En la era de las redes sociales, los «me gusta» y «retuits», pareciera que agradarle a otras personas es la meta más importante. Según un reciente estudio científico, esta tendencia podría estar justificada pues hay evidencias de que las personas populares viven más años. Descubre porqué.
Estudios revelan que las personas populares viven más años
Una reciente investigación obtuvo resultados que sugieren que ser impopular puede ser peligroso para nuestra salud. De hecho, incluso podría matarnos. Sin embargo, la mayoría no se dan cuenta de que hay más de un tipo de popularidad, y las redes sociales no pueden suministrar la que nos hace sentir bien.
La psicóloga de la Universidad Brigham Young, Julianne Holt-Lunstad, consolidó datos de 148 investigaciones publicadas por más de 28 años sobre los efectos de las relaciones sociales, incluyendo colectivamente a más de 308.000 participantes entre 6 y 92 años de todo el mundo.
En cada estudio, los investigadores midieron el tamaño de las redes de los participantes, es decir, el número de sus amigos, si vivían solos, y hasta qué punto participaban en actividades sociales. Luego siguieron a cada participante durante meses, años e incluso décadas para rastrear su tasa de mortalidad.
Los resultados revelaron que ser impopular, sentirse aislado, desconectado o solitario, acorta nuestra vida y, aún más sorprendentemente, este efecto puede llegar a ser muy poderoso.
La Dra. Holt-Lunstad encontró que las personas que tenían redes de amigos más grandes tenían un 50% de mayor probabilidad de supervivencia al final del estudio. Mientras que aquellos que tenían relaciones de buena calidad, aunque quizás no tantos amigos en redes sociales, tenían una tasa de supervivencia un 91% más alta. Esto sugiere que ser impopular aumenta nuestra probabilidad de muerte con más intensidad que la obesidad, la inactividad física o el consumo excesivo de alcohol. De hecho, el único peligro para la salud comparable a este efecto, es fumar.
La sensibilidad del cuerpo humano a la popularidad puede reflejar los efectos de la selección natural durante miles de años. Los antropólogos creen que la capacidad de los seres humanos para formar y comprender sonidos vocales más complejos -los rudimentos del lenguaje y el fundamento de nuestra identidad como especie social- nos permitió sobrevivir en última instancia, superar a nuestros predecesores homínidos como los neandertales y Homo floresiensis.
Como seres sociales, nos protegíamos unos a otros, compartimos recursos y colaborábamos para ganar ventajas sobre otras especies.
Esta podría ser la razón por la cual permanecemos tan pendientes de la popularidad hoy en día, incluso cuando no estamos conscientemente pensando en ello. La investigación en psicología y neurociencia ha comenzado a revelar una serie de respuestas fisiológicas automáticas a la impopularidad. Por ejemplo, nuestra popularidad puede tener un efecto sobre nuestro ADN.
George Slavich y Steve Cole, expertos en el campo de la genómica social humana en la Universidad de California en Los Ángeles, han descrito nuestro material genómico como exquisitamente «sensible al rechazo social.»
Ellos estudian lo que sucede inmediatamente después de que un compañero romántico deja a alguien, o ha sido excluido de un evento social, rechazado por un extraño o simplemente dicho que puede ser juzgados por otros que le importan. Ellos y otros investigadores han encontrado que en 40 minutos estas experiencias afectan la expresión de genes individuales, determinando qué partes de nuestro ADN se activan o desactivan (llamadas epigenética). Incluso imaginar que perdemos nuestra conexión con nuestros prójimos puede cambiar cómo se comporta el ADN.
¿Esperabas que la soledad y el aislamiento podían tener un efecto tan brutal sobre nosotros? ¿Que podía afectar al comportamiento de nuestro ADN? Desde luego
¿Interesante, no es así?