Fumar es una adicción, todos lo sabemos, y es que en el tabaco se encierra precisamente esa compleja dualidad en la que todos tenemos la oportunidad de adquirir libremente un producto que, a largo plazo, nos va a quitar la vida. Y lo que es peor: somos conscientes de ello.

La industria del tabaco se embolsa cada año millones y millones de dólares, los gobiernos se enriquecen con sus impuestos y a su vez, deben invertir otras grandes cantidades para atender a todos los enfermos que causa la adicción a los cigarrillos. Enfermedades de corazón, más de veinte tipos de cáncer, derrames, enfisemas… ¿Vale la pena? Desde luego que no, pero ahí está la tentadora bruja de la adicción, esa que nos esclaviza, que nos encandila y obliga a permanecer unidos a la nicotina casi de por vida porque no podemos liberarnos, o sencillamente, no queremos.

El tabaco mata

Pero ¿Existe la posibilidad de crear un tabaco menos dañino?

Stephen Hecht, científico del Centro de Cáncer de la Universidad de Minnesota, especialista en los carcinógenos del tabaco nos dice que la posibilidad de diseñar un cigarrillo con menos efectos negativos es casi imposible: “El humo del tabaco, por ejemplo, es un cóctel de al menos 4.000 elementos dañinos y 70 carcinógenos conocidos.

¿Cómo reducirlo? Es muy difícil, y además está el hecho de que las personas “siguen queriendo fumar aun sabiendo las consecuencias».

De hecho existen muchos, muchísimos intentos recientes de crear un cigarrillo más seguro, pero el problema básico es que ya existen componentes cancerígenos en las propias hojas de tabaco: arsénico, cadmio, metales…incluso polonio en los pelillos de la propia planta. Y lo que es peor, cuando las hojas se secan aparecen otros componentes que al encender el cigarrillo y quemarlo, se suceden una serie de reacciones químicas terriblemente cancerígenas.

Además está el hecho del modo en que “consumimos el tabaco”. No es lo mismo digerirlos como el resto de alimentos donde, por ejemplo van a atravesando una serie de órganos donde las enzimas filtran buena parte de esas sustancias, sin embargo, si chupamos y aspiramos, las sustancias cancerígenas van directamente a los pulmones y entran libremente en la sangre sin filtro alguno.

Pero ¿Existen alternativas?

-Snus, el tacabo sueco: Se trata de un estimulante, un compuesto de tabaco muy picado con agua, sal y algunos aromatizantes. Se trata de unas bolsitas en las que se coge un pellizco del “snus” y se coloca en el labio superior. Pasa directamente a la sangre y produce un efecto estimulante. No hay humo, y ahí está lo importante, reduce en una parte importante el riesgo de padecer un cáncer… pero ojo, no lo evita. Es más, estudios recientes revelan que tienen un mayor riesgo de derivar en un cáncer de páncreas, así que seguimos sin conseguir nada.

Tabaco Snus

-Cigarrillos electrónicos: Están de moda, todos los hemos visto en la televisión en boca de famosos, es habitual ver a nuestros amigos con esos elegantes instrumentos de los que emanan breves bocanadas de vapor, a desconocidos por la calle seguros por estar consumiendo un producto que, aparentemente casi no tiene consecuencias para la salud, vendiéndose como terapias de reemplazo al cigarrillo ordinario. ¿Pero es realmente inocuo?  Los neumólogos advierten que algunas de sus sustancias son idénticas a las de los cigarrillos normales, es más, puede que en muy corto tiempo acaben provocando cambios en los pulmones que no conocemos aún, dado que no se tienen todavía estudios claros sobre sus efectos. Lo que sí está claro es que tienen dos componentes que son claramente cancerígenos: dietilenglicol y nitrosaminas.

Cigarro electronico

¿Existen algún modo de fumar que sea seguro?

No.  Los cigarrillos light por ejemplo, a pesar de contener menos alquitrán siguen siendo peligrosos, las personas que compran tabaco para liar porque es más económico siguen teniendo los mismos riesgos, y aquellos que adquieren cigarros “completamente naturales” sin químicos ni aditivos, tienen los mismos peligros que el resto. La base está en el humo, esa lengua semiinvisible que tanta elegancia dotaba a los actores de los años cuarenta y cincuenta, tiene en su velo envenenado las toxinas suficientes, el alquitrán y los componentes necesarios para ir quitándonos la vida calada a calada.

Así que ya sabéis, todo el mundo a dejar de fumar!