Estamos acostumbrados a encontrar máquinas de vending en cualquier lugar y ofreciéndonos los más variados objetos. Las hay que venden chancletas, cascos para ir en bicicleta, paraguas, libros, accesorios para ordenador, leche fresca, cangrejos a punto para cocinar e incluso una caña de cerveza. Pero, ¿quién fue el primero que ideó una máquina para vender? ¿Qué es lo que vendía? Comúnmente se cree que las primeras se desarrollaron en el siglo XVIII en Inglaterra y vendían tabaco y goma de mascar, sin embargo en Supercurioso hemos averiguado que esto no es totalmente exacto: La primera máquina de Vending se instaló en un templo, en el siglo I d.C. y expendía «Agua Bendita». ¡Acompáñanos y averigua cómo funcionaba!
La primera máquina de Vending
La palabra «vending» es un neologismo que proviene del inglés y que sirve para designar el tipo de venta que se realiza a través de máquinas auto expendedoras, que se ponen en funcionamiento por diferentes medios de pago. Así pues, nos hemos tomado la libertad de llamar «máquina de vending» a la que idearon en Egipto, en el siglo I d. C., para expender agua bendita a los fieles que acudían a los templos.
El inventor del artefacto fue Herón de Alejandría, considerado uno de los mayores inventores y científicos de la antigüedad. Fue ingeniero y matemático helenístico y desarrollo su carrera en Alejandría, su ciudad natal, que en el siglo I d.C. formaba parte de la provincia romana de Egipto. Su mayor logro fue inventar la primera máquina de vapor o «eolípila», por la que en muchos círculos fue considerado un mago. Fue autor de numerosos tratados sobre mecánica, formuló de forma arcaica la ley que desarrollaría Newton sobre la «acción y reacción» y un sinfín de logros más. Es necesario mencionar, que algunos autores atribuyen la invención de la máquina expendedora de agua bendita a otro inventor y matemático de Alejandría llamado Ctesibio.
Sin embargo, lo que nos interesa en esta ocasión es la máquina que ideó para dar a los fieles agua bendita. Los fieles debían introducir una moneda de 5 dracmas y con ella obtendrían una pequeña cantidad de agua apta para realizar los sacrificios en los templos. La máquina era una caja que tenía una ranura en la que el fiel debía introducir la moneda. Ésta caía sobre una barra de metal que estaba en equilibrio; con el peso de la moneda se levantaba y tiraba de un hilo atado al otro extremo de la palanca y al tapón del dispensador de agua bendita. Cuando la moneda caía de la barra metálica, volvía a cerrarse el tapón y por tanto el caudal de agua. Al parecer este invento fue necesario, ya que los fieles cogían más agua bendita de la que pagaban y de esta manera se les daba la cantidad exacta.
Teniendo en cuenta que la primera máquina de vending que existió era para un fin religioso, no es de extrañar que una de las más curiosas que hemos encontrado esté colocada en una iglesia y expida «cirios». Aquí tenéis la fotografía de la máquina.
Si os ha gustado este artículo, quizá os interese leer el post: