¿Sabes algo del sudoku, ese pasatiempo tan de moda actualmente y que, aseguran, mejora la actividad cerebral? Desde Supercurioso te invitamos a dar un repaso por sus curiosos orígenes y a ver de qué va este juego.

Concepto mágico, concepto numérico

Las matemáticas, o el estudio de ellas, han estado siempre asociadas a la astronomía, al cálculo de las cosas e incluso a la magia. El concepto del que se deriva el juego del sudoku está indudablemente ligado a los primeros cuadrados mágicos que se usaban en antiguas civilizaciones, como la egipcia, la china o la árabe.

Hay una leyenda que cuenta que un primer cuadrado mágico surgió 2.300 años a.C., y lo descubrió un emperador, posiblemente perteneciente a la primera dinastía china, la Xia. El hermoso relato indica que este cuadrado estaba grabado en el caparazón de una tortuga, que se bañaba tranquila en las orillas del río Amarillo.

Muchos siglos después, la idea del cuadrado mágico la transmitieron los chinos a los árabes, seguramente a través de la India, en el siglo VIII de nuestra era.

Orígenes curiosos y occidentales del sudoku

Pero ya en la modernidad, un matemático suizo, muy hábil, trabajó en los cuadrados de números. Se trata de Leonhard Euler, que vivió en el siglo XVIII, entre los años 1707 y 1783. Claro que no creó el juego como lo conocemos hoy en día, pero sentó las bases para el cálculo de probabilidades en cuadrados latinos.

Si quieres saber qué son los cuadrados latinos, te diremos que es una matriz de x elementos donde cada casilla la ocupa uno de los elementos: es decir, cada uno de los elementos aparecerá sólo una vez en cada columna y en cada fila.

En 1970, en Nueva York existía una editorial, Math Puzzles and Logic Problems (“Rompecabezas matemáticos y problemas lógicos”) que publicaba una sección denominada Number Place (o “lugar del número”), donde colocaría enigmas matemáticos semejantes al sudoku actual; pero no fueron tomados muy en cuenta, por lo que el juego como tal cayó en el olvido.

rompecabezas

Para 1984, un periódico japonés llamado Monthly Nikolist inauguró una sección de pasatiempos titulada Sūji wa dokushin ni kagiru (que literalmente querría decir “célibe” o soltero, y que se traduce como “los números deben estar solos”). Este nombre afortunado se lo puso el presidente del periódico, y luego se abrevió a Sūdoku (sū: número; doku: solo).

A partir de esta fecha, y con dos variaciones importantes que el periódico japonés implementó –como la cantidad de cifras hasta un máximo de 30 y que las celdas con pistas estarían dispuestas en forma simétrica–, el sudoku se extendió por todo Japón. Hasta que un juez británico de la corte de Hong Kong, Wayne Gould, en unas vacaciones en este país en 1997, encontró una revista de sudokus y decidió llevársela a Europa.

The Times publicó el primer pasatiempo en 2004, tres días después The Daily Mail copió el juego y luego la prensa británica y mundial se apoderaron de este maravilloso “rompecabezas” numérico hasta prácticamente ofrecerlo en cualquier kiosco de cualquier ciudad.

Nuestro cerebro más saludable

Es llamado también “el juego de la inteligencia”. Se trata de rellenar 81 casillas con números del 1 al 9 sin que se repitan ni en las filas ni en las columnas.

sudoku portátil

Para resolverlos se utiliza la memoria asociativa, que es la que nos permite descubrir patrones de una pista parcial. Es más, no sólo estimula la mente sino que mejora la memoria.

A través de este juego se ejercita la mente, e incluso hay personas a quienes la práctica cotidiana mejora sus capacidades matemáticas.

Claro que no sólo el sudoku sirve para mantener activa nuestra capacidad cerebral: leer, escribir, aprender otro idioma, sacar crucigramas… todas estas actividades son benéficas para nuestro cerebro.

Pero, sin duda, cuando solucionamos un problema de sudoku, nuestras vías nerviosas cerebrales se activan de maneras muy complejas.

Si te interesa aprender a jugarlo, te dejamos algunas direcciones:

http://www.sudoku-online.org/, http://www.sudokumania.com.ar/

iphone sudoku

Tal vez quieras aprender más de tu cerebro leyendo sobre lo que le sucede cuando escribimos.