Cuando oímos hablar de la reina de Saba nuestra imaginación se traslada de inmediato a un lugar de ensueño poblado de riquezas y visualizamos a una mujer imponente de gran belleza y que simboliza el lujo y la opulencia. La hemos visto en pinturas medievales y renacentistas y también en algunas películas, pero… la Reina de Saba. ¿Quién fue realmente? ¿Existió? ¡Acompáñanos a averiguarlo!
La Reina de Saba
A la reina de Saba se la conoce en occidente principalmente por las referencias sobre su persona en la Biblia hebrea. En ella se nos relata la visita que esta extraordinaria mujer hizo al rey Salomón aproximadamente en el siglo X a.C. La reina de Saba recibe nombres diferentes según las tradiciones: para los árabes es Bilqīs, para los etíope Makeda y el historiador judío Flavio Josefo la menciona como Nikaule o Nicaula.
Saba existió realmente. Era un reino situado en el sudoeste de la Arabia preislámica. Además de en la Biblia, es mencionado por los asirios y por escritores griegos y romanos entre el siglo VIII y V a. C. Sobre la figura de la reina de Saba no existen registros históricos que confirmen que realmente el personaje existió y algunos historiadores creen que no se trataba de una persona concreta, sino de una delegación que viajó de Saba a Israel para llegar a acuerdos comerciales. Otros estudiosos creen que pudo tratarse de la esposa de un faraón egipcio que acudió a un encuentro para tratar sobre los permisos de navegación por África para los barcos del rey Salomón.
La historia del encuentro de la reina de Saba y el rey Salomón nos cuenta que una mujer extremadamente rica visitó a Salomón atraída por la fama de sabio del monarca. Como presente le llevó todo tipo de especias, joyas y objetos preciosos. A cambio, el rey se avino a contestar sus preguntas y a resolver diez enigmas que ella le propuso. Asombrada con su sabiduría, la reina no cejó de alabar a Dios y el monarca le prometió darle todo lo que ella le pidiera.
En ese punto de la leyenda entroncamos con la tradición etíope que tiene su historia particular. Los etíopes creían que la reina de Saba era Makeda y que tuvo un hijo con el rey Salomón. Ese niño se convirtió en el emperador Menelik I. Salomón habría propuesto matrimonio a la reina, pero fue rechazado por ésta debido a que ya tenía varias esposas y ella quería ser la única. Sin embargo, Makeda permaneció unos meses en el palacio de Salomón con el que engendró a su hijo antes de regresar a su reino.
La película más conocida sobre esta reina es un film estadounidense que fue filmado en 1959 y dirigida por Kim Vidor titulado «Salomón y la reina de Saba». Años más tarde, en 1995, se filmó otra versión protagonizada por Halle Berry y dirigida por Robert M. Young, para televisión, titulada también «Salomón y la reina de Saba».
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