Es posible que hayas oído hablar de la magia de las gotas del príncipe Rupert. También se las conoce como lágrimas holandesas. Pero, ¿qué son en realidad? Es vidrio, gotas de vidrio creadas al caer sobre agua fría. Vistas de cerca nos recuerdan casi a una especie de renacuajo traslúcido, pero orlado a su vez de llamativos colores internos que origina la luz cuando los atraviesa.

Te resultará curioso saber que son muchas las personas que suelen adquirirlas, que las buscan con ansia por Internet con un sólo propósito: romperlas. ¿La razón? Porque cuando se rompen, estallan en una bella explosión de polvo de cristal realmente atractiva y fascinante.

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¿Te gustaría saber más sobre ellas?

El misterio de las gotas del príncipe Rupert

Basta con dejar caer una gota de vidrio caliente sobre un vaso de agua para que aparezca esta forma tan atractiva. La verdad es que la magia de las gotas del príncipe Rupert no irían más allá si no tuvieran una característica realmente especial. A pesar de lo frágiles que nos pueden parecer, no son nada fáciles de romper. Intenta golpearlas con un martillo y descubrirás que no consigues destruirlas a la primera, ni a la segunda…

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¿Cómo puede ser? El modo en que se originan estas gotas de vidrio es muy especial. Se trata de un líquido caliente que se expone de pronto al agua fría, entonces, a medida que se enfría se expande hacia una capa externa donde se concentra un gran estrés de compresión, mientras que en el interior, se genera una gran energía. Esto hace que en ocasiones, no sea nada fácil poder romperla con un martillo, siempre será mejor «pellizcar» la cola de la gota, ya que de este modo, lo que hacemos es romper un enlace de esa tensión del exterior, provocando que se origine una ruptura en cadena hasta generar una especie de explosivo químico muy llamativo.

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Los expertos nos comentan que al iniciarse la fractura en la cola de la gota del príncipe Rupert, desencadenamos un proceso que desintegra el vidrio a una velocidad increíble. Un visto y no visto que deja un rastro de finísimo polvo de cristal; un fenómeno que causa verdadera adicción en mucha gente, de ahí, que suelan comprarse numerosas gotas de vidrio para efectuar esa rotura en casa, con las medidas de seguridad pertinentes. Curioso, ¿no es así?

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Se sabe que las gotas del príncipe Rupert empezaron a hacerse sobre el año 1625, en Mecklenburg, Alemania. Aunque también se suele afirmar que fueron comercializas primero en Holanda bajo el nombre «lacrymae Batavicae». Sea como sea, fue sobre esta época cuando se extendieron por toda Europa como modo de entretenimiento. Como un juguete que hoy en día se sigue adquiriendo por pura curiosidad.

Te dejamos un vídeo para que veas la expectación que causa entre quienes son fanáticos de las gotas del príncipe Rupert. Mientras, te invitamos a descubrir el día en que el mar se cubrió de piedras de ámbar.