Quienes tenemos perros y gatos podemos decir con toda certeza que sí, que cada uno de ellos posee su propia forma de ser. Podríamos describirlos como “alegres”, “solemnes”, “inmaduros”, “cascarrabias”, y un montón de adjetivos más que tal vez parezcan más adecuados para referirnos a personas.

Pero la ciencia ha descubierto que en realidad los animales tienen personalidades únicas, tal como nosotros. Algo muy curioso, pues hasta ahora creíamos que tener personalidad era exclusivo de los humanos.

Individuos animales

No debería sorprendernos la frase “personalidad de los animales”, pues esta palabra tiene que ver, básicamente, con la tendencia del individuo a repetir conductas, lo que significa que en situaciones más o menos similares responderemos más o menos igual, con una conducta relativamente predecible. Otra definición de personalidad podría incluir las variables psicológicas que permiten diferenciar a los individuos de una misma especie.

perro

En el caso de los animales, el estudio de sus “personalidades” puede ayudar a revelar cosas sobre la personalidad humana. Una de sus posibles aplicaciones sería, por ejemplo, para comprar una mascota: al ser capaces de evaluar con cierta precisión su personalidad podremos convivir más armónicamente con un perro que se adapte mejor a nuestros gustos y temperamentos.

Pero no sólo para eso. Se podría predecir cómo serán los perros para situaciones de trabajo, rescate, ayuda a discapacitados, detección de explosivos o de drogas.

Animal sí, humano no…

Los estudios están hechos con la esperanza de recabar información sobre el comportamiento humano, si bien hemos estado “investigándonos” desde hace bastante tiempo. Hay ciertas pruebas de personalidad que son más fáciles de aplicar a los animales que a los humanos    –incluso se piensa que más ético, aunque en los casos de administración de hormonas o medicamentos tal vez los defensores de los derechos animales no estén muy de acuerdo–.

Éstos son ejemplos de situaciones para observar la personalidad animal que pueden contribuir al conocimiento de la personalidad humana:

1. La observación de los animales puede ser mucho más larga y amplia, y por lo tanto más eficaz, de lo que se podría aprender en grupos humanos (no olvidemos la premisa de Claude Lévi-Strauss: cuando un antropólogo observa a un grupo, la conducta del grupo cambia debido al observador; por lo tanto, no hay certeza de que la conducta observada sea la común en situaciones similares sin observación).

ratones

2. Los científicos pueden inyectarles a los animales determinadas hormonas para estudiar los efectos sobre el comportamiento (quizá esto no sea muy ético tampoco, aunque se trate de animales).

3. Las pruebas de drogas que afectan la actividad de los neurotransmisores en los animales pueden mostrar cómo el comportamiento se altera (de nuevo, la ética al administrarles drogas).

4. Autopsias y pruebas en los tejidos cerebrales de los animales permitirían a los investigadores medir mucho mejor la actividad química del cerebro.

5. Los científicos pueden controlar mucho más efectivamente las condiciones de vida de un animal, para observar cómo afectan el desarrollo de los rasgos de personalidad ambientes cómodos u hostiles.

Según los investigadores, todo esto se podría hacer para saber mejor cómo somos, y cómo nuestra personalidad humana ha evolucionado.

¿Qué piensas al respecto? Y si te ha interesado el artículo, te invitamos a leer si acaso tú también amas a tu perro «como a tu hijo».