Nueva Zelanda, Aotearoa o el «País de la Nube Blanca» para sus antiguos moradores, es un conjunto de islas situado en Oceanía. Es un país que muchos hemos conocido a través de películas y novelas. Las tribus que lo habitaban antes de la llegada de los británicos eran Maoríes. Este pueblo tiene un legado cultural diferente y especial y entre sus peculiaridades estaba el Mokomokai, la costumbre de conservar la cabeza de sus antepasados.
Mokomokai. La costumbre de conservar la cabeza de tus antepasados
Una de las costumbres ancestrales de las tribus maoríes era el tatuado de sus rostros. Estos tatuajes rituales eran conocidos como Moko. En general eran los hombres los que se tatuaban completamente la cara y esto era un indicativo de estatus social. Las mujeres de alto rango podían llevar tatuajes en el mentón o en los labios. El Moko era una manera de perpetuar el contacto con los antepasados.
Cada moko era único y reflejaba tanto el linaje como los acontecimientos importantes ocurridos en la vida del maorí que lo portaba en su rostro. Cuando alguien con moko fallecía, se conservaba su cabeza. El proceso de «embalsamamiento» era largo: se retiraban ojos y cerebro, se sellaban los orificios y se cocía en un horno con vapor, luego se ahumaba y se secaba al sol para finalmente ser tratada con aceite de tiburón. Únicamente se exhibían en ceremonias sagradas y la familia las mantenía guardadas en unas cajas especiales bellamente talladas.
También se conservaban las cabezas de los jefes enemigos muertos en batalla. Estas cabezas, luego del proceso de conservación, eran expuestas en la casa común o «marae» para burla y escarnio. Cuando se sellaba la paz con la tribu enemiga era común el intercambio de mokomokais como símbolo de buena voluntad.
Los marineros británicos intentaron durante el siglo XVIII comprar esas cabezas pero los maoríes no estaban dispuestos a venderlas. Todo esto cambió debido a las «Guerras de los Mosquetes» (Musket Wars) en las que varias tribus maoríes se enfrentaron entre ellas. Durante ese conflicto muchas de esas cabezas llegaron a occidente ya que los guerreros, para conseguir armas, vendían los mokomokais del enemigo. Los principales compradores eran etnógrafos, naturalistas y coleccionistas ingleses que adquirían los mokomokais con una mezcla de horror y fascinación.
Durante este lamentable período, las tribus se robaban los mokomokais entre ellas e incluso se llegaron a tatuar cabezas de enemigos o esclavos con mokos que no tenían ningún sentido, para hacer falsos mokomokai y conseguir más dinero para armas. En 1831, el gobernador de Nueva Gales del Sur prohibió el comercio de mokomokais. Actualmente está en marcha una campaña mundial para devolver a sus familias o al museo etnológico de Nueva Zelanda todos los mokomokais que están dispersos por el mundo.
¿Qué te parece esta costumbre maorí? ¿Tendrías en tu casa una cabeza humana? Si quieres conocer más costumbres curiosas del mundo, puedes leer el post: Las 6 costumbres asiáticas más extrañas.