Son muchos los documentos históricos que recogen los detalles de uno de los eventos más trágicos y funestos de la historia del hombre. Desde la profundización del motivos por qué se inició la Segunda Guerra Mundial, hasta el abordaje de personajes monstruosos como el doctor Josef Mengele, el ángel de la muerte… son miles los temas que capturan la atención, el asombro y la vergüenza de los ávidos del conocimiento. Pero entre todos ellos, especial atención merecen las brujas de la noche. Mujeres que, armadas de coraje y valentía, supieron hacer frente a las tropas Nazis, generándoles verdadero terror. Hoy en Supercurioso te hablaremos acerca de la historia de las Nachthexen. ¿Nos acompañas?
Bastante se ha hablado sobre la particular predilección que tenían los Nazis por algunos temas esotéricos. No en vano el mismo Hitler se obsesionó hasta idear y ordenar cruzadas en la búsqueda del Santo Grial o la lanza de los Longinos. Pero fueron mujeres rusas, apodadas las brujas de la noche, quienes, sin pociones ni artificios de magia, lograron llevar a la tumba a unos cuantos soldados alemanes, haciendo gala de una valentía y experticia militar fenomenal. Estas mujeres volaban, pero no en escobas, sino en aviones militares. Aprendamos más sobre su fantástica historia.
¿Quiénes eran las Nachthexen?
Bajo el nombre de Nachthexen se reconoció a un poderoso escuadrón de bombarderos soviéticos que aterrorizó a las tropas alemanas. ¿Su particularidad? Eran piloteados en exclusiva por mujeres, que se desplazaban al amparo de la oscuridad. 588º Regimiento de Bombardeo Nocturno era la identificación oficial de este grupo que desafió la congelación y la artillería enemiga en los cielos, mientras que, al mismo tiempo, debían enfrentarse a los comentarios incrédulos de sus compañeros del sexo masculino.
El contexto del nacimiento de las temidas Nachthexen o brujas de la noche se dio en el año 1941, en el marco del desarrollo de la Operación Barbarroja. Fue entonces cuando las potencias del Eje irrumpieron en Rusia, empleando una fuerza invasora descomunal. La situación de la Unión Soviética era tremenda. Leningrado estaba sitiada y el Ejército Rojo no alcanzaba a cumplir los requerimientos. Apenas allí, sus comandantes tuvieron, por obligación, que despojarse de los prejuicios que hasta entonces habían mantenido y permitir a las mujeres el acceso a las filas del combate.
Entre las Nachthexen más conocidas estuvieron Polina Osipenko, Valentina Grizodúbovatres y Marina Raskova. Justo la última de ellas fue la primera mujer instructora de vuelo. La admiración que supo ganarse del propio Stalin le valió el grado militar de Mayor. En 1938, estas aviadoras, que aún no eran conocidas como las brujas de la noche, recibieron la distinción de Heroínas de la Unión Soviética.
Las historias detrás de las brujas de la noche
Hablar de las Nachthexen es hacer referencia a un grupo de temerarias y valientes mujeres que lograron hacer frente a las tropas Nazis. Sus estadísticas de combate alcanzan las más de 24 mil incursiones nocturnas a territorio enemigo desde 1942, lo que hizo a 23 de ellas merecedoras del título honorífico de Héroes de la Unión Soviética y algunos monumentos conmemorativos. Solían volar en grupos de tres y haciendo un círculo con el que distraían a los enemigos, mientras que otro avión disparaba por sorpresa. También se destaca el hecho de que la media de edad de estas mujeres aviadoras era de tan solo 22 años. Algunas en particular fueron protagonistas de curiosas historias. Acompáñanos a conocerlas en mayor profundidad.
1. Marina Raskova
Quizás la historia más popular entre las de las brujas de la noche es la de Marina Raskova. Esta mujer fue una de las pioneras en hacer el trayecto sin escala más largo hasta entonces, de 6 mil kilómetros. Gracias a sus habilidades militares y como aviadora, consiguió el respeto y apoyo de Stalin, con lo que se ganó también el permiso de crear regimientos, tal como una veterana de guerra e instructora de vuelo. Así fue como creó un total de tres regimientos exclusivamente femeninos, que sumados llegarían a unas cuatrocientas mujeres.
En sus entrenamientos, Marina no solo enseñaba técnica militar, sino también valentía y arrojo. Con tesón preguntaba a sus chicas si temían recibir un disparo y morir, a lo que las jóvenes contestaban «no me matarán si disparo yo primero». Entre los regimientos organizados por Raskova, el más popular fue el de Bombardeo Nocturno que con sus acciones aterrorizó a las tropas Nazi.
2. Lidia Litviak
Otra de las integrantes de las Nachthexen más populares fue Lidia Litviak. A ella se le conoció popularmente como la Rosa Blanca de Stalingrado. Esta joven no solo gustaba de recoger flores silvestres por las praderas rusas, sino que también dibujó una flor blanca en el cristal de su avión, que se convertiría en su compañero más entrañable. Durante sus avezadas maniobras, Lidia consiguió derribar más de doce aviones de caza Nazi. Tanto respeto, terror y odio generaron los alemanes contra esta integrante de las brujas de la noche, que le terminaron haciendo una emboscada con ocho aviones a la vez, en la que moriría, teniendo apenas 22 años.
¿Cómo era el entrenamiento de las Nachthexen?
Otro elemento muy interesante en la historia de las Nachthexen eran las características de su entrenamiento. En general, los pilotos de guerra debían ser preparados por años. Primero recibían formación teórica y luego pasaban a sus primeras experiencias en el aire. Pero la guerra apremiaba y el Ejército Ruso necesitaba sumar nuevos miembros, así que estas mujeres fueron reclutadas y entrenadas en apenas pocos meses, en los que se les proporcionó entrenamiento físico, así como un curso intensivo en tácticas de combate.
Y lejos de lo que podría creerse, las brujas de la noche no piloteaban portentos armamentísticos ni mucho menos. Todas las hazañas conseguidas por las Nachthexen fueron a bordo de rudimentarios y simples Polikarpov U-2 (Po-2), un tipo de avión biplano muy sencillo que se utilizaba para prácticas de vuelo y la fumigación de los campos. Eran máquinas lentas, hechas con madera, sin radio ni paracaídas; poco más que «escobas voladoras». Como es normal, pensarás que estos pobres aviones no tenían posibilidad alguna frente a los cazas alemanes, pero la verdad es que resultaban mucho más maniobrables, ágiles, y con la facultad de volar muy bajo, casi entre los bosques… no tenían más que apagar sus motores para que su ronroneo no se escuchara en el momento justo y, entonces, dejar caer las bombas, que se contabilizaron en más de 3 mil toneladas de explosivos.
En definitiva, con poca preparación, recursos limitados y gran valentía, las brujas de la noche marcaron la historia de la Segunda Guerra Mundial, recordándonos que, tal como lo dijo la escritora estadounidense Hellen Keller, en una de las más célebres frases de mujeres fuertes; «Nunca se debe gatear cuando se tiene el impulso de volar.»