Es probable que hayas escuchado en más de una ocasión acerca de una supuesta cualidad exclusivamente humana, que suele ser antecedida de la expresión “lo que nos distingue de los animales”. Sin embargo, a medida que crece nuestro conocimiento de los animales, hemos ido descubriendo que no son tantas las cosas que nos separan o distinguen de las otras especies, y que las diferencias disminuyen todavía más cuando se trata de nuestros primos los chimpancés.
Los chimpancés también prefieren el trabajo en equipo, ¿es así?
Durante décadas se ha considerado a los chimpancés, el primate más cercano a los seres humanos, como seres competitivos, agresivos y poco dados a cooperar con otros miembros de su especie, y se ha creído que la actitud para el trabajo en equipo, para la consecución de un objetivo común, por voluntad propia y no por instinto (como en el caso de las hormigas o las abejas), es un atributo exclusivo de los humanos. Pero un experimento reciente, realizado con un grupo de chimpancés del Centro de Investigación Nacional de Primates Yerkes, de la Universidad de Emory (Atlanta, Georgia, Estados Unidos), podría dar al traste con esta supuesta exclusividad.
El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciencies y en él se describe un experimento realizado con 11 chimpancés que conviven en un espacio al aire libre de este centro, al que se les planteó un reto que requería del trabajo de dos o tres monos para poder ser resuelto con éxito. Para acceder a un alimento uno de los primates debía levantar una reja, mientras el otro tomaba el premio, y a veces se agregaba otra dificultad para que hiciera falta la participación de un tercer cooperante.
El experimento tuvo una duración de 100 horas, y en ese lapso al menos en 3.565 ocasiones los primates optaron por cooperar en vez de competir, y cuando hubo manifestaciones de violencia fue para rechazar a los aprovechadores, o a aquellos que no estaban cooperando. La proporción de veces en que los monos prefirieron cooperar a competir fue de cinco a uno, y la conclusión de los investigadores fue que los chimpancés, al igual que los humanos, prefieren cooperar a competir.
Esta conclusión no ha sido aceptada de modo unánime entre todos los primatólogos, como ha sido el caso de Michael Tomasello, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, que considera este experimento como una muestra muy pequeña, y opina que los chimpancés en condiciones naturales prefieren competir por el alimento y actuar en solitario, a cooperar con otros monos.
Lamentablemente, la cooperación para obtener alimentos no es la única característica que compartimos chimpancés y humanos: también los primeros tienden a hacerse más selectivos y poco sociables a medida que envejecen; y se organizan para realizar incursiones y atacar e invadir territorios pertenecientes a otros grupos de chimpancés. La cooperación se da para alimentarse, pero también para ejercer la violencia sobre otros primates.
Malini Suchak, sicólogo y uno de los autores del experimento de Yerkes, concluye:
“En el pasado, los chimpancés fueron caracterizados como demasiado agresivos y competitivos, lo que llevó a pensar que el comportamiento cooperativo de los humanos evolucionó hace relativamente poco y es de alguna manera diferente a la cooperación observada en otras especies. Nuestros hallazgos son un recordatorio de que, después de todo, los seres humanos también somos animales”.
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