Seguir formándose y hacer prácticas en el extranjero, es una buena manera de obtener experiencia y forjar una personalidad fuerte, dos cosas que resultan atractivas para las empresas.
Cada vez es más común escuchar de jóvenes que, después de estudiar en la universidad, deciden hacer un máster como los que se realizan en la EAE Business School y salen fuera de las fronteras para seguir con sus estudios o realizar prácticas. No hay nada mejor para coger experiencia que, después de haber estudiado un grado superior en el que te han preparado para ser directivo o profesional de operaciones logísticas, poder seguir tu formación en un centro en el extranjero donde se recibirá más formación y prácticas específicas.
A algunos les da mucho miedo salir del país donde han nacido. Aquí está la familia, amigos, todo lo que conocen y no quieren abandonar su zona de confort. Otros piensan que viajar al extranjero puede resultar demasiado caro o no puede dejar de lado otras responsabilidades. Aunque, a veces, puede ser ciertos los miedos que tienen pero, por otro lado, pueden ser excusas para no dejar lo que les resulta más cómodo.
Hay que dejar los miedos y lanzarse, solo así se podrá conseguir una auténtica experiencia que va a capacitar para ser mejores profesionales.
Razones para salir al extranjero
Salir de la zona de confort de uno siempre es algo que resulta incómodo al principio pero, una vez que se prueba, es una experiencia inolvidable que se repetiría. Salir al extranjero ayudará a tener la oportunidad de conocer otra gente, otra cultura y otro idioma. Esto último puede venir muy bien para poder mantener relaciones con empresas internacionales.
Conocer otros idiomas, aparte del materno, abre muchas puertas y no hay nada como aprender lanzándose al ruedo y viviendo en un país de fuera de las fronteras. Allí no hay más remedio que aprender para poder manejarse en los asuntos cotidianos.
Conocer gente de otras partes del mundo ayuda a tener nuevos amigos y también nuevos contactos. Vivir una experiencia como estar lejos de la familia con otras personas que se encuentran en la misma situación une mucho. Se pueden hacer amigos para toda la vida, de esos que luego no se olvidan y a los que se mandan frases de amistad recordando momentos tan especiales.
Estar lejos de casa, solo, sin la familia y en un lugar que no se conoce puede ayudar a conocerse más profundamente a uno mismo. Enfrentarse a retos y aprender a tomar decisiones por uno mismo ayuda a forjar la personalidad. Tal vez, hasta a replantearse valores u opiniones que se tenían anteriormente. Ayuda a crecer como persona.
La experiencia es un grado
Es evidente que, una vez que se haya probado estar en el extranjero, no se vuelve tal como uno se había ido. Ahora se tiene un grado de experiencia que, de otra manera, no se habría conseguido. Esta experiencia que se logra tanto con la formación como con la práctica, es un punto a favor a la hora de presentarse a las entrevistas de trabajo.
Cuando se ha vuelto de una estancia en el extranjero, como se ha explicado antes, uno viene cargado de experiencias vitales que le hacen crecer como persona y como profesional. La experiencia es un grado que las empresas consideran como un punto positivo a la hora de contratar a sus trabajadores. Demuestra que no se tiene miedo a lo desconocido. Que uno puede enfrentarse con cualquier circunstancia y, más importante, sabrá tomar la iniciativa para encontrar soluciones y conseguir resultados.
Salir al extranjero para seguir formándose y conseguir experiencia no es algo que deba dar miedo, debería convertirse en un objetivo que todos pudieran conseguir.