El tatuaje maorí es un arte impreso en la piel excepcional y lleno de interés etnológico. Una de sus expresiones más impactantes se encuentra en lo que se conoce como Mokomokai, que no es otra cosa más que una cabeza cortada de un maorí, en cuya piel puede verse el singular tatuaje «Moko».

Esta tradición del tatuaje facial se mantuvo hasta principios del XIX. Más tarde, y a mediados del siglo XX, volvió a recuperarse. No obstante, la costumbre de conservar las cabezas de los grandes guerreros maorís es ya cosa del pasado, y en especial de grandes coleccionistas como lo llegó a ser, por ejemplo, Horatio Gordon Robley, un oficial del ejército británico que tenía auténtica obsesión por esos miembros amputados, hasta el punto de que, a día de hoy, muchas de esas cabezas siguen siendo reclamadas por el gobierno de Nueva Zelanda.

Te damos más datos a continuación. Estamos seguros de que el tema de los Mokomokai te va a parecer interesante.

Mokomokai, tradición, arte y religión

No debemos ver este tipo de prácticas como ejemplo de salvajismo o como un hecho sancionable típico de una cultura arcaica. Era una costumbre y a su vez, un modo de honrar a un guerrero maorí.

Mokomokai12 (Copy)

Para ello, hemos de tener en cuenta varios aspectos:

El tatuaje Moko en la cultura maorí

Las personas que recibían un tatuaje en el rostro, eran poseedoras de un alto nivel social, ya por estatus o por actos de valentía. Era frecuente que ese tatuaje se fuera ampliando con los años, partiendo primero de un rito de paso, y más tarde, por otro tipo de pruebas que ampliaba la forma del tatuaje.

  • Ningún tatuaje Moko era igual. En él podía leer el linaje, el estatus, los actos realizados, la tribu y la condición de la persona.
  • Sólo los hombres recibían un tatuaje Moko completo. Las mujeres también eran meritorias de llevarlo en su rostro, con la única diferencia de que ellas, lo lucían en exclusiva en el mentón y los labios.

Cuando fallecía un guerrero maorí o una persona de alta trascendencia

Pongamos un ejemplo. En una guerra con otro grupo tribal, fallecía uno de los guerreros en un acto de admirable coraje. Llevarse el cuerpo al hogar era algo complejo, así que lo mejor, era quedarse con la cabeza. Era un sello de identidad, puesto que en la piel del rostro se resumía la vida de esa persona.

Mokomokae

Así pues, la finalidad era sencilla: preservar la cabeza antes que el cuerpo.

  • Se desechaban el cerebro y los ojos, para después, sellar los orificios con hojas secas, semillas, lino de fibra y goma.
  • Después, la cabeza procedía a hervirse en un lento proceso al que le seguía unas horas en un horno para finalizar con un secado de semanas al aire libre.
  • Por último, los Mokomokai, o cabezas de los maoríes con tatuajes Moko, se encerraban en cajas de madera talladas por los familiares donde los conservaban con mucho cariño.

Tal y como puedes deducir los Mokomokai, es una expresión cultural y un legado propio de la cultura maorí. Sin embargo, algo que sucedió a lo largo de la década de 1860, fue que el general británico Horatio Gordon Robley, se quedó fascinado por el arte del tatuaje, y por aquella práctica.

Screen-Shot-2014-06-27-at-8.03.51-PM (Copy)

Tanto es así, que llegó no solo a conseguir una colección de 40 Mokomakai, sino que publicó un libro sobre el tema: «El tatuaje maorí». No queda clara la forma en que pudo conseguir algo tan privado. No obstante, lo que sí sabemos es que al final, esas 40 cabezas se vendieron a museos de todo el mundo, y a muchos coleccionistas privados.

Mokomokae 3 (Copy)

El gobierno de Nueva Zelanda las sigue reclamando. Toda una pena. Una práctica cultural muy semejante a la de los jíbaros y que te invitamos a recordar en el siguiente artículo.