El nitrato de celulosa es también conocido como nitrocelulosa, celuloide, fumicotón y algodón pólvora; es un compuesto ampliamente utilizado desde el siglo XIX en cosas tan disímiles como pólvora para municiones, explosivos, films (para hacer películas), revestimiento para superficies de madera o para la elaboración de lacas y pinturas, y el modo como fue descubierto fue tan curioso que seguramente la historia te va a interesar.
La nitrocelulosa, un descubrimiento explosivo
Como suele ocurrir con los descubrimientos humanos, siempre suele haber antecedentes y precursores, así como desarrollos y evoluciones posteriores. Los de esta sustancia se remontan a 1832, cuando el francés Henri Braconnot descubrió que al combinar el ácido nítrico con almidón o madera surgía un material explosivo al que bautizó xiloidina; 6 años después otros químicos franceses, Théophile-Jules Pelouze –que sería profesor de Alfred Nobel– y Jean-Baptiste Dumas, cada uno por su lado, aplicaron ácido nítrico a cartón y otros tipos de celulosa, obteniendo un explosivo peligrosamente inestable, que Dumas bautizó como nitramidina, y al que aún no podía darse uso práctico.
Pero sería el químico suizo alemán Christian Friedrich Schönbein, en 1846, el descubridor de la fórmula estable conocida como nitrocelulosa, y que posteriormente sería perfeccionada por Nobel. Y es precisamente Schönbein el protagonista de la curiosa historia del descubrimiento de este compuesto, que podría considerarse como una auténtica serendipia (un descubrimiento accidental).
Este químico suizo era docente e investigador en la Universidad de Basilea, donde los laboratorios se cerraban al mediodía, por lo que Schönbein acostumbraba llevarse algunos experimentos para continuarlos en la cocina de su casa. Una tarde se encontraba calentando en su casa una mezcla de ácido sulfúrico con ácido nítrico, cuando tuvo un accidente y derramó la mezcla en el espacio que su mujer usaba para cocinar. Alarmado, tomó un delantal de algodón para limpiar el desastre, que luego lavó rápidamente y puso a secar cerca de la estufa. Poco después hubo una explosión sin humo y el delantal desapareció.
Christian Friedrich Schönbein -como debió llamarlo la esposa cuando vio el desastre que había hecho- primero observó sorprendido el fenómeno, pero poco después descubriría que había dado con un compuesto explosivo estable, que eventualmente le daría fama y fortuna. Porque, aunque perfeccionada, eso sigue siendo la nitrocelulosa: una combinación de ácido nítrico y ácido sulfúrico con algodón.
Fue nitrocelulosa lo que usaron los personajes de Julio Verne para impulsar el cohete que los llevó en el extraordinario viaje narrado en De la Tierra a la Luna (1865), y hoy en día también es conocida por su uso en el mundo del cine, y como laca aplicada a la madera de las famosas guitarras eléctricas Gibson, aunque originalmente su primer uso haya sido como pólvora para fusiles y como explosivo plástico. Siempre ha sido así: primero matamos y luego hacemos literatura, cine, o música.
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