De la catástrofe de Chernóbil, ocurrida el 26 de abril de 1986, uno de los accidentes nucleares más graves de la historia junto al de Fukushima, en 2011, han surgido incontables relatos que despiertan nuestro asombro. Como la historia de los liquidadores de Chernóbil, o la de los samosely, las personas que nunca abandonaron lo que actualmente es un perfecto retrato de un mundo post apocalíptico.
Entre tantos fragmentos del horror, el fotógrafo Sean Gallup rescató los testimonios de varios trabajadores que integraron al grupo de unas 500 mil personas abocadas a limpiar la zona de la radiación sin la protección adecuada. Miles de ellos murieron, y los que lograron sobrevivir todavía sufren los efectos colaterales de la tragedia. Acompáñanos a conocerlos.
Testimonios de las personas que ayudaron en la catástrofe de Chernóbil
Pavel Fomin, 59 años
Pavel y su familia han sufrido una serie de calamidades desde el momento de la explosión. Él presenció el accidente en primer plano, pues se encontraba en el reactor aquel día, ocupando el cargo de gerente de seguridad de la central nuclear.
Su familia fue evacuada, pero él prefirió quedarse para ayudar. Aún lejos de Chernóbil, los análisis de sangre del resto de los Fomin arrojaron niveles peligrosos de radiación, por lo que uno de sus nietos nació con el estómago abierto. Por fortuna, su vida fue salvada con una cirugía.
Un hijo de Pavel también fue afectado por una alteración genética a raíz de la radiación, nació con los pies torcidos lo cual le dificulta el andar. Asimismo, Pavel ha tenido que resistir a lo largo de los años los problemas cardíacos que surgieron tras uno de los accidentes nucleares más terribles de la historia.
Alexander Malish, de 59 años, junto a su hija y nieto
Alexander Malish, como tantos otros hombres que arriesgaron la vida para descontaminar el área del desastre, desconocía la magnitud del peligro al que se enfrentaba al ser parte del operativo de limpieza.
Transcurrieron cuatro meses en los que Malish se mantuvo dentro de Chernóbil y en sus inmediaciones tras el accidente nuclear. A raíz de ello, su hija Anya nació con una atípica enfermedad genética llamada síndrome de Williams, que afectó su crecimiento, además, le provocó un malformación cardíaca.
La misma alteración genética alcanzó a su nieto de 10 meses de edad, que será sometido a una operación a corazón abierto por padecer una forma más grave del defecto cardíaco de su madre.
Taron Tunyan, 50 años
Un día después de la catástrofe de Chernóbil, Taron Tunyan inició operaciones con la Brigada Química Soviética en los esfuerzo de limpiar el lugar.
Fueron 25 días de extenuantes labores que le aquejaron una serie de complicaciones con las que ha tenido que lidiar desde entonces. Recibió una dosis total de 233 milisievert de radiación, como consecuencia, sufre de dolores de cabeza severos y visión borrosa a causa de la presión alta en la cabeza.
Pavel Lukashov, 49
Pavel Lukashov perteneció al grupo de trabajadores que construyeron el Sarcófago de Chernóbil, diseñado para contener la contaminación radioactiva de la planta nuclear.
De esta experiencia cuenta que, a pesar de haber perdido la mayoría de los dientes, sobrevivir un accidente cerebrovascular y un ataque al corazón, y de tener un sistema inmunológico debilitado, se siente afortunado porque la mayoría de los hombres que conoció operando en Chernóbil fallecieron.
Valeriy Zaytsyev, 64
Este sobreviviente de la catástrofe de Chernóbil era un oficial del ejército soviético. Como los demás, recibió órdenes de trasladarse a la zona del accidente nuclear para participar en las operaciones de descontaminación.
Su cuerpo fue sometido a la radiación durante unos seis meses. En ese período, detuvo su labor al sufrir de fiebre alta por cuatro días, pensó que sería su final cuando de su nariz, orejas y boca comenzó a brotar sangre. Y aunque logró superar esta complicación, en los años siguientes enfrentaría nuevos retos. Fue sometido a una operación de cataratas, sobrevivió a un ataque al corazón y perdió todos sus dientes como consecuencia de la exposición.
Anatoliy Gubarev, 56
Cumplió con sus funciones de bombero en Chernóbil dos semanas después del estallido. A partir de ese momento, su vida se estremecería.
Todavía recuerda con pena a sus compañeros convalecientes, vomitando y cayendo al suelo, pero para él tampoco fue fácil la experiencia. Pasado el tiempo, ha luchado incesantemente contra un sarcoma subcutáneo, un tipo de cáncer que le ha producido unas 16 lesiones en la pierna. También fue operado de un tumor en el riñón derecho.
¿Qué te han parecido los testimonios de estos hombres que arriesgaron su vida intentando descontaminar Chernóbil de la radiación? Si te ha interesado el artículo, tal vez quieras conocer sobre: Fukushima: el impacto de la catástrofe en la actualidad