El envejecimiento es una de las grandes preocupaciones de la sociedad moderna. En mayor o menor escala, todos nos preocupamos por nuestro aspecto físico. Cuestiones sencillas como el buen vestir o la visita a la peluquería, dieron paso a otras más especializadas como el uso de cremas, terapias estéticas, oxigenación de la piel y cirugías plásticas. Pero el tiempo sigue pasando y el reloj biológico no se detiene. Siempre hemos creído que envejecer es parte natural de la vida, pero Liz Parrish piensa todo lo contrario, al punto de convertirse en la primera mujer capaz de retar al tiempo.

Liz Parrish es a todas luces una mujer fuera de serie. Defiende con fuerza su convicción de que envejecer es una enfermedad y no un proceso. Para poder comprobar esa premisa, se sometió a si misma a ser la paciente cero de una terapia que diseñó para que el tiempo sea más benévolo con su cuerpo. Enfrentándose a gobiernos, comunidades científicas, efectos secundarios desconocidos e incluso la naturaleza, esta científica se puso como meta comprobar que el envejecimiento puede detenerse. Acompáñanos en Supercurioso a descubrir su historia.

Liz Parrish: la científica del rejuvenecimiento

Liz Parrish. La científica que alteró sus genes para rejuvenecer.

Liz Parrish es una científica estadounidense que ha venido trabajando en el envejecimiento humano, considerándolo como una enfermedad. En este sentido, ha invertido tiempo y recursos en desarrollar una cura. Como fundadora y directora de BioViva Science, su empresa, ha sido el principal motor de esta iniciativa. Parrish generó una terapia génica con la capacidad para detener el envejecimiento del organismo. Se tomó a sí misma como conejillo de indias, pues la terapia no había podido aplicarse a ningún ser humano.

Hoy Liz Parrish tiene 49 años, pero su aspecto es el de una persona bastante más joven. La primera terapia experimental a la que se sometió fue en el año 2015. En esa oportunidad tuvo que viajar a Colombia para poder aplicarse las inyecciones, pues en Estados Unidos estaban prohibidas esta clase de pruebas con humanos. Al ser consultada sobre los resultados de la terapia en su propio cuerpo, Liz Parrish expone que sus células han rejuvenecido. Comenta que incluso algunas de sus células tienen una edad biológica de 33 años, y que el siguiente desafío es extender este resultado a todas las células del cuerpo.

¿En qué consiste la terapia de Liz Parrish?

La terapia a la que se sometió Liz Parrish en el año 2015 consistió en la administración de dos tipos de inyecciones. La intención era aumentar el tamaño de los telómeros y desarrollar musculatura. Con respecto a los telómeros, son secuencias repetitivas del ADN que protegen a las células en el momento de su división. Son ellos los que evitan que la degradación de las células aumente. A medida que pasa el tiempo, el organismo va teniendo menos cantidad de telómeros, es decir, menos protección contra el deterioro de las células. Es allí cuando empieza a ocurrir de manera progresiva el envejecimiento.

La científica plantea que si tuviéramos un aporte constante de telomerasa, el «suplemento nutritivo” de los telómeros, la degradación de las células disminuiría y por lo tanto, el envejecimiento se haría mucho más lento. La primera inyección que recibió fue un suplemento de telomerasa. Su aplicación en general, tendría impacto en el control del desarrollo de enfermedades degenerativas asociadas a la vejez, como la demencia senil.

La segunda parte del tratamiento al que se sometió Liz Parrish, involucra el uso de inhibidores de miostatina, una proteína que obstruye el crecimiento muscular. De hecho, la pérdida de masa muscular a partir de los 30 años de edad, conocida como sarcopenia, mata al 6% de la población. La segunda inyección tuvo el objeto de bloquear la miostatina para que los músculos sigan creciendo. Esto también redunda en beneficios como una mayor sensibilidad a la insulina y la disminución de la grasa corporal.

El futuro del antienvejecimiento

Liz Parrish. La científica que alteró sus genes para rejuvenecer..

Después de la muestra fehaciente de los resultados de su terapia, Liz Parrish ofrece tratamientos genéticos a decenas de personas de todo el mundo. Algunas de las terapias que están en vigencia o en estudio son las siguientes:

  • La terapia basada en proteínas como la Foliestatina, que aumenta la masa muscular. Generalmente es aplicada en niños con distrofia y en personas mayores que pierden su musculatura con el paso de los años.
  • La terapia de Klotho, que es utilizada para mejorar la función y capacidad del cerebro.
  • Para este 2020, Liz Parrish estima utilizar la proteína PGC1alfa en una terapia para combatir la obesidad.
  • El objetivo fundamental de la científica es la creación de una vacuna antienvejecimiento, en la que se combinen el mayor número de proteínas y hormonas posibles, e integrarlas en los cromosomas.

La empresa propiedad de Liz Parrish, BioViva Sciene, recopila todos los datos de los pacientes a los que ha tratado con diferentes terapias. La sola observación de esta mujer resulta impactante para cualquiera, pues su aspecto físico se ve, además de saludable, de una edad muy inferior a la que cronológicamente tiene. Sin embargo, no es la idea de la eterna juventud lo que mueve a esta científica, sino convicciones que van mucho más allá. Enfermedades que se han vinculado históricamente con el envejecimiento, como el cáncer, la demencia senil o el alzheimer, podrían tener paliativos importantes, e incluso una cura, si esta terapia lograra el éxito por el que su propulsora trabaja.

Liz Parrish se ha convertido en una autoridad en materia de antienvejecimiento y longevidad. Ha expuesto en varias oportunidades sus avances y descubrimientos en el Longevity World Forum, y ha sido una pieza clave en la revolución de esta rama de la ciencia y la medicina. Aunque pueda sonar utópico, el trabajo de esta mujer científica se orienta a visualizar un mundo en el que no sólo se eleve la esperanza de vida, sino también el buen estado de salud. ¿Te imaginas una sociedad en la que no exista demencia senil ni alzheimer, y una persona de 90 años pueda hacer pesas en el gimnasio sin problema? Liz Parrish apuesta a que esto podría convertirse en una realidad.