Vivimos en un mundo de ansiedades en el que es casi imposible concentrarse en el presente, y estar verdaderamente presente. Sin duda esta situación no escapa de la intimidad, un sitio donde a muchos les cuesta concentrarse en algo más que en la tan anhelada meta llamada ‘orgasmo’. ¡Te contamos sobre el Sexfulness y cómo puedes cambiar eso!
Sexfulness, una práctica que te ayudará a mejorar tu vida sexual
Para entender el sexfulness, es necesario entender su base, el mindfulness, una vertiente derivada de la cultura budista que plantea, básicamente, la atención consciente, es decir, prestar atención, a cada momento, a los pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente alrededor, aceptándolos, es decir, sin decidir si son correctos o no.
Ahora bien, el sexfulness es la aplicación de todo lo mencionado, en el ámbito sexual, lo que implica una consciencia plena de las cosas que encuentras placenteras y de disfrutar el segundo a segundo de la actividad, sin tener únicamente en la mente la búsqueda del orgasmo.
¿No suena glorioso? ¡Creemos que sí! Ahora bien, ¿cómo podemos llegar a eso?
No es tan fácil como parece. Esto se debe a que nos dejamos aturdir por nuestras sensaciones y nos preocupamos por muchas cosas al mismo tiempo, incluso durante el acto sexual. Es muy importante que escuches a tu cuerpo. Una persona que no practica sexfulness se deja llevar por sus ansiedades y deja de disfrutar de las sensaciones de una práctica tan placentera como puede ser el sexo. Por ello es importante aprender a escucharte, lo que quieres, lo que sientes y aprender a tener los sentidos alerta durante la actividad sexual. Como regalo, crearás relaciones más profundas con tu pareja, tendrás más conocimiento de tu ser y lo que tu cuerpo y mente registran y quieren, así como poder alcanzar orgasmos muchos más potentes que involucran una armonía entre la mente y el cuerpo.
¿Es lo mismo que el slow sex o sexo lento?
Ciertamente tienen mucho en común, pero el sexfulness es exactamente un compendio de actitudes, pensamientos y prácticas que derivan directamente del mindfulness. El sexo lento por lo general solo involucra un tiempo, y velocidad de la actividad sexual. Sin embargo, ambos conceptos tienen en común el disfrute paso a paso del sexo, las caricias, los actos que dan morbo o placer, así como una consciencia plena de esa conexión que existe en la pareja y que se fortifica con un acto que no sólo se basa en las sensaciones físicas, sino en todo aquello que rodea y comprende, desde el más dulce beso, pasando por miradas, hasta la sensación del orgasmo.
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