Si alguna vez te preguntaste si alguien muy inteligente también podía ser muy estúpido, diste en el clavo. Claramente, la inteligencia implica mucho más que un simple Coeficiente o Cociente intelectual. Te lo explicamos a continuación:

¿Existe un modo de NO ser estúpido nunca más?

El problema, dice Robert Sternberg de la Universidad de Cornell, es que nuestro sistema educativo no está diseñado para enseñarnos a pensar de una manera que sea útil para el resto de nuestra vida. Hay muchas personas muy cultas, que son muy buenas técnicamente en algo o que tienen una memoria prodigiosa, pero que no tienen sentido común o ética. Es un peligro porque personas así llegan a ser presidentes, o directores de grandes empresas, a la par que son enormemente incompetentes.

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¿Qué se puede hacer? Sternberg y otros están haciendo campaña para un nuevo tipo de educación que enseñe a la gente cómo pensar de manera más eficaz, junto con las tareas académicas más tradicionales. Así, sus ideas podrían ayudarnos a todos a ser un poco menos estúpidos:

1. Reconocer los «puntos ciegos»

¿Piensas en secreto que eres más inteligente que la media? Lo hacemos todos. Se llama «superioridad ilusoria», y normalmente se presenta en mayor medida en las personas menos capaces. En tu defensa, podría ser que supieses que eres inteligente, debido a tus calificaciones o tu impresionante rendimiento en un concurso u oposición. Si es así, podrías estar sufriendo un «sesgo de confirmación». Se trata de la tendencia de recoger una única evidencia para apoyar tu punto de vista. ¿Aún no te hemos convencido? A continuación, los psicólogos afirmarían que estás sufriendo un «sesgo de punto ciego», una tendencia a negar defectos en tu propio pensamiento.

El hecho es que todos sufrimos de algunos sesgos inconscientes, que lo nublan todo. Afortunadamente, los psicólogos han descubierto que las personas pueden ser entrenadas para detectarlos.

2. Estar dispuestos a morder el polvo

Una persona nunca debe sentirse avergonzada de reconocer que ha hecho algo mal, sino considerar que esa equivocación, lo ha hecho más sabio de lo que era ayer. Para los psicólogos, hoy en día este tipo de pensamiento es considerado como un rasgo de la personalidad central conocido como «apertura mental». Entre otras cosas, que mide la facilidad con la que lidiar con la incertidumbre y la rapidez para cambiar de opinión sobre la base de nuevas pruebas. Es un rasgo que algunas personas encuentran sorprendentemente difícil de cultivar, sin embargo.

3. Evitar creer que ya lo sabes todo

La humildad intelectual viene en muchas otras formas pero en su centro está la capacidad de cuestionar los límites de tu conocimiento. ¿En qué supuestos estás basando tu decisión? ¿Cuán verificables son? ¿Has mirado en ejemplos de situaciones similares para la comparación? Estos pasos pueden parecer elementales, pero os alejaran más y más del estado de ignorancia.

4. Discutir con uno mismo

Si el autodesprecio no es tu fuerte, hay una estrategia simple para desinflar esos sesgos: tomar el punto de vista opuesto, y empezar a argumentar en contra de tus propias convicciones. Ese argumento interno puede perforar muchos de los sesgos más resistentes, tales como el exceso de confianza, y el «anclaje» como la tendencia a dejarte convencer por la primera pieza de evidencia.

5. Imagina «¿qué pasaría si …»

Uno de los mayores problemas del sistema de educación, según Sternberg, es que no se nos enseña a usar nuestra inteligencia para ser prácticos, o creativos. Una forma de desarrollar esas habilidades podría ser re imaginar los eventos clave; «¿Cómo sería el mundo si Alemania hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial?» o «¿Qué habría ocurrido si Gran Bretaña hubiese abolido la monarquía de forma permanente en el siglo XVII?». Si la historia no es lo tuyo, escribe un relato de ficcióm que te obligue a considerar las distintas contingencias y formular hipótesis.

6. No subestimes esta la lista

La distracción puede suponer la caída de hasta los mejores de nosotros. Así que practica estos pasos y busca inspiración. La inteligencia no es sólo una característica, es la capacidad de entender lo que se quiere en la vida y encontrar maneras de lograrlo, incluso si eso implica alguna dolorosa conciencia de nuestras propias locuras y limitaciones.

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