En el desierto de California a finales de los 60, un culto del mal liderado por Charles Manson, se preparaba para llevar a cabo una de las matanzas más sangrientas del siglo XX.
Las drogas y el poder manipulador del fundador de la familia Manson motivaron a que los jóvenes miembros asesinaran a 7 personas, con la intención de desatar una guerra racial denominada por su fundador como Helter Skelter. ¿Qué fue de los integrantes de esta secta? Así transcurrieron sus vidas tras la barbarie perpetuada.
La familia Manson en la actualidad
Susan Atkins
Se trató de una de las seguidoras más fieles de Charles Manson, dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguir la aprobación de su líder. Inclusive dar la vida por su ‘mesías’ de ser necesario.
Susan Atkins, buscapleitos y adicta al LSD, se hizo miembro de la familia Manson a los 19 años. Participó activamente en los homicidios de Leno y Rosemary LaBianca. Además confesó haber asesinado a cuchilladas a la actriz Sharon Tate por estar “harta de escucharla rogando y suplicando” para que no le hiciera daño ni a ella ni al bebé de 8 meses que llevaba en el vientre.
Por su implicación en 7 asesinatos, fue condenada a pena de muerte el 29 de marzo de 1971. Una sentencia que si bien no pudo ser aplicada por el sistema penitenciario, debido a la conmutación de la pena capital por la cadena perpetua en California en 1972, la propia vida se encargaría de ejecutarla más tarde con un agresivo cáncer cerebral que afectó al 85% de su movilidad y terminó con su existencia a los 61 años.
Mary Brunner
Mary Brunner fue el primer miembro de la familia Manson y una pieza clave en el reclutamiento del resto de los afiliados a la secta que ensombreció a California en tiempos de ‘paz y amor’.
Antes de conocer a Charles Manson en 1967, Brunner trabajaba como bibliotecaria en Wisconsin. Pero poco después de sus encuentros, la mujer de 21 años lo abandonaría todo y seguiría ciegamente las ideas desquiciadas del fundador de la secta, con quien mantuvo una relación sentimental, la cual dio como fruto a un hijo, Valentine Manson. Ambos se marcharon en busca de la ‘familia’ con la que llevarían a cabo las brutales matanzas, en las que Brunner supuestamente no tuvo participación directa. A excepción del asesinato de Gary Allen Hinman que sí contó con su presencia.
Brunner fue arrestada y encarcelada junto a otros integrantes de la familia Manson en 1969. Sin embargo, a diferencia del resto, tuvo inmunidad judicial por el homicidio de Hinman. Testificó en contra de sus cooperantes, recortándose así su condena a seis años de prisión, por los cargos de robo a mano armada, robo de una tarjeta de crédito y exposición indecente.
Al salir del correccional de mujeres en 1977, Mary Brunner cambió de nombre y sobre ella no se supo jamás.
Charles ‘Tex’ Watson
Charles Watson pasó de ser una promesa del fútbol, un estudiante con méritos en la secundaria en Texas, a convertirse en homicida de la familia Manson.
El 8 de agosto de 1969 se coló en un domicilio ocupado por la actriz Sharon Tate, Abigail Folger, Wojciech Frykowski y Jay Sebring, en compañía de otros miembros de la familia. Esa noche mató de un disparo a Sebring y ató y apuñaló a Folger y a Sharon Tate. Fiel a las órdenes de Manson, las manos de Watson volvieron a mancharse de sangre el día siguiente con el homicidio del empresario Leno LaBianca y su esposa Rosemary.
Al igual que el resto de los integrantes de la familia, fue condenado a la pena capital, sustituida posteriormente por cadena perpetua. Y aunque desde 1971 permanece encarcelado, tras los barrotes fue capaz de continuar con su vida, contrayendo matrimonio y teniendo cuatro hijos. Por otra parte, se convirtió en ministro de una orden religiosa creada por él en prisión, muy lejana a la visión de Manson que desde hace unas décadas atrás rectificó, considerándola “destructiva”.
Bruce Davis
Davis fue la mente maestra detrás del funcionamiento de la familia Manson. A su cargo estaba la asignación de cédulas falsas con las que operaban los miembros de la secta. Asimismo, distribuía las tarjetas de créditos robadas que servían para financiar el culto de Manson.
Fue acusado por el homicidio de Donald Jerome Shea y estuvo presente en algunos de los asesinatos perpetrados por los seguidores de la secta. Con 74 años permanece en prisión, cumpliendo cadena perpetua. Desde hace décadas dice ser un hombre ‘nuevo’, convertido al cristianismo, con un doctorado en filosofía en su haber.
Davis ha batallado prolongadamente por conseguir la libertad condicional, pero cada una de sus peticiones han sido revocadas especialmente por el gobernador Edmund G. Brown, quien lo considera “un peligro para la sociedad”.
Lynette «Squeaky» Fromme
El uso de drogas y el alcohol influenciaron a Lynette Fromme a que se distanciara de una prometedora carrera como bailarina que la llevó a presentarse en la Casa Blanca y a realizar un tour por Estados Unidos y Europa, para acercarse al Rancho Spahn junto a los miembros de la familia, acogidos por Charles Manson con su filosofía apocalíptica.
Fromme no participó en los asesinatos de Tate y LaBianca, pero estuvo junto a otros seguidores del culto en las afueras del juzgado en apoyo a sus compañeros enjuiciados y en los intentos de impedir el encarcelamiento de Manson. Por esto fue a prisión durante poco tiempo. Aún así, su destino no sería distinto al de los otros seguidores de la sanguinaria familia de Manson castigados por la justicia.
En 1975 también sería condenada a cadena perpetua, aunque por razones diferentes. Fromme intentó asesinar al presidente de los Estados Unidos Gerald Ford con una pistola calibre 45. No obstante, a pesar de su actitud violenta y sus vinculaciones con grupos extremistas, en 2009 se le otorgó la libertad condicional y se encuentra en libertad desde entonces.
Patricia Krenwinkel
Se convirtió en la reclusa con mayor estancia en la cárcel de mujeres de California después de la muerte de Atkins, en 2009.
Patricia Krenwinkel, responsable de asesinar a Abigail Folder y de participar en el homicidio de los LaBianca, ha tenido oportunidades de salir de prisión bajo libertad condicional por su perfil de buena conducta dentro de la cárcel. Pero la sociedad no ha sido capaz de olvidar los crímenes de naturaleza bestial en los que estuvo implicada. Mucho menos las sonrisas cínicas que adornaron los rostros de Patricia, Susan Atkins y Leslie Van Houten durante el juicio, a pesar del terror y el dolor que ocasionaron a las víctimas y familiares.
Clem Grogan
Para la familia Manson, Glem Grogan era un “tonto” poco respetado, a pesar de tratarse de uno de los miembros más antiguos de la secta. Quizá por esto a Grogan se le ordenaba esperar en el coche durante los asesinatos.
A excepción del homicidio de Donald «Shorty» Shea en 1969, actor, cuyo cuerpo desmembrado por Grogan, Manson y Davis fue encontrado por la policía en 1977, con la ayuda del mismísimo Grogan. Por este crimen fue condenado a la pena capital, posteriormente sustituida a cadena perpetua, después de que el juez James Kolts alegara que Grogan era “demasiado estúpido” y “drogadicto” para matar a alguien por voluntad propia. En 1985 fue liberado de prisión y se dedicó a la música.
Linda Kasabian
Linda Kasabian fue abandonada por su esposo cuando esperaba a su segundo hijo. Quedó desprotegida y desconsolada hasta que una amiga le habló sobre un rancho habitado por un grupo de hippies. Allí se dirigió el 4 de julio de 1969 y conoció a la familia Manson.
Su trabajo era vigilar y esperar fuera de las casas asaltadas por los miembros de la secta, pero nunca participó en los asesinatos. Kasabian despertó del hechizo de Charles Manson y la familia cuando escuchó los gritos de las víctimas siendo asesinadas en la casa de Sharon Tate. A los dos días de estos crímenes decidió marcharse a Nuevo México.
Kasabian no fue imputada por ninguno de estos cargos al servir como cooperante en el juicio de la familia. En los años posteriores sufrió de acoso por los medios, sin embargo prefirió mantener un perfil bajo negándose a ofrecer entrevistas. No fue hasta el 2009 que accedió a participar en el documental Manson, aunque protegiendo su rostro para evitar ser reconocida en la actualidad.
La mayoría de los ex miembros de la familia Manson han dado muestra de arrepentimiento por haber sido parte de toda esta locura ideada por Charles Manson, justificando sus actos con el excesivo uso de sustancias psicoactivas, que abundaban en las reuniones en el Rancho Spahn donde se orquestaban los planes siniestros.
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