada, había sido testigo de como un león devoraba a su esposo. De la impresión su hijo había nacido con cara de león. Naturalmente todo era mentira y Stephan simplemente sufría una enfermedad llamada hipertricosis.
Lionel, viajó a Estados Unidos de gira y se afincó en ese país, era un joven muy inteligente que hablaba 5 idiomas y cuya aspiración en la vida había sido siempre ser dentista, quizá porque su enfermedad lleva asociada una casi total carencia de dientes (él sólo tenía dos). Murió en 1932 a los 42 años de edad de un ataque al corazón en Alemania, aunque corrió la leyenda urbana de que había sido ingresado en un campo de concentración por los Nazis y había fallecido en él.
Por suerte el joven Lionel llegó a sentirse tan orgulloso de su aspecto que una vez en Nueva York, en un incendio en el que estuvo a punto de chamuscarse el pelo, al salir ileso, declaró que quemarse el pelo era lo peor que le podría ocurrir, pues lo convertiría en un hombre «normal».
Stephan padecía hipertricosis, enfermedad conocida también como el síndrome del hombre lobo y que es fruto de una mutación genética. Sólo se han documentado una cincuentena de casos hasta ahora, desde la Edad Media.
El cuerpo se cubre de un vello muy largo excepto las plantas de los pies y las palmas de las manos. Este vello se llama lanugo, es parecido al que tienen muchos recién nacidos, pero a los que padecen esta enfermedad les crece a lo largo de toda la vida. Este hecho les hace padecer fuertes discriminaciones y maltratos, tanto psicológicos como físicos.
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