Seguro que has escuchado hablar de los ritmos circadianos, pero ¿sabes qué son o para qué sirven? En este artículo te explicamos en qué consisten para que aprecies mejor cómo ha sido nuestro proceso evolutivo y qué papel han desempeñado en nuestro desarrollo hasta ser lo que hoy somos.
Los ritmos circadianos marcan tu vida. ¿Sabes qué son?
Todos los seres vivos que habitamos el planeta Tierra tenemos ritmos circadianos, que son oscilaciones o cambios biológicos que responden principalmente a la luz en períodos regulares de tiempo. Pero también a factores como la alimentación, la temperatura ambiental y hasta las relaciones sociales; sin embargo, como apuntamos, el día y la noche –o la luz y la oscuridad– es lo que sincroniza mejor nuestro reloj interno y a lo cual el organismo se adaptó evolutivamente. La palabra circadiano viene del latín circa, que es alrededor de, y dies, que es día, “alrededor del día”, lapsos regulares de 24 horas con períodos de luz solar y ausencia de ella.
Los ritmos circadianos se regulan por relojes circadianos o biológicos, y son grupos de moléculas que se relacionan en las células de todo nuestro cuerpo, y que a su vez están controlados por el reloj principal, ubicado en el hipotálamo. Claro que no es un reloj, es un grupo de neuronas llamadas Núcleo Supraquiasmático o NSQ, cuya función, entre otras muchas, es regular la producción de melatonina (la hormona del sueño) por la noche.
La cosa funciona así: la luz solar o externa pasa a través de los ojos o los párpados; el NSQ recibe la información que le envía la retina, que no solamente contiene fotorreceptores para distinguir formas y colores, sino que también tiene células ganglionares, con un pigmento que se llama melanopsina, y a través de ellas pasan por el tracto retinohipotalámico hasta el NSQ. Aquí, se recibe la información, se interpreta y luego se envía a la glándula pineal, que secretará la melatonina o no, según haya luz u oscuridad.
Por eso la producción de esta hormona es baja durante el día y alta durante la noche. Y así se puede entender en qué consiste la tortura de colocar a una persona en una habitación cerrada con luz artificial, para que no sepa cuándo es de día o de noche.
La importancia de los ritmos circadianos es que determinan no sólo nuestros patrones de sueño y de alimentación, sino también la actividad hormonal, la regeneración celular, la actividad cerebral y hasta la presión arterial, de allí que sea preciso mantener un buen balance para lograr una salud integral.
Por ejemplo, para que te hagas una idea de lo vital que es regular los ritmos circadianos con la luz solar, cuando la oscuridad estimula la producción de melatonina, sentiremos ganas de dormir –y nos ayudará a descansar– y nuestro sistema inmune se regulará; por ello mientras más oscura tengas tu habitación de noche, mejor dormirás. Y en cuanto a la luz reflectante de aparatos electrónicos (como la tv, los teléfonos móviles, tablets, etc.), como emiten principalmente luz azul aunque en un grado de intensidad mucho menor que el sol, inhiben en parte la producción de melatonina. Mejor sacarlos del dormitorio.
Si bien los ritmos circadianos responden a estímulos ambientales, obedecen también a factores internos del cuerpo, de hecho, algunos investigadores han identificado los genes reguladores de los ritmos circadianos no sólo en humanos sino en ratones, moscas de la fruta, hongos y otros organismos vivos.
Resalta la importancia de estos estudios, pues a través de una mayor comprensión de cómo funcionan nuestros ritmos circadianos se puede pensar en el diseño de tratamientos menos invasivos y más efectivos para tratar los trastornos del sueño y otras enfermedades que quizá tengan un origen hormonal.
Como ves, todo en nuestro organismo apunta a un equilibrio entre nosotros y el mundo que nos rodea. ¿Estás de acuerdo? Lee también por qué es necesario dormir a oscuras, y cuántas horas es bueno dormir al día.