El protocolo que rodea muchas de las que se llevan a cabo en el Vaticano sorprenden a la mayoría de creyentes y no creyentes. Los ritos que se siguen cuando se elige un nuevo Papa están entre los más conocidos y si tienes algunos años, seguro que has visto salir por la chimenea vaticana la «fumata bianca». En Supercurioso os hemos hablado de algunos de los Papas más conocidos y en un post reciente de la silla gestatoria que fue la manera en que se movían los Papas antes de que existiera el «Papamóvil». Investigando sobre ese incómodo artilugio, topamos con un «asiento» extremadamente curioso y que nos sorprendió: la Silla Estercoraria.
La Silla Estercoraria, de la que aún se conservan algunos ejemplares, servía al parecer para comprobar que el Papa tenía testículos y se utilizaba una sola vez, inmediatamente después de la elección del nuevo pontífice. Acompáñanos a averiguar cómo se utilizaba y la frase que se decía una vez comprobado que «tenía dos y colgaban bien».
La Silla Estercoraria
El nombre oficial era «Sedia Estercoraria» y el elegido debía sentarse en ella mientras un diácono introducía su mano por debajo de la silla y comprobaba que el nuevo Papa tenía atributos viriles. Una vez confirmado el sexo del sujeto, el diácono proclamaba: «Duos habet et bene pendentes» que significa en latín que «tiene dos y cuelgan bien». Existen otras frases similares para la proclama como: «Testiculos habet» o «Testes habet et bene pendentes». Los asistentes a la cermonia contestaban diciendo: «Deo Gratias» (Gracias a Dios).
La leyenda de la Papisa Juana y la Silla estercoraria
Durante mucho tiempo se dijo que el motivo de que fuera utilizada la silla estercoraria se debía a que en el siglo IX una mujer llamada Juana había llegado a ocupar el trono de San Pedro. La leyenda cuenta que la curia y todo Roma averiguaron que era mujer cuando, en una procesión por la calles de la ciudad, se puso de parto. Tras este hecho y para que no volviera a ocurrir, se comprobaba tras cada elección que el nuevo pontífice tenía los atributos de un varón.
Muchos historiadores afirman que esta ceremonia jamás existió y que las sillas estercorarias que se exhiben en los Museos Vaticanos y en otros museos del mundo son en realidad antiguos váteres sin agua al estilo de los que tenían los antiguos romanos adinerados. Para ellos esta historia se inventó en la Edad Media para explicar la existencia de esas curiosas sillas. Sin embargo, existen gravados de la ceremonia y es especialmente conocido el de la Prueba de masculinidad del Papa Inocencio X en el siglo XVII.
¿Qué opinas? ¿Crees que realmente pudo existir esta ceremonia y que el uso de la silla estercoraria era realmente ese? ¡Comparte con nosotros tu opinión! Si quieres conocer otras curiosidades vaticanas, te invitamos a leer el post: Stufetta del cardenal Bibbiena: ¿pornografía en el Vaticano?