Hoy en Supercurioso queremos contarte la historia del perro Hantu y la zarigüeya Poncho. Son dos amigos muy especiales que no comparten raza, ni edad ni aún menos tamaño, sin embargo, el vínculo creado entre ellos es sencillamente maravilloso.

Hantu es un precioso pastor blanco que un buen día asombró a sus dueños haciendo algo que nadie esperaba dado su carácter juguetón y despreocupado. Hantu adoptó una cría de zarigüeya, y la ha cuidado tan bien y de forma tan afectuosa, que ambos han crecido y madurado juntos. Su historia ha dado la vuelta al mundo y queremos compartirla contigo.

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La entrañable historia del perro que ha adoptado una zarigüeya

Es posible que muchos de nuestros lectores sepan de sobra qué es una zarigüeya. Sin embargo, estos animales no son comunes en todo el mundo y de ahí, que valga la pena aclarar en primer lugar que no son ratas, ni extraños cruces entre mapaches o hurones.

Las zarigüeyas son marsupiales y habitan en prácticamente todo el continente americano. Es por ello que son conocidas por nombres muy diversos, desde «raposas», «tacuaches», «zorros», «comadrejas»… Hay quien las ve como criaturas horribles a la vez que molestas, otros, en cambio, las adoran porque su aire simpático y entrañable. Sea como sea hay un aspecto importante sobre ellas: son animales muy unidos a sus congéneres, tanto, que una de las imágenes más comunes de la mamá zarigüeya es esa en que carga a todas sus crías sobre su espalda…¡Puede llevar hasta 15!

La entrañable historia del perro que ha adoptado una zarigüeya

Ahora bien, otro aspecto muy común en estos animales es que hay muchísimos, y es habitual verlos atropellados en las carreteras o devorados por otros depredadores. Este fue el caso del pequeño Poncho. Se le encontró siendo aún un bebé de pocos días aferrado al cuerpo de su madre muerta, atropellada por un coche hacía ya unos días.

Cuando recogieron al pequeño bebé de zarigüeya los veterinarios no pensaban que fuera a sobrevivir, estaba desnutrido, con hipotermia y al borde de la muerte. Sin embargo, la pareja que lo encontró siguió al pie de la letra cada recomendación de los expertos, y además, añadió a su tratamiento otro factor más: el calor animal, el afecto de un perro que desde el primer día sintió una alta curiosidad y apego por el pequeño. Y el resultado…fue simplemente asombroso.

La entrañable historia del perro que ha adoptado una zarigüella

Hantu dio calor al bebé de zarigüeya al que «bautizaron» con el nombre de Poncho. Además, permitió casi de inmediato que el animal se agarrara a su lomo al igual que hacen con sus madres. De este modo, muy pronto empezaron a poder pasear por el exterior, permitiendo que el pequeño Poncho recibiera el aire puro, estímulos visuales y olfativos con los que favorecer su desarrollo.

Desde entonces, para Poncho no hay lugar mejor que el lomo de su querido amigo. Desde ahí el mundo parece más seguro, divertido y especial. A ninguno de los dos parece importarles el que sean de especies y razas diferentes, porque su unión va más allá de las etiquetas, es esa atracción instintiva que un momento dado, hace que un animal desarrolle su capacidad de atención, cuidado y crianza hacia una criatura desvalida.

poncho y la zariguella

La historia de estos dos animales no es algo aislado, se conocen más casos de perros que han adoptado bebés de zarigüeya. Algo que sin duda no dejará de ocurrir, y por su puesto, de asombrarnos y servirnos de ejemplo.

Nos encanta compartir estas historias contigo, no obstante ¿has conocido tú algún caso similar? No dudes en dejarnos tu comentario y recordar nuestro artículo sobre Ginny, la perrita que salvó más de 1.000 gatos. 

 

Imagen: Rare Species Found