Hablar de quién fue Gengis Kan es reconocer a uno de los conquistadores más grandes de todos los tiempos. Brillante estratega y sanguinario guerrero, fue el principal responsable de erigir el poderoso Imperio Mongol. Dominó un territorio tan amplio que llegaba del Océano Pacífico hasta el Mar Caspio. Su vida estuvo plagada de conquistas y las más crueles batallas. Pero la muerte de Gengis Kan es también y por sí misma, todo un hecho histórico. Uno de los misterios que la historia no ha logrado resolver es el lugar donde fue sepultado el Gran Kan. Hoy en Supercurioso nos animamos a investigar, y te contamos lo que se dice sobre la misteriosa tumba de Gengis Kan.
Los historiadores creen que posiblemente fuera enterrado con grandes riquezas traídas de todos los lugares de su imperio y que su tumba se encuentra a más de 20 metros bajo tierra, cerca de su lugar de nacimiento en las montañas de Burkhan Khaldun. Sigue leyendo y conoce toda la verdad sobre la leyenda que se teje alrededor de la tumba de Gengis Kan.
Antes de comenzar, cabe señalar que una de las frases de Gengis Kan dice: Si mi cuerpo muere, deja que muera mi cuerpo, pero no dejes que muera mi país. Algo que daría muestra de fuerza guerra a la hora de morir. Ahora sí, empecemos.
La vida y muerte de Gengis Kan
Gengis Kan nació en Dulun Boldak, un valle entre Mongolia y la Rusia asiática, en 1162. Su nombre de nacimiento era Temüjin que significa «el mejor acero». Unificó las tribus nómadas mongolas y se lanzó a la conquista del mundo, llegando a ser el Kan del imperio continuo más extenso que haya existido jamás.
Si bien fue un conquistador extremadamente cruel y sanguinario a la vez promulgó un código llamado «Yassa» que defendía la tolerancia religiosa y eximía a todos los clérigos, sin importar a que religión pertenecieran, de pagar los impuestos a los que estaban sometidos los ciudadanos de su imperio. También decretó leyes prácticas como la prohibición de orinar y lavar en el agua corriente y condenó con la pena de muerte delitos como el espionaje, el robo o la deserción.
La muerte de Gengis Kan fue pensada y analizada. El Gran Kan había dicho que al morir debía ser sepultado en secreto, en una tumba sin marcas ni señal alguna. La leyenda empezó tras su muerte, ocurrida en agosto de 1227, a los 65 años y durante la caída de la capital del reino Xi Xia, en el noroeste de la actual República Popular China. Para cumplir su deseo, un ejército de soldados mongoles transportó su cadáver de regreso a su tierra. Cuenta la leyenda que mataban a todo aquel que se cruzara en su camino a fin de esconder la ruta por la que transportaban el cuerpo del caudillo.
Las leyendas sobre la tumba de Gengis Kan
Son varias las leyendas que se tejen sobre la última morada del líder Mongol. Se cuenta, por ejemplo, que, un vez sepultado, la tumba de Gengis Kan fue pisoteada por 1.000 caballos para que cualquier señal fuera borrada y jamás se pudiera localizar. Lo hicieron tan bien, que casi 800 años después nadie lo ha conseguido.
También cuenta la leyenda que los esclavos que la construyeron fueron masacrados y los soldados que acabaron con ellos también fueron asesinados, quedando un reducido número de personas guardando el secreto.
Otra leyenda relacionada con la tumba de Gengis Kan cuenta que un río fue desviado de su curso y se lo hizo discurrir sobre la sepultura para que jamás pudiera ser encontrada.
Otras historias dicen que sobre ella se plantaron cientos de árboles para ocultarla. Si viajas a China podrás ver el «Mausoleo de Gengis Kan» en la región de Mongolia Interior. Es un templo dedicado a la muerte de Gengis Kan, la memoria del conquistador. Pero es un cenotafio o tumba vacía. Guarda únicamente algunos objetos relacionados con su figura.
¿Por qué una tumba anónima?
La muerte de Gengis Kan llegó después de que ya se había convertido en una leyenda universal. Siendo así, resulta extraño su deseo de anonimato post mortem. ¿Por qué pidió el Gran Kan ser enterrado en una tumba sin marcas ni señales que indicaran quién reposaba en ella? Quizá pienses que temiera que alguno de los muchísimos enemigos o de los descendientes de estos acudiera a su sepulcro para profanarlo, pero los historiadores opinan que simplemente seguía las costumbres de su pueblo. Las tribus nómadas mongoles eran muy pobres y no tenían grandes personajes que sepultar en tumbas espectaculares. Seguían la tradición de enterrar a sus muertos en tumbas sin marcas ni señales y olvidar tanto sus nombres como sus identificaciones.
Según algunos expertos, posiblemente fuera enterrado como los caudillos de las tribus xiongnu, ancestros de los mongoles, que eran sepultados en cámaras a más de 20 metros de profundidad y únicamente señaladas por un cuadrado de piedras.
Las tumbas encontradas de estos caudillos han revelado que eran sepultados con grandes riquezas. De hecho, la última de las leyendas relacionadas con la tumba de Gengis Kan que hemos recogido explica que algunos años después de su muerte, el sepulcro fue encontrado y saqueado. ¿Cómo fue? Ocurrió debido a que el Kan fue enterrado con el cuerpo de un joven camello. Según esa leyenda, la madre del camello quedó llorando durante años sobre la tumba de su hijo y así fue localizada y expoliada.
¿Dónde está la tumba de Gengis Kan?
En el paisaje mongol es prácticamente imposible localizar la tumba de Gengis Kan. Algunos historiadores creen que podría encontrarse en uno de los cinco picos de las montañas Burkhan Khaldun, situadas a unos 160 kilómetros al noreste de Ulán Bator. Ello debido a que Gengis Kan se escondió en ellas cuando era joven y prometió volver tras su muerte.
Los mongoles actuales se han opuesto firmemente a todas las expediciones que han tratado de encontrar la tumba de Gengis Kan. No les importan los tesoros que pueda ocultar, quieren preservar la memoria y respetar los deseos del fundador del primer Imperio Mongol.
¿Qué opinas tú? ¿Crees que sería interesante encontrar la Tumba de Gengis Kan o es mejor respetar sus deseos? Si quieres saber más sobre el país natal del Kan, te invitamos a leer el post donde te contamos las mejores curiosidades de Mongolia. ¡Hasta la próxima!