La gran reformadora de la Iglesia Católica, y Ana de los mil días, son algunas de las formas en que ha sido llamada una de las más importantes Reinas de la historia de Inglaterra. La muerte de Ana Bolena implicó un episodio sangriento y cruel de la monarquía inglesa, pero su vida y sus acciones desencadenarían la ruptura de Inglaterra con la Iglesia católica tradicional, con los mandatos del Papa desde el Vaticano, y el nacimiento de la nueva corriente de la Iglesia Anglicana. Los detalles sobre cómo murió Ana Bolena han sorprendido a los historiadores por siglos, dando lugar a no pocos debates.
Ana Bolena fue una de las esposas de Enrique VIII. Quizás la más polémica. Siendo una joven de buena familia, fue formada en la monarquía francesa y luego se integró también a la inglesa, como dama de la corte de la entonces reina, Catalina de Aragón. Pero Enrique VIII pasó a la historia no sólo por ser un rey de carácter sanguinario y cruel, sino por su particular afición a las mujeres. Incluso, la historia refleja que la misma hermana de Ana, María Bolena, se contaría entre sus amantes. Acompáñanos en Supercurioso a descubrir todos los detalles sobre la trágica muerte de Ana Bolena.
¿Quién fue Ana Bolena?
La historia de cómo murió Ana Bolena fue tan polémica como su vida misma. Su tórrido romance con Enrique VIII estuvo marcado por los tabúes, las sombras y los secretos. Algunos expresan que se trató de una astuta mujer, que hizo mano de artimañas para llegar a la cúspide del poder. Otros defienden que sólo fue una doncella sometida por las circunstancias y la voluntad real, pero aún así, de un carácter tan fuerte, que ha sido considerada la reina consorte más influyente e importante que ha tenido Inglaterra.
Si bien en los inicios de su relación con el rey, fue tachada de prostituta y usurpadora, la muerte de Ana Bolena la colocó en una posición de mártir en la sociedad de la época. La joven Ana era una de las damas de la corte de la Reina Catalina de Aragón, cuando el Rey Enrique VIII se fijó en ella. Argumentando que Catalina era incapaz de darle un heredero varón, el rey solicitó a Roma la anulación de su matrimonio eclesiástico. El Vaticano extendió su negativa tajante.
La respuesta de Enrique VIII fue la insubordinación a Roma y al Papa, y el nacimiento de la Iglesia Anglicana, de la cual él era el regente máximo. Se casó entonces con Ana Bolena, en una ceremonia que se realizó el 25 de enero de 1533. Pero el romance apenas duraría escasos tres años. Tuvieron una niña a la que llamaron Isabel, y que luego se convertiría en la Reina Isabel I de Inglaterra. Pero el heredero no llegó y para el rey, su esposa empezó a convertirse en una carga. La muerte de Ana Bolena fue una muestra más de que los caprichos e intereses del rey dominaban incluso por encima de la vida.
¿Cómo fue la caída de la Reina?
El idilio entre Ana Bolena y Enrique VIII duró poco. El mismo motivo por el que el Rey había abandonado a Catalina de Aragón, se repetía en este segundo matrimonio. La descendencia del monarca hasta ahora eran sólo mujeres. Fue así como empezó a interesarse en una joven doncella, Juana Seymour, dama de la corte. Pero no era posible anular otro matrimonio, así que la muerte de Ana Bolena se dibujó como una opción conveniente.
El rey, apoyado por los enemigos de la reina en Palacio, promovieron un juicio en su contra. El suceso corrió por Europa entera, convirtiéndose en un escándalo de grandes proporciones. La reina por la que Enrique VIII le había dado la espalda a Roma y a la Iglesia Católica tradicional, estaba siendo acusada de adulterio con cinco hombres. También de incesto, al argumentar que una de las personas con las que la reina se había ido a la cama, era su propio hermano. Se sumaba el cargo obvio de alta traición. Al parecer, la muerte de Ana Bolena era el dibujo de un laberinto sin salida.
El camino de cómo murió Ana Bolena fue veloz. Tan solo 17 días pasaron entre su arresto y su ejecución. Los momentos en los que le fue permitido hablar, lo hizo con tal elocuencia, aplomo y seguridad, que se empezó a generar la matriz de opinión de que el juicio no era más que una jugarreta de Enrique VIII para deshacerse de ella. Después de todo, ya había iniciado el cortejo a la joven Juana Seymour, para convertirla en su tercera esposa.
¿Cómo murió Ana Bolena?
Luego de un juicio que dejó un sabor amargo para la posteridad, la reina fue condenada a la muerte por decapitación, cuando apenas pasaba los treinta años de edad y su hija, Isabel I, tenía dos años. Los detalles de cómo murió Ana Bolena aún siguen generando el interés de los historiadores. Se cree que la mañana de su ejecución, el 19 de mayo de 1536, la monarca mandó a llamar al encargado de organizar su ejecución pública, el alguacil de la Torre, Sir William Kingston.
Ante él, Ana Bolena repitió lo que había sostenido en el juicio. Juró en el santo sacramento que era inocente de todos los cargos de los que la habían juzgado culpable. Cuando llegó la hora de salir de los aposentos reales en la Torre por última vez, de camino hacia el patíbulo, la multitud que había ido a presenciar la muerte de Ana Bolena se sorprendió por su entereza, serenidad y aplomo. Muchos historiadores exponen que la reina esperó hasta el último momento un indulto real, pero ante su ausencia, no perdió nunca la dignidad. Fue en el patíbulo donde pronunció sus últimas palabras:
«No he venido aquí para acusar a nadie, sino que rezo a Dios para que salve a mi rey soberano y al de ustedes, y le dé mucho tiempo para reinar, pues es uno de los mejores príncipes en el mundo, quien siempre me trató tan bien que no podía ser mejor. Por lo tanto, me someto a la muerte con buena voluntad, pidiendo humildemente el perdón de todo el mundo».
Entre los detalles de cómo murió Ana Bolena, se cuenta que Enrique VIII ordenó traer a un espadachín especial de Francia para que llevara a cabo la ejecución, pues el hacha no siempre mataba en el primer intento. La cabeza de la reina fue separada de su cuerpo con un único corte de espada. Sus damas de compañía recogieron su cabeza y cuerpo y los envolvieron en una manta blanca. La muerte de Ana Bolena ocurrió sin honores. Ni siquiera fueron depositados sus restos en un ataúd, sino en un baúl extraído de la armería, que se usaba para guardar flechas.
Tres horas después de su ejecución, los restos mortales de la reina fueron sepultados en la Capilla Real de San Pedro as Vincula, en Londres, en una tumba sin nombre. El cuerpo de su hermano, ejecutado en la Torre dos días antes, reposaba a su lado. La muerte de Ana Bolena devolvió a Enrique VIII la libertad que le permitió continuar con el romance que ya había iniciado. Al día siguiente de la decapitación de la reina, el rey anunció su compromiso con Juana Seymour, la única de sus seis esposas que le daría al fin el tan anhelado hijo varón. Sin embargo, y para paradoja del destino, sería Isabel I, la hija de Ana Bolena, quien se convertiría después en una de las más importantes reinas de la historia inglesa.