Si eres de las personas que acumulas cosas, y tu casa y tus armarios están llenos de objetos que ya no usas –y que te resistes a desechar–, es posible que estés al comienzo de un trastorno, el del acumulador compulsivo.
Pero no te alarmes, que todos o casi todos, tenemos problemas para deshacernos de nuestras cosas personales, ya que las damos valor emocional. Sigue leyendo y entérate de cómo puedes tirar esos objetos que ya no usas.
¿Te cuesta desprenderte de la ropa vieja y otros objetos que ya no usas? Descubre por qué
Muchas, muchísimas personas se resisten a las “limpiezas” profundas, ésas en las que regalan, venden o tiran una gran cantidad de cosas que ya no utilizan. La excusa más extendida es la de: “quizá lo necesite en algún momento, más adelante”, pero ni vuelves a usar esa camiseta, ni preparas más comidas en el wok y tampoco relees esos cientos de revistas que has comprado a lo largo de los años.
Hasta el feng shui recomienda “liberarse” de estas cargas: para que lo nuevo entre es preciso hacerle espacio. No se trata, por supuesto, de tirar fotografías familiares, cuadros u objetos de arte, sino de jerarquizar y catalogar estas cosas. La Asociación Americana para la Ansiedad y la Depresión apunta que el 30% de la población “ejerce” algún tipo de coleccionismo sin sufrir ningún problema, pero es obvio que en algunas personas la incapacidad de tirar objetos es mucho más grave, y pueden guardar desde bolsas de plástico hasta papeles con los que han envuelto regalos…
El factor sentimental y el hecho de pensar que eso que guardas te puede ser útil en un futuro, son las razones más comunes por las que no puedes tirar los objetos que ya no usas. Tirar algo que alguien especial te regaló (y que en la mayoría de los casos ya no es especial, u ocurrió hace muchísimo tiempo, como tarjetas del primer novio o novia), o que compraste en un viaje, puede significar para algunas personas olvidar a ese alguien o el momento que vivieron. Hay una frase que rueda por allí (y que no sabríamos a quién atribuir) y que dice: “si necesitas un objeto para no olvidarte de alguien, es que ya lo olvidaste”. Porque la memoria, y la memoria emotiva, no necesita de accesorios para recordar.
Por eso acumular ropa, cachivaches, adornos, entradas para teatro, conciertos y cines, y el hecho de que no puedas deshacerte de eso, conlleva a un posible trastorno por acumulación.
Este trastorno es crónico y progresivo; los síntomas aparecen por lo general en la adolescencia y aumentan en gravedad con el tiempo. A los 20 años suele afectar el funcionamiento diario y ya a partir de los 30 puede causar un impedimento clínico significativo, tal y como lo señala el psicólogo clínico y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, José Antonio Portellano Pérez.
Y según June Saruwatari, en su novedoso libro [easyazon_link identifier=»B01K14VBL6″ locale=»ES» tag=»supercurioso07-21″]Behind the Clutter[/easyazon_link], lo que se esconde tras esa acumulación es una carga emocional que poco a poco va creciendo; esa carga emocional ocupa espacio físico en nuestras vidas y el desorden mental nos impide sentirnos productivos y felices.
Para ella, el orden no sólo se trata de conseguir armarios y escritorios limpios, sino de aliviar el peso de arrastrar relaciones, asuntos y planes pendientes. Planteó una curiosa forma de “arreglar” y equilibrar esa carga que nos hace aferrarnos a objetos que ya no usamos, y que en lugar de motivar, se convierten más bien en talismanes de culpa y vergüenza.
Esta forma de poner orden se asemeja a la de otra descendiente de japoneses, Marie Kondo, quien se centra en la simplicidad y en mantener sólo aquellos elementos que aportan algo positivo a tu vida. Para ello, deberás comenzar con un objeto a la vez, y ser todo lo honesto posible contigo mismo.
Tomas esa chaqueta, o esos jeans que esperan por un cuerpo más delgado, o cualquiera de los objetos que ya no usas, y lo “analizas” bajo cuatro preguntas: ¿necesitas honestamente ese artículo?, ¿te gusta en verdad?, ¿tiene algún tipo de importancia en tu vida?, ¿sirve para algún propósito?
Si la respuesta a esas preguntas, mayoritariamente, es “no”, es hora de deshacerte de ese objeto y pasar al siguiente. Saruwatari dice:
“Cuando empiezas conscientemente a prescindir de cada cosa, sabiendo que existe una conexión emocional, vas a sentirte mejor”.
Se aclarará una parte importante de tu vida, y harás espacio a aquello que está por llegar. Por supuesto, se requiere ser despiadadamente sincero, y no mirar atrás. Aprende a regalar, vender o tirar los objetos que ya no usas y te sentirás libre y más productivo. Recuerda: ese espacio físico que las cosas ocupan, es también un espacio mental y emocional que arrastras contigo.
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