Debido a su exposición y delicadeza, la piel siempre está propensa a recibir heridas mientras nos ocupamos de las tareas diarias. Es en la cocina, con tantos objetos filosos a disposición, donde los riesgos de cortarnos incrementan. Todavía más si intentamos cortar las cebollas en juliana imitando la velocidad y agilidad con la que un chef lo haría: el preludio para un desastre si no eres experto en la tarea, claro está.
Lo que hacemos cuando nos ocurren estos pequeños accidentes, es que acostumbramos a tomar un algodón impregnado en peróxido de hidrógeno para desinfectar la cortadura, acto seguido, colocamos una tira adhesiva sanitaria y repetimos el procedimiento cuantas veces sea necesario. ¿Es correcto hacerlo de esta manera? A continuación te contaremos por qué no es recomendable aplicar esta curación que puede resultar perjudicial, según explican los científicos.
Por qué NO usar peróxido de hidrógeno en heridas
Desde la infancia nuestros padres nos han enseñado esta costumbre de que si sufrimos heridas en la piel, es necesario verter en la herida un poco de peróxido de hidrógeno, también conocido como agua oxigenada, para evitar una infección.
Es doloroso, pero a la vez satisfactorio al momento que comienzan a revelarse las burbujas blancas de la herida. Cuando esto ocurre creemos que el líquido ya ha comenzado a actuar sobre la lesión, curándola y limpiándola, lo cual no es del todo falso.
El peróxido de hidrógeno, compuesto por agua y oxígeno, es un antiséptico natural poderoso que mata a los microorganismos por oxidación. Lo que esto quiere decir es que, en teoría, la sustancia quema a los organismos patógenos de una forma inofensiva, o más bien controlada.
Pensarás que no hay nada mal en ello, que es precisamente lo que buscamos a la hora de tratar una cortadura leve: depurarla de bacterias. Sin embargo, lo que ocurre con el peróxido de hidrógeno es que, no solo elimina los microorganismos, sino que además ejerce su efecto sobre las células sanas del cuerpo, destruyéndolas como si también se trataran de bacterias.
Como resultado, el peróxido de hidrógeno en lugar de acelerar el proceso de curación, más bien lo ralentizará. Por otra parte, los especialistas alertan sobre casos muy, muy raros en los que las burbujas de oxígeno han reaccionado ante el peróxido de hidrógeno al ingresar a los vasos sanguíneos, provocando una embolia gaseosa, o lo que es igual a un bloqueo en el flujo sanguíneo.
Aunque la embolia gaseosa por reacciones adversas al peróxido de hidrógeno se trate de una posibilidad mortal poco frecuente, es importante tenerla en cuenta y seguir las recomendaciones de los especialistas de limpiar las heridas leves, preferiblemente con agua fría, jabón desinfectante y una toalla limpia para asear los alrededores de la herida.
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